¿Cómo impacta Francisco en el futuro de la teología?
10:00 p.m. | 28 may 24 (VTN/OM).- “Hacia una teología contextual, que interprete el Evangelio en las condiciones que viven hombres y mujeres“. Así mandó la reforma del Papa sobre los estatutos de la Pontificia Academia de Teología (PATH), anunciada hace medio año y cuyo presidente, monseñor Staglianò, hace un balance. “Se apunta a una PATH de varias facetas, pero que resalten tres: sapiencial, científica y solidaria (…) la teología entrará en sinergia dentro de un proceso de interdisciplinariedad“, observó Staglianò. Además, en un encuentro con una red mundial de teólogos, el Papa valoró la relación entre el desarrollo de las ciencias y la teología: “Deben ser compañeras de camino”.
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Algunos meses después de la reforma deseada por el Papa, la Pontificia Academia de Teología (PATH) entra cada vez más en el corazón de su revolución. Fue el 1 de noviembre del año pasado cuando el Pontífice, con el motu proprio Ad theologiam promovendam, aprobó los nuevos estatutos y trazó nuevos y apasionantes horizontes para el organismo de la Curia romana -fundado a principios del siglo XVIII por Clemente XI-.
En primer lugar, impulsar la reflexión teológica hacia un cambio de paradigma: “Una valiente revolución cultural que la comprometa a ser una teología fundamentalmente contextual, capaz de leer e interpretar el Evangelio en las condiciones en que viven los hombres y las mujeres”, escribió el Papa. A partir de aquí, explicó Francisco, “la teología no puede sino desarrollarse en una cultura del diálogo y del encuentro entre tradiciones y saberes diversos, entre confesiones cristianas y religiones diferentes, confrontándose abiertamente con todos, creyentes y no creyentes”.
En esencia, representa esa “teología sapiencial” que siempre ha inspirado a monseñor Antonio Staglianò, presidente del PATH, según el cual “el motu proprio del Papa nos lleva al corazón de nuestra misión, permitiéndonos cambiar la estructura de nuestra academia con el objetivo prioritario de poner la teología al servicio de la evangelización”. Una elaboración del pensamiento teológico que, señala el obispo, “no abandona las instituciones académicas, sino que tiene la capacidad de llegar a las periferias existenciales, como son las parroquias”.
Tres caras para un poliedro
La nueva PATH adquiere cada vez más la apariencia de un poliedro en el que dominan tres características fundamentales: la cara científica, la cara sapiencial y la cara solidaria. “Todo esto -afirma monseñor Staglianò- no resta unidad a la Academia, que, sin embargo, adquiere más matices, más facetas. Esta es la imagen que tanto le gusta al papa Francisco”.
El PATH científico es la cara de la academia que siempre ha estado ahí. Pero, confirma el presidente, “se enriquecerá con la presencia de nuevos académicos, muchos de ellos jóvenes, que aumentarán en número hasta los 55”. Además, estará más internacionalizada “con la presencia de expertos llamados de todos los rincones del mundo”. Otras novedades serán la inclusión de mujeres teólogas y el recurso a personas competentes de otras confesiones religiosas.
Pero hay algo aún más interesante, dice monseñor Staglianò: “Es la creación, prevista por los nuevos estatutos, de un Consejo de Estudios Superiores. En este Consejo, a través de figuras llamadas ‘Interlocutores Referentes’, podremos injertar competencias que no son directamente teológicas, sino que provienen de otros saberes científicos. Serán principalmente laicos con los que trabajaremos para que la teología entre en sinergia dentro de un proceso de interdisciplinariedad”.
El rostro sapiencial y el rostro solidario son los nuevos rostros que surgen directamente de Ad theologiam promovendam. “Porque -sostiene Staglianò- Francisco sostiene que la teología futura debe estar más encarnada en la vida de la gente. Habla de una teología que debe saber de la carne para dejar claro que “la teología no debe estar destinada al pensamiento abstracto, sino que debe iluminar las cuestiones oscuras de la existencia humana”. De ahí que habrá Cenáculos Teológicos en los que se explorará la Palabra de Dios y la vida de los seres humanos. “Tendrán lugar”, concluye el presidente, “no sólo en las parroquias, sino también en lugares de profundo sufrimiento, como las cárceles. Al fin y al cabo, la caridad teologal es implicarse con alma y corazón en una aventura de amor que incluye al otro, al más sufriente, al más marginado”.
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Staglianò: “La ciencia teológica debe concebirse cada vez más como sabiduría”
“Una reforma en continuidad”. Monseñor Antonio Staglianò elige cuidadosamente estas palabras para describir los profundos cambios que el Papa ha introducido en los estatutos de la Pontificia Academia de Teología. Una revolución de no poca importancia que incluso supone un cambio de paradigma para la Academia. En una larga conversación mantenida con Omnes, Staglianò señala que, normalmente, cuando se utiliza la expresión “revolución paradigmática” en ciencia, se hace referencia a aquella obra de Thomas Samuel Kuhn titulada La estructura de las revoluciones científicas, en la que el filósofo estadounidense explica cómo en la ciencia se producen trastornos que generan nuevos métodos y una nueva forma de proceder en la propia ciencia.
“Tomamos prestada de Kuhn la idea del paradigma, pero no podemos dejar de leerla dentro de la Iglesia. Al fin y al cabo, la teología es una forma eclesial, no sólo la ciencia, que debe situarse dentro de la Tradición”, afirma Staglianò. La revolución está ahí, pero dentro de la continuidad.
Nueva teología
La construcción de una nueva idea de la teología es la mayor novedad de esta revolución. La que reconoce como Teología sapiencial: “La llamamos así siguiendo las instrucciones del Santo Padre. En esencia, la ciencia teológica debe concebirse cada vez más como sabiduría”. Y si todo esto es nuevo, añade, “lo es en referencia al contexto que se ha creado desde hace 300 años hasta hoy, es decir, desde la Ilustración y el nacimiento de la ciencia, el conocimiento se ha concebido cada vez más en términos intelectualistas, racionalistas”. Este prejuicio que la Ilustración ha impuesto a la cultura, según Staglianò, “es un prejuicio que hay que desbaratar, porque si el conocimiento es fruto de la ciencia, entonces la Revelación cristiana no puede considerarse conocimiento, sino que acaba siendo tachada de opinión: porque todo lo que no es conocimiento, el prejuicio ilustrado lo sitúa en el ámbito de la opinión, de la no verdad”.
Un lenguaje nuevo
Aquí, pues, nos encontramos ante una situación incómoda, admite Staglianò: “Por una parte, creyendo en la Revelación de Dios en Jesucristo llegamos a conocer realmente a Dios, pero este conocimiento -que sería la Verdad de Dios- según el planteamiento de la Ilustración no tendría carácter de verdad”. Por tanto, sostener que la teología es sabiduría significa sobre todo pedir que “se aplique también a la teología aquella indicación que Benedicto XVI hizo a todas las ciencias y a todos los saberes: ampliar los límites de la razón en sentido sapiencial”. Esto significa que “la razón debe medirse con toda la experiencia humana”. El conocimiento procede de la Revelación, del Evangelio. Y la verdadera novedad consiste en “recuperar, en un lenguaje nuevo, lo que la teología siempre fue antes de constituirse como ciencia: a saber, sabiduría”, profundiza Staglianò.
Teología sin fronteras
A una teología que se redescubre a sí misma como sabiduría no se le pueden poner límites ni fronteras. “Y esto -dice Staglianò- por una razón misionera que subyace a la misma fe cristiana. La fe corresponde al Evangelio, y Jesús es el hijo de Dios en carne humana, y por tanto es la salvación y la redención que Dios ha querido para todos”. De ahí una consecuencia lógica que el Presidente de la Pontificia Academia de Teología resume así: “Si el Evangelio está destinado a todos, entonces todos pueden escuchar el Evangelio: me refiero también a los que pertenecen a otras religiones o incluso a los que no creen. Todos necesitan ser salvados por Jesucristo y aquí, dice Staglianò, “entra la cuestión del servicio que la teología sapiencial puede hacer a la evangelización de la misma Iglesia católica que, quizás, después de más de 2000 años necesita ser revigorizada. El gran riesgo es que haya perdido el verdadero rostro de Dios”.
Entrar en diálogo con estos mundos diversos y distantes es una de las nuevas e importantes prioridades de la Pontificia Academia de Teología. Para ello, los nuevos estatutos prevén las nuevas estructuras mencionadas anteriormente: “Un Consejo de Estudios Superiores llamado a interactuar con las esferas de la cultura superior, incluida la institucional. Y luego pensamos en cenáculos teológicos con los que relacionar la teología sapiencial con el pueblo para hablar de Dios a través de los temas de la vida, la carne sufriente, las cuestiones políticas y sociales”.
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El Papa: La teología “compañera de camino” de las ciencias, promover el diálogo
“Fidelidad creativa a la tradición”, “transdisciplinariedad”, “colegialidad”: estas son las tres “direcciones de desarrollo” de la teología, llamada a ser “compañera de camino de las ciencias y de todo conocimiento crítico”, para que “las diferentes culturas no entren en conflicto, sino que, en el diálogo, se conviertan en una sinfonía”. Así lo afirma el papa Francisco en el discurso que entregó a los miembros de la International Network of Societies for Catholic Theology (INSeCT) en audiencia en el Vaticano.
El INSeCT es una red que tiene como objetivo promover la teología académica y la investigación teológica en los distintos continentes a través de la comunicación entre sociedades miembros, proyectos de investigación y congresos, fomentando el ecumenismo y el diálogo entre religiones. “La teología es verdaderamente un precioso ministerio eclesial que necesitamos”, escribe el Papa. De hecho, es “precioso en el cambio de época que estamos viviendo, en sociedades multiétnicas en continua movilidad, con la interconexión de diferentes pueblos, lenguas y culturas, para orientarse, con conciencia crítica, hacia la construcción de una convivencia en paz, solidaridad y fraternidad universal y en el cuidado de nuestra casa común”.
La teología necesaria ante el progreso tecnocientífico
También es necesaria la teología porque “los desafíos que plantea el progreso tecnocientífico -pensemos en la inteligencia artificial- nos obligan hoy a ‘reunirnos’ para comprender qué es humano, qué es digno del hombre, qué es irreductible en el hombre, porque es divina, es decir, imagen y semejanza de Dios en Cristo”, indica en el texto el Pontífice. Señala, por tanto, tradición, transdisciplinariedad y colegialidad como los tres “ingredientes” esenciales de la vocación del teólogo católico en el corazón de la Iglesia.
“La tradición es vivir”, remarca el Papa, porque encarna el Evangelio que “es sabiduría de vida para todos”; La transdisciplinariedad del conocimiento, por tanto, no es “una moda del momento”, sino “una exigencia de la ciencia teológica” que “escucha los descubrimientos de otros conocimientos para profundizar las doctrinas de la fe, ofreciendo al mismo tiempo la sabiduría cristiana para el desarrollo humano de la ciencia”. La responsabilidad de esta “ardua” tarea, escribe Francisco, “implica también la colegialidad y la sinodalidad del camino de investigación”.
Se trata de un servicio que no se puede realizar sin redescubrir “el carácter sapiencial de la teología”, añade el Santo Padre, citando a Benedicto XVI cuando “pidió con razón a todas las ciencias que ampliaran los límites de la racionalidad científica en sentido sapiencial”. Esta ampliación debe tener lugar también en la teología, “para que sea un conocimiento crítico para la vida de todo ser humano y del Pueblo de Dios, combinando ciencia y virtud, razón crítica y amor”. “La fe católica es una fe que obra por la caridad, de lo contrario es una fe muerta”, afirma el Pontífice. “La teología de la sabiduría es, pues, la teología del amor”.
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Información adicional
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- Teología que sabe a carne y a pueblo
- Web de la Red Internacional de Sociedades de Teología Católica
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Fuentes
Vatican News (2) / Omnes Magazine / Video: Rome Reports / Foto: Comunidad San Egidio