En el distrito de San Miguel (1920) no solo se aprecia un desarrollo continuo de modernidad. Sus centros urbanos no solo se constituyen de edificios, boulevares y emporios comerciales, sino, más bien, de una gran cantidad de quintas, casonas e instituciones cerradas al común ciudadano. Un paseo por las entrañas de San Miguel permite apreciar un pasado que se mantiene, y que parece, por momentos, trasladar al visitante a lugares como los Barrios Altos o el Rímac. Es la otra historia de San Miguel -de sus suburbios-.
Las actividades cotidianas de sus habitantes también llaman la atención. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Es sin duda la avenida La Paz (que une el Callao con San Miguel) donde se halla gran parte de lo antiguo de San Miguel: una serie de quintas de un solo caño, casonas a medio caerse y peculiares manzanas sin viviendas a la vista -como si fuesen huertas-. Darse un paseo por esta avenida no es tan simple: muchas veces uno camina entre vándalos, lidia con drogadictos y tropieza con abandonados. El recorrido, como sucede casi siempre, será tranquilo si se realiza temprano. Por cierto, la otra avenida histórica es la Costanera, donde se aprecian el Leoncio Prado (La Perla) y el Reformatorio de Mujeres (San Miguel), por ejemplo. Cada calle que corta estas dos antiguas -Costanera y La Paz- ofrece un sin igual de vestigios antiguos -que difícilmente podrán ser visitados por todos puesto que el paso del tiempo hace lo suyo-.
Callejón de un solo caño en la Avenida La Paz, San Miguel. Foto: Marco Gamarra Galindo.
La semana pasada me adentré a estos suburbios, que conocen la vida en su faceta más dura, pero que observan su transcurso con humildad. Miraron a este curioso de la Lima antigua -yo- con respeto; tranquilo, empecé a indagar por su historia en lo más profundo de sus entrañas.
Reformatorio de Mujeres, Costanera (San Miguel). Foto: Marco Gamarra Galindo. Leer más