Hace unas semanas tuve el grato honor de conocer al historiador del arte y escritor español Joan Feliú Franch, quien dejó por unos meses su querida Castellón y su cátedra en la Universidad Jaume I, en España, para enseñar la especialidad de gestión cultural en las universidades peruanas de San Marcos y César Vallejo. Dispuesto a compartir sus conocimientos en las aulas, participó además en una serie de conferencias y conversatorios vinculados al tema de conservación y uso sostenible del Patrimonio Cultural. Su trabajo también ha consistido en posicionar la defensa de nuestro legado en agenda pública.
Conversando con Joan Feliú en el Museo Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Foto: Karina Cusihuaman Rosillo.
Desde su primer día en Perú, Joan Feliú se sumergió en la problemática que enfrenta nuestro Patrimonio Cultural: las deficiencias y las potencialidades de un país que crece económicamente pero que no invierte en el sector cultura, pese a que, por años, sus gobernantes y políticos han tenido un discurso favorable a revalorar nuestra historia, al menos de boca y solo en momentos de crisis (post algún atentado, por ejemplo).
No obstante, en el Perú existe un divorcio entre lo expresado por nuestras autoridades y la realidad de nuestros monumentos. Por un lado, anunciadas por las autoridades tenemos las muchas promesas de conservación y puesta en valor que por años han mantenido ilusionada a la ciudadanía. El sueño de ver una ciudad mejor, en la que sus monumentos históricos se integren por completo a la ciudad y estén al servicio de la población –como destinos turísticos, espacios de investigación y estudio para universitarios, museos a puertas abiertas, etc- se ha enfrentado, por otro lado, con la cruda realidad del olvido, el abandono y el deterioro, que es lo que sucede en la realidad, más allá del discurso.
Joan Feliú, consciente de que esta dura realidad surge, entre otros factores, por el desconocimiento y la falta de capacidad de las autoridades para formular planes de desarrollo y políticas públicas en favor del Patrimonio Cultural, destaca con justicia la importancia de la gestión cultural como herramienta adecuada para convertir las palabras en hechos. Sus cátedras en Lima y provincias sobre la elaboración y financiación de proyectos de inversión y gestión cultural, en un contexto como el peruano, llenan un vacío que no podemos tolerar si deseamos revitalizar nuestro Patrimonio Cultural.
De la labor dedicada de Joan Feliú, sin embargo, no son únicos testigos las aulas universitarias y los salones de conferencias. Siguiendo los propios postulados de la gestión cultural –en la que para formular un proyecto hay que empaparse de la realidad, conocer los intentos gubernamentales que han existido previamente y escuchar las propuestas ciudadanas que se han formulado-, siendo coherente, en suma, con la especialidad que lo apasiona, a Joan Feliú se lo ha visto en permanente movimiento, en la calle y en las plazas, visitando diariamente museos y centros culturales, adentrándose por los vericuetos de los Barrios Altos, entablando contacto con otros gestores culturales de la ciudad y, pese todos estos maratónicos y agotadores días que ha tenido en Lima, conociendo esta extensa urbe, no ve opacado su sueño de querer construir una mejor ciudad para los peruanos. Tenemos, pues, ante nosotros a un personaje que va construyendo ciudadanía mientras imparte su rol educador.
El aporte de Joan Feliú y de profesionales extranjeros que vienen al Perú a impartir sus conocimientos, identificándose con la realidad del medio y elaborando propuestas que hagan viable su desarrollo sostenible, acercando la ciudad y su Patrimonio Cultural a sus habitantes, debe ser reconocido y estimado.
A modo de agradecimiento, junto con Karina Cusihuaman, Daniel Flores y Bruno Calderón decidimos apoyarlo, durante nuestras visitas semanales a los cementerios limeños, en una búsqueda que estaba emprendiendo -acerca de los primeros Feliú en Perú-. Se trata de un apellido catalán que tiene antecedentes en nuestro país, muestra de ello son los hallazgos que encontramos en los Cementerios Presbítero Maestro de Lima y Baquíjano y Carrillo del Callao.
Tumba de Carmen Sánchez de Feliú (?-1871) en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Foto: Karina Cusihuaman Rosillo.
Tumba de Micaela Amalia Feliú de Fernandez (1846-1879) en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Tumba de Eduardo Feliú (?-1900) en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Tumba de Carlos E. Olaguer Feliú (?-1919) en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Tumba de Arturo Feliú (?-1950) en el Baquíjano y Carrillo del Callao. Foto: Daniel Flores Apaza.