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22/07/10: Obrajillo y su encanto

Paraíso de los aventureros, lugar perfecto para los amantes del trekking o simplemente ideal para los enamorados de la naturaleza. Obrajillo, a escasos 3 kilómetros de Canta y a tres horas de Lima, se ha hecho de un espacio en la agenda de los turistas de la capital limeña.

Dos curiosos caballos presencian nuestra visita a Obrajillo, Canta. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Por cosas del destino, durante mi último viaje a Canta, oí hablar de Obrajillo, de sus verdes y altas montañas perfectas para deportes como el trekking, pero grande fue nuestra sorpresa cuando nos fijamos que, además de promover los deportes de aventura, el entorno natural y campestre, nos hacía comprender cuán importante es la familia, aquella necesitad de pasar una buena tarde junto a los tuyos.

Ciudad de Obrajillo vista desde Canta. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Los habitantes de Obrajillo aprovechan muy bien este beneficio de la naturaleza por ello han dispuesto muchos restaurantes y paseos a caballo. Los visitantes, por su parte, en su visita a este valle cruzado por el valle del Río Chillón, se han sometido a su encanto de pequeña ciudad sin ninguna resistencia: pueden remontarse a un ambiente de antaño por sus calles rodeadas de casonas con balcones que elegantes lucen y hacen recordar la prosperidad del distirto de Canta y Obrajillo cuando eran importantes centros de abasto de las minas de Cerro de Pasco.

Al tiempo de embriagarme con este paisaje me quedo con la conclusión en que todo lo que queremos contemplar está al frente de nuestras narices.

En tiempos de feriados largos y descansos, los jóvenes aprovechan el tiempo libre para reunirseéndose con sus amigos de la toda la vida en un camping. Inclusive, algunos eligen a Obrajillo como punto de diversión para año nuevo, razón por la cual son esos días cuando las visitas llegan al límite. Es tan diversa está zona que caminando un poco más podemos llegar hasta San Miguel, un pueblo de los alrededores.

Una vez montado en mi caballo, empiezo a abrir paso hacia el mirador de la ciudad y me doy cuenta que he descubierto un nuevo paraíso. ¿Usted se anima a conocerlo? Deja aqui tus comentarios. Leer más »

17/07/10: Pachacútec y recuerdos de mi visita

Me asomo por el bus. Estoy en Pachacútec, mi destino. Una intensa brisa acaricia mi rostro. Observo el paisaje y entiendo por qué la pobreza no es la mejor opción para vivir. Claro, uno suele decir que no es pobre y que por lo tanto no vive en la pobreza, pero sin darnos cuenta, vivimos entre la pobreza, entre lugares como Pachacútec.

Pachacútec, ubicado al norte de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Muchos niños caminan descalzos por las arenosas calles que aún desconocen lo que es el pavimento; las casas forman parte de ese escenario incipiente, gris, de los grandes asentamientos humanos de la capital. Ellas parecen tener autoridad propia, reglas en común que sus habitantes imponen y que el Estado acepta con una indiferencia que va creciendo. Se levantan si ven algo injusto, se juntan por los ideales que buscan. Son más que parientes. No solo los une la forma de vida. Sus vidas también son dignas de elogio, de superioridad provinciana. Son muestras de que en el lugar más remoto se pueden realizar nuestros sueños, aquellos que nos han asesiado en más de una noche y que son la prueba de que aspiramos siempre a algo mejor. Varios grandes comerciantes, empresarios provienen de estos lugares. La realidad es muy extrema en el caso Pachacútec. Sin embargo, personajes como Gastón Acurio vienen apostando e impulsando un desarrollo profesional importante en estas zonas.

Transcurso en Pachacútec. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »

25/05/10: La casona El Buque y su callejón

Un vestigio de la otrora arquitectura monumental de la Lima del siglo XIX. Esta residencia ubicada en el cruce de los jirones Junín y Cangallo en los Barrios Altos, más conocida como el “Buque”, fue el primer conjunto habitacional o “quinta” de Lima del siglo XIX. A pesar del reconocimiento, esta casona se está perdiendo poco a poco.

Casona El Buque. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Son más de las tres y seguimos nuestro camino por las angostas calles de Barrios Altos, hemos pasado ya el Barrio Chino y la Plaza Italia para subir hasta el Jr. Junín. Cada vez más cerca del centro tradicional de Barrios Altos. Con el pasar de los minutos, vemos a la cercanía a la piedra de la Horadada. Es señal que hemos llegado al callejón de “El Buque”.

A simple vista se puede apreciar que esta imponente casona de tres pisos llamada así por la gente del lugar -por la curiosa forma de su construcción- está adornada por unos antiguos pero descuidados balcones. Sus altos portones están acompañados de desperdicios que le dan a la fachada un reflejo de un lugar olvidado y a la vez triste. Cuentan sus inquilinos que en sus interiores, el piso y la escalera eran de mármol. Además de las barandas que eran hechas de bronce.

Desde el Callejón del Buque. Foto: Marco Gamarra Galindo

Recorrer este popular rincón barrioaltino es volver a aquellos tiempos en que este conjunto habitacional posiblemente el más antiguo de toda Latinoamérica durante el siglo XIX, era morada de los intelectuales que vivían enamorados de Barrios Altos; donde también se armaban grandes jaranas criollas llenas de picardía que acababan el día siguiente.

Vista general del Callejón de El Buque, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo

De la misma manera que ha afrontado los diversos terremotos que han asolado Lima, “El Buque”, permanece en pie como no queriendo llevarse consigo todas las historias y anécdotas de la antigua Ciudad de los Reyes. Esperamos que las autoridades se pongan a derecho junto con los inquilinos para que puedan encontrar una solución temprana al deterioro y abandono del emblema de Barrios Altos, “El Buque”. Leer más »

29/04/10: Cuando me interno en los barrios peligrosos de Lima

Mi gusto por la fotografía no conoce límites, y es que a pesar de no haberme influido tanto como para arriesgarme en una valiente carrera de corresponsal de guerra, me ha internado muchas veces en los tugurios y barrios de peligro capitalinos, sólo con la finalidad de obtener algunos retratos fotográficos de sus gentes, costumbres y tradiciones. En ese instante, mi pasión por ella aumenta considerablemente.

Balcón en el Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Caminar por las entrañas de Barrios Altos o el Rímac no es tan peligroso como se piensa si la travesía se hace en la mañana. A hora temprana, transeúntes ajenos de lo ajeno, comerciantes, fieles religiosos y perros multicolores rondan por las históricas y decadentes calles de sus respectivas urbes. Se percibe un raro sentimiento de soledad, entonces nos damos cuenta que somos nosotros los que realmente extrañamos a los “faites”. De todos modos, uno no debe confiarse ya que está fuera de nuestras manos el determinar en qué momento pueden aparecer y sorprendernos de una manera única, propia de ellos.

Larga vista hacia la iglesia Santa Clara, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo

En mi caso, prefiero sentirme como en casa a tal modo que no dudo en dar unos pasitos al ritmo de la música del momento: néctar no está en el cielo y suena a todo volumen en una radio en los alrededores de la Plaza de Acho. Lo más importante es quizás ir acompañado y no tener la cámara a la vista del mundo. Como diría mi amigo: “Guarda la cámara sino van a ser tan “frescos” de agradecerte por el regalito”

Faites en calle del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo

Sin embargo, hay momentos que no se ven dos veces y necesitamos registrados para la posteridad. Para esas oportunidades yo uso mi casaca a cierre. A pesar que el día sea soleado y tenga que caminar por una larga avenida, alameda o callejón rodeada de casonas e iglesias de siglos pasados, no dudo en usarla. Cuando quiero capturar los ambientes que se viven en dichos lares, tengo mi cámara en el cuello y lista mi casaca para ser cerrada si veo una amenaza. Si no ocurre esto último, la tengo ágil para tomar todas las imágenes que desee.

Casonas del Rímac. Foto: Marco Gamarra Galindo

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25/04/10: Capillita del Puente: la iglesia más pequeña del mundo está en Lima

Se trata de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y se ubica en la segunda cuadra del Jr. Trujillo, en el distrito del Rímac. Sus antiguos altares, su reducida nave y su peculiar reconocimiento son desconocidos por los limeños en general. Con el fin de difundir su existencia, visitamos esta capilla del siglo XVII, perteneciente alguna vez a un duque de la colonia.

Video: Marco Gamarra Galindo. Ubicación de la capilla Nuestra Señora del Rosario.

La capillita del Rímac fue posiblemente el primer templo que se levantó después de la Catedral. Sus dimensiones son de cinco metros de ancho, diez de alto y doce de profundidad. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Ernesto Ascher en su libro “Curiosidades limeñas” dedica un espacio a la historia de la conocida Capillita del Puente. Veamos. Leer más »

15/04/10: Un recorrido por la iglesia de la Buena Muerte

Aprovechando un poco la tranquilidad de Semana Santa, visitamos la barrioaltina iglesia de la Buena Muerte, ubicada en el cruce de los jirones Áncash y Paruro. La singuralidad de esta iglesia no se limita al nombre: su arquitectura resalta y evoca la belleza de los conventos limeños del siglo XVIII.

Iglesia de la Buena Muerte. Foto: Marco Gamarra Galindo

Al frente de la misma, se encuentra la Plazuela de la Buena Muerte y cerca las iglesias de las Trinitarias y Santa Clara.

Plazuela Buena Muerte. Es costumbre verla así en las mañanas. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Si tan sólo las autoridades diesen más importancia a zonas olvidadas como los Barrios Altos y el Rímac, la capital sería más turística, interesante e impresionante.

Interiores de la iglesia Buena Muerte, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

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11/04/10: Una visita a la Alameda de los Descalzos

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Fragmento de la canción ‘La flor de la canela’

Rímac, tan imponente pero a la vez tan olvidado. Visitarte es un viaje hacia lo pasado, añorado y querido. Sin duda, aquel barrio de antaño llamado popularmente como “San Lázaro” actualmente conocido como el Rímac, nos asombrará cada vez que pasemos por uno de sus callejones, alamedas, paseos o casonas. Ejemplo de arquitectura colonial e historias sorprendentes, el también conocido “Abajo el puente” nos espera.

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Foto: Marco Gamarra Galindo

Para conocer verdaderamente cómo era de la Lima de los siglos XVII y XVIII, debemos adentrarnos a este distrito, especialmente a la Alameda de los Descalzos, ícono del Rímac y del Centro Histórico. Este gran paseo fue construido en 1611 por el virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, quien tenía entre sus referencias, el respeto por los derechos de los indios.

Video para el Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio.

Con el pasar de los años, el lugar se volvió muy concurrido por la sociedad limeña de entonces. El virrey Amat y Juniet decidió reconstruirlo en 1770. La tradición oral afirma que lo hizo con la intención de sorprender a su amada la “Perricholi”, una bella huanuqueña que tenía en “trance” al virrey. Sin embargo, esta relación, en un principio, fue desconocida por la corona española, realidad contraria a la sociedad que sí conocía de estos amoríos. Este romance fue la “comidilla” de las recatadas señoras de la época.

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Si las pocas bancas que quedan de la Alameda de los Descalzos pudieran hablar, cuántas historias y relatos tan curiosos y misteriosos como la del virrey Amat y la “Perricholi” nos sorprenderían. Se cuenta también que en las noches, pasan fantasmas de viudas, suicidas, paganos y misteriosas congregaciones de almas en pena que desfilan alrededor de la alameda.

El andar garboso de las tapadas limeñas y los paseos afanosos de caballeros enamorados culminaron con una época gloriosa que se fue desvaneciendo hasta la llegada de la República. Ramón Castilla consciente de su deterioro le dio un nuevo y definitivo trazo unitario al ordenar la colocación de una verja de hierro forjado importado de la lejana Inglaterra en 1856. Esta remodelación también adornó a la Alameda de los Descalzos con 12 estatuas de mármol italiano que representan los signos del zodiaco y los meses del año. Además de cien bancas de mármol y varios jarrones elegantemente alineados.

Lastimosamente, muchas de estas reliquias se están perdiendo con el tiempo y la desidia de algunos habitantes. Se espera también el apoyo de las autoridades del distrito del Rímac como del INC [hoy Ministerio de Cultura]. No dudamos en que pronto veremos de vuelta aquel testimonio vivo lleno de aroma y tinte representativo de aquellas épocas de inspiración y deleite de poetas y cantores.

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Iglesia Santa Liberata, ubicada al costado de la Alameda de los Descalzos. Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más »

21/03/10: Las huacas del Valle del río Chillón

Muy lejos del Callao que hoy conocemos, existe una historia inédita que muestra la otra faceta de la única provincia constitucional del país: la prehispánica, aquella que se halla olvidada por las instituciones y vecinos. A través de este item deseamos que se preserven y cuiden estos centros arqueológicos, testimonio de los primeros peruanos.

Recorrimos junto a Nicolás Rodríguez López y profesores de distintos colegios de Ventanilla por un sinnumero de huacas de este valle de Lima para un reporte al Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio.


Murallas defensivas del valle Chillón. Foto de Marco Gamarra Galindo.

Huaca Cerro Culebras:

Construida por los Lima, entre los años 300-400 A.C., este centro urbano se destaca por estar ubicado en un lugar estratégico. Sin embargo, fue descubierta recientemente por el arqueólogo norteamerica Louis Stumer en la década de los 50s.

Su mayor aporte ha sido el Interlooking, técnica más reconocida del período Intermedio Temprano representada con diseños geométricos entrelazados. Una evidencia de ello es el mural polícromo de 28 metros dibujados con gruesas líneas oscuras, encontrado en sus interiores. Sin embargo, la indiferencia y descuido han sido pieza clave para que algunas de sus pirámides se hayan dañado. Además de la poca seguridad que existe en la zona a altas horas de la noche.

En cuanto a la forma de llegar, debe tomar la carretera a Ventanilla y bajarse en el paradero Inca Kola (cuyo nombre se debe a un inmenso cartel de tal bebida, que hace años fue retirado), antes de ingresar a la Refinería La Pampilla. A partir de este punto necesita tomar un mototaxi que lo llevará. Si desea visitarla, le recomendamos que vaya en grupo, preferible en la mañana y con alguien que conozca.

Huaca Rosada:

Este centro de adoración al fuego también llamado Pampa de los Perros, se caracteriza por emplear el color rosado en su estructura, razón por la cual se le conoce como Huaca Rosada. Su impactante parecido con la civilización más antigua de América, el Centro Arqueológico de Caral, es reflejada en su plazuela circular.

A partir de los últimos trabajos de investigación, se ha concluido que es anterior a la aparición de la cerámica, con una antigüedad de al menos 4500 años y es el único sitio de este tipo en la ciudad de Lima, solo comparable con las culturas precerámicas conocidas en la costa norcentral.

Una buena oportunidad de visitar este lugar es hacerlo juntamente con la Huaca Cerro Culebras ya que se hallan cercanas, en la margen derecha del río Chillón. Es recomendable hacer el trayecto con alguien conocido, para ello podría buscar algún guía que ofrece la Municipalidad de Ventanilla.

Huaca Respiro:

Perteneciente al Señorío de Collic o Collique, está ubicada en el límite distrital entre Ventanilla y San Martín de Porres, en el valle del río Chillón. La huaca data de 1200 a 1470 d.C. y está construida con enormes bloques de adobe. Además, se pueden hallar numerosos vestigios enterrados en su suelo ancestral.

Uno de los factores que traen como consecuencia un aspecto triste a esta antigua ciudad amurallada es el abandono, de tal manera que cualquier visitante puede encontrarse con telares de la época. Sin duda, una desidia que podría conllevar a una lamentable pérdida.

Chuquitanta:

También conocida como huaca El Paraíso, posee más de 20,000 m2 y 4000 años de antigüedad. Pertenece al precerámico tardío y es un lugar turístico a conocer. Este centro arqueológico, que fue descubierto y reconstruido por el arqueólogo Federico Engels, es sin duda alguna, imponente: sus paredes de piedra, alcanzan los 5 metros de altura.

Un momento oportuno para visitarla es en las celebraciones del equinoccio de primavera, celebradas al estilo de los primeros habitantes del Valle del río Chillón. Acerca de las fechas, se realizan cada mes de septiembre. Sin lugar a duda, es todo un espectáculo. Recordemos que a diferencia de las otras huacas mencionadas en este post, ésta si esta reconocida por el Instituto Nacional de Cultura (INC) [hoy Ministerio de Cultura].

Se encuentra siguiendo el circuito de las demás huacas, a no más de 10 minutos. Alrededor de esta existe un gigantesco recinto amurallado de más de 15 kilómetros de perímetro que encierra un área de alrededor de 635 Ha. conocidas como las Murallas de Oquendo.

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13/03/10: Barranco, donde vive la tradición

Fuente: Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio

Los años señoriales del distrito de Barranco, donde los cientos de bañistas y los poetas bohemios convivían junto al frenesí de una vida menos convulsionada y más tranquila, siguen vigentes en esta parte de Lima como si el olvidar fuese una limitación a recordar tales años de bonanza y tradición de uno de los barrios con más historia de nuestro país.

Eran mediados del siglo XVIII y el villorrio de Barranco empezaba a emerger tras un periodo lleno de infortunios. La población, entre pescadores y finqueros, logró salir de esta decadencia traída por el terremoto de 1746 y así encaminar al pueblo hasta su creación como distrito el 26 de octubre de 1874. Entre los fundos pacayares de aquellos años destacaban el Premio Real, la Condesa y el San Antonio y Larrión.

El nuevo distrito tuvo como primer alcalde al General Pedro Bustamante y como capital a la Ermita, una pequeña capilla donde acudían humildes pescadores y viajeros. Poco después, se construyó la inspiración de Chabuca Granda, el Puente de los Suspiros. Curiosamente se inauguró un día de San Valentín de 1876 con la finalidad de ver viable el paso de las riberas de la ciudad. Estos dos íconos barranquinos han sufrido innumerables daños. Sin embargo, se han recuperado y actualmente se encuentran entre las atracciones más concurridas del distrito.

En los siguientes años, al igual que en sus inicios, Barranco atravesó una serie de problemas que detuvieron su avance; dos hechos que pusieron a prueba a sus pobladores. En primer lugar, la Guerra del Pacífico que ocasionó muchas pérdidas en el bando peruano. Este dato no fue ajeno a Barranco que fue saqueado e incendiado el 14 de enero de 1881. Posteriormente, un terremoto en 1940 destruye gran parte de la zona histórica. A pesar de estos incidentes, Barranco recuperó la esencia y atracción gracias a la esforzada labor de sus vecinos y autoridades que nunca se dieron de vencidos.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Barranco recibe toda la mirada de la sociedad limeña por sus apacibles balnearios. Un considerable número de bañistas recorrían la “Bajada de los Baños” entre olivos y árboles de sauces para finalmente, degustar de unos atardeceres de ensueño en los Baños de Barranco. En la actualidad, este famoso pasaje está rodeado de antiguas casonas, bohemios bares y espléndidos restaurantes que brindan al visitante un momento cercano a la cultura viva de la capital de la tradición limeña.

Foto Marco Gamarra

El aporte de varios extranjeros residentes dio otra mirada a Barranco: las casonas y malecones evidencian lo pintoresco que puede resultar la unión de la arquitectura republicana peruana y la europea. Muchas se han convertido en pubs y discotecas que ofrecen a los jóvenes y adultos una noche de diversión y fiesta.

Foto Marco Gamarra

Contradictoriamente a sus escasos 3,33 km² de extensión, Barranco ostenta suntuosos sitios para visitar y conocer. La cercanía con las costumbres de antaño, la convierte en el lugar donde vive la tradición. Leer más »

12/03/10: Los barrios más bravos de Lima

En más de una oportunidad hemos ingresado a cierto barrio de los muchos que esconde Lima, que muchas personas prefieren evitar por ser peligrosos. Sin embargo, es a partir de la idiosincracia de su gente y a su chispa limeña que se han tejido curiosas, sorprendentes e increíbles anécdotas. Esta es la historia de los barrios más “faites” relacionados a la historia colonial y republicana de la capital.

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Foto Marco Gamarra

Cinco Esquinas, Barrios Altos
Este lugar curioso de Lima debe su nombre a que desde la época de la colonia la interceptan cinco calles: Calle de los Naranjos, Calle Barbones, Calle Ancha (actual cuadra 15 del Jr. Antonio Miró Quesada), Calle Sequión (llamada también Calle del Acequión que comprende a las actuales seis cuadras de la Calle Huari) y calle de las Cinco Esquinas.

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Foto: Jhon Romero

Hace unas décadas, Barrios Altos era el lugar predilecto por políticos, poetas, cantores y escritores para descansar e inspirarse con la belleza de sus iglesias, plazuelas y casonas. No resultaría extraño entonces que personajes de la talla de Ricardo Palma, Andrés Avelino Cáceres, César Vallejo, Manuel Ascencio Segura, Felipe Pinglo, Nicomedes Santa Cruz (padre), Antonio Raimondi, Alberto Andrade y muchos más hayan caminado más de una vez por las mencionadas calles de Cinco Esquinas.

Barrios Altos es símbolo del criollismo. Fiesta de cajón, de jarana, de los callejones, de la mazamorra, de las procesiones. En sus calles convergen distintos caldos culturales disímiles entre sí y que se suporponen para crear una cultura y tradición de lo español, lo afro, lo mestizo, lo italiano, lo chino, lo japonés, lo indígena.

Malambo, Rímac

Ubicado en el Barrio de San Lázaro (Rímac), fue una reducción o ciudad de indios en la época de la colonal, comúnmente conocida por ser una zona de “leprosos”, razón por la cual eran llamados en tono burlesco por sus vecinos de Barrios Altos como “carachosos”.

Como sabemos, la puerta de ingreso a gran parte de la historia de Lima antigua es la Avenida Francisco Pizarro. Una de sus cuadras es el barrio que queremos conocer. Veamos la distribución de las cuadras.

Cuadra 1.- Acequia alta de Abajo el Puente.
Cuadra 2.- Prevoste.
Cuadra 3.- San Francisco de Paula Viejo.
Cuadra 4.- Malambo.
Cuadra 5.- San Francisco de Paula Nuevo.
Cuadra 6 y 7.- Bao.
Cuadras 8, 9, 10 y 11.- Guía.
Fuente: Eligio Ronceros

Malambo, Rímac. Foto de Miguel Bellido para el diario El Comercio.

Con el pasar de los años, el barrio se extendió a las cuadras 5,6,7. El nombre “Malambo” se debe a la abundancia de estos árboles que existían en las avenidas. Malambo ha sido incluído en esta selección porque es un espacio con historia, tradición viva del “amor fino” y testigo fiel de una época que los bajopontinos recuerdan.

Malambo en otras épocas.

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