Al Sínodo: Más atención a la violencia doméstica

10:00 a.m. | 20 abr 24 (CX).- “¡No podemos seguir haciendo la vista gorda ante estos insultos a los derechos y la dignidad de la persona humana!”. Así ha sido el llamado de una psicóloga clínica, especialista en casos de violencia doméstica, en una carta dirigida a participantes del Sínodo sobre la sinodalidad. Christauria Welland, quien tiene 25 años de experiencia profesional, también es catequista desde joven, por lo que ha conocido centenares de historias trágicas. Junto a su esposo han fundado en el 2014 una organización dedicada a la prevención de esta problemática, y ha participado en eventos mundiales dedicados a la familia católica.

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Christauria Welland lleva buen tiempo pidiendo a los líderes de la Iglesia que presten más atención a las víctimas y a los agresores en casos de violencia doméstica, y ahora hace un llamamiento especial a los participantes en la próxima Asamblea del Sínodo sobre la sinodalidad para que aborden esta problemática.

En una carta enviada a decenas de delegados que participaron el año pasado en la sesión de octubre del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, Welland dice: “¡No podemos seguir haciendo la vista gorda ante estos insultos a los derechos y a la dignidad de la persona humana!”. Es hora, dijo, “de indignarse, de romper el silencio, de seguir los valientes pasos de nuestro Santo Padre, de denunciar lo que todos sabemos que es un mal, y de emprender acciones colectivas y eficaces”.

Welland es psicóloga clínica desde hace 25 años y catequista desde hace más de 50 años. Ella y su marido Michael Akong llevan dos décadas viajando por el mundo educando a responsables de pastoral, profesionales y parejas sobre la realidad del maltrato doméstico y ofreciendo recursos sobre tratamientos de prevención para supervivientes y para quienes maltratan a sus parejas.

En 2014 fundaron la organización Pax in Familia, dedicada a la prevención de la violencia y el maltrato en las familias católicas, viendo una oportunidad en las reiteradas ocasiones en que el papa Francisco ha condenado la violencia contra las mujeres. Juntos imparten cursos online a través de Pax in Familia y viajan por todo el mundo, sobre todo por Latinoamérica, África y Asia, ofreciendo talleres a familias, sacerdotes, obispos, religiosos y laicos para concienciar sobre el problema de la llamada Violencia de Pareja Íntima (IPV por las siglas en inglés de Intimate Partner Violence) en los hogares católicos y enseñar métodos de prevención. Estuvieron entre los ponentes del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Roma en 2022 y en Filadelfia en 2015.

Antes de la segunda parte de la Asamblea del sínodo, prevista para octubre de este año, Welland reitera su llamamiento a los delegados sinodales. En su carta, Welland afirma que quiere llegar a los participantes en el sínodo en nombre de “las víctimas y supervivientes de la violencia doméstica silenciosas, ignoradas, olvidadas y marginadas”. Basándose en sus décadas de experiencia como catequista y como psicóloga, Welland dijo que ha escuchado varios cientos de historias trágicas de hombres, mujeres y niños católicos que sufren violencia en el hogar, la mayoría de los cuales “recibieron poco o ningún apoyo de su parroquia”.

Muchas víctimas optan por no hablar, ya sea por vergüenza o por ignorancia, dijo, afirmando que incluso en algunos casos se les ha culpado de la violencia y se les ha dicho que simplemente la soporten. “¡Que sus gritos de ayuda no queden sin ser escuchados en esta gran asamblea! Que la grave amenaza que supone la violencia doméstica para el bienestar de las familias católicas sea reconocida e incluida en sus oraciones y debates”, dijo. Welland pidió que las respuestas pastorales a la violencia doméstica y las medidas preventivas sean integrales y compasivas.

Aunque los escándalos de abusos sexuales clericales y el impacto que han tenido en la Iglesia son “verdaderamente terribles”, dijo, la violencia contra las mujeres y los niños en las familias católicas “afecta a muchos más millones de nuestro pueblo”. Citó el documento de trabajo del sínodo, llamado Instrumentum Laboris, en el que se plantea qué pasos se pueden dar para ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes de abusos sexuales y abusos de poder y conciencia por parte de representantes de la Iglesia.

“Les propongo a ustedes y al Sínodo que esta cuestión extremadamente válida y vital se plantee no sólo para las víctimas/sobrevivientes de abusos clericales y eclesiales, sino para todas las víctimas/sobrevivientes de abusos de todo tipo, incluso en nuestras familias católicas”, dijo. Innumerables víctimas sufren en silencio y, en algunos países y culturas, se espera que “soporten estas humillaciones y amenazas reales a su salud y vida física, sexual, emocional y espiritual sin quejarse”.

Welland señaló que actualmente no existe ninguna disposición en el Código de Derecho Canónico de la Iglesia que ofrezca a un cónyuge agredido motivos para una declaración de nulidad por abuso, ya que el abuso “normalmente no se produce en el momento del consentimiento”.

Citando estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, Welland afirmó que, en promedio, el 30% de las mujeres mayores de 15 años de todo el mundo han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. “Las investigaciones han demostrado que las familias que practican la religión, incluido el cristianismo, no tienen un índice menor de violencia doméstica”, dijo, afirmando que actualmente hay 500 millones de mujeres católicas mayores de 15 años, y que si se aplica el 30% a esta cifra, entonces se calcula que entre 125 y 150 millones de ellas se han visto afectadas por la violencia física o sexual al menos una vez en su vida.

Lo que esto significa, dijo, es que “al mirar a tu alrededor en tu congregación un domingo, una de cada cinco, cuatro, tres o incluso dos de las mujeres que te miran han experimentado este episodio tan devastador”. Las cifras pueden ser más o menos dependiendo de la región, dijo, y afirmó que es consciente de que estas estadísticas pueden ser difíciles de creer, ya que muchas mujeres guardan silencio sobre los abusos sufridos.

Lamentó que la violencia doméstica no se mencione en el Catecismo de la Iglesia católica ni en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, “y sin embargo sus víctimas están entre nosotros por millones”.

A continuación, Welland ofrece varias sugerencias sobre lo que, en su opinión, son áreas esenciales de sensibilización y acción pastoral en relación con la violencia en las familias católicas, subrayando la importancia de ser conscientes de las necesidades de las víctimas y de centrarse en la sanación. También deben ofrecerse tratamiento a los abusadores, dijo, explicando que muchos de ellos aprenden este comportamiento al crecer en un entorno violento y que, además de asumir su responsabilidad, necesitan reaprender la forma en que se relacionan con otras personas.

VIDEO. ¿Como ayudar a poner fin a la violencia en las familias católicas?

 

Por tanto, estas pautas de relación saludables deben enseñarse también a los niños y jóvenes, así como a las parejas jóvenes, dijo, e insistió en que el problema de la violencia doméstica y su prevención se expongan en los cursos de preparación para el matrimonio. Para las familias afectadas por la violencia doméstica, “es nuestra respuesta pastoral la que iniciará el proceso de curación y transformación”, dijo, afirmando que esta respuesta debe centrarse en Cristo.

Basándose en su experiencia de trabajo con hombres agresores, Welland afirmó que es necesario un “nuevo paradigma” que conlleva “aprender otra forma de ser hombre” y requiere compartir conocimientos, un profundo trabajo personal y forjar nuevas formas de relacionarse con los demás, especialmente con las mujeres y los niños.

Dijo que el abuso de poder está presente en todo el mundo, y tanto en los hogares como en las parroquias. Sin embargo, insistió en que la “tarea paralela” de luchar contra el abuso de poder en los hogares “no disminuye en absoluto” la importancia vital de superar “el clericalismo y el machismo que excluyen a las mujeres y a los marginados de los procesos de discernimiento”.

Welland señaló la importancia en el proceso de transformación de ser humildes y escuchar, y de fomentar la disposición al cambio, diciendo: “Podemos enseñar estas habilidades esenciales de autorregulación y la capacidad de relacionarse a aquellos con los que entramos en contacto, en los entornos privilegiados de la educación católica y la catequesis, ya que son totalmente compatibles con el Evangelio de Jesucristo”.

“No olvidemos a los que no tienen voz, a los olvidados, a los escondidos, a los que sufren en silencio, con miedo y, a menudo, con profunda vergüenza”, dijo, afirmando que su petición a los delegados sinodales “es que tengan presente durante sus debates sinodales la necesidad de tomar conciencia de la violencia en las familias católicas”. También pidió a los delegados que se centraran en la necesidad de “formar a los agentes pastorales para que respondan con compasión, y hagan las derivaciones necesarias hacia los servicios de ayuda profesional, práctica y espiritual”.

“Demos prioridad a la formación para construir relaciones sanas y respetuosas entre los jóvenes y los hombres y mujeres, basadas en la igualdad y la dignidad intrínseca que Dios nos ha dado”, afirmó.

Además de dirigirse a los delegados sinodales, Welland también escribió directamente al papa Francisco, como ha hecho en otras ocasiones. En una carta dirigida al Papa en febrero de 2021, Welland le pedía que abriera un centro de formación y estudios pastorales, primero en Roma y luego en otras partes del mundo. En estos centros, “agentes pastorales de todo tipo podrían aprender a responder a la violencia contra las mujeres en las familias católicas, a trabajar para hacer frente a la violencia de los hombres contra las mujeres, y a aprender a incorporar estrategias de prevención en toda la catequesis y la educación desde la infancia hasta la edad adulta”, dijo.

Señaló que en los documentos continentales del sínodo (con los resultados de las consultas a los fieles) se menciona con frecuencia la violencia contra las mujeres y el deseo de ser “instrumentos de sanación y paz en las familias”.

Welland expresó su gratitud a los delegados sinodales que se han comprometido a plantear la cuestión, así como por el documento de síntesis de la sesión de octubre de 2023, en el que se reconoce que “el grito de los pobres resonó entre nosotros”, incluidas las víctimas de la violencia. Elogió el hecho de que el documento de síntesis mencione repetidamente la necesidad de escuchar a los que han sufrido para aprender de ellos, y dijo que ella y Akong siguen rezando con hombres y mujeres de todo el mundo para que se avance más en escucharles y responderles con eficacia y compasión.

VIDEO. Cuando hay violencia en la familia – Encuentro Mundial de las Familias 2022

Mujeres víctimas de violencia familiar en el Perú

En el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reveló que, de acuerdo con la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes 2022), el 35.6% de las mujeres de entre 15 y 49 años fueron víctimas de violencia familiar en el último año. Además, el 55.7% de las mujeres de entre 15 y 49 años había sufrido alguna vez violencia psicológica y/o verbal, física o sexual por parte de sus esposos o compañeros. Con respecto al año 2023, el número de denuncias registradas por violencia familiar entre enero y setiembre fue de 175,528.

Se informó también que la forma de violencia más común es la psicológica y/o verbal, con un 51.9% de los casos. En cuanto a las denuncias registradas de violencia sexual, datos del Ministerio del Interior dan cuenta de que entre enero y setiembre del 2023 se reportaron 7,998 denuncias en el país.

Cuando las mujeres fueron maltratadas físicamente, el 45.7% buscó ayuda en personas cercanas y el 29.1% lo hizo en alguna institución. Respecto a las instituciones a las que acuden las mujeres de 15 a 49 años para buscar ayuda cuando fueron maltratadas físicamente, las cinco más frecuentes fueron: comisaría (79.9%, tras una baja de 0.6 puntos porcentuales con respecto al 2021), Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (8.4%), Demuna (7.7%), Fiscalía (6.9%) y los juzgados (5.7%).

VIDEO. Por las mujeres que son víctimas de la violencia – El Video del Papa

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Fuentes

Crux (2) / Videos: Buena Prensa – Vatican News – El Video del Papa / Foto: Vatican Media

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