El Papa extiende Sínodo: pide participación y paciencia

10:00 a.m. | 20 oct 22 (NCR/VN).- Francisco quiere garantizar que la sinodalidad no quede como un factor anecdótico de su Pontificado. Por el contrario, está decidido a que se convierta en una “dimensión constitutiva de la Iglesia”. Con eso en consideración, anunció que la Asamblea sinodal se celebrará en dos sesiones espaciadas por un año: La primera del 4 al 29 de octubre de 2023 y la segunda en octubre de 2024. “Los frutos del proceso sinodal iniciado son muchos, pero para que lleguen a plena maduración es necesario no tener prisa”, explicó el Papa. Mientras tanto, la Santa Sede anunció la elaboración del documento para la fase continental junto con algunos videos guía. Además, reproducimos un comentario sobre las síntesis sinodales de varios países que se presentaron a la Santa Sede.

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Sínodo en dos sesiones para fomentar la participación (editorial Vatican News)

El camino ha iniciado. No sin esfuerzo, pero ha comenzado. El sueño es transformar la vida ordinaria de la Iglesia gracias a la participación e implicación de todos, para renovar su rostro y hacer que las comunidades cristianas sean cada vez más fieles al Evangelio y, por tanto, más misioneras. El anuncio de Francisco -Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en dos sesiones espaciadas por un año- indica lo mucho que le importa este sueño que poco a poco se va haciendo realidad.

Es necesario atesorar las muchas contribuciones que han venido y vendrán de las asambleas continentales, para que cada bautizado se sienta llamado a este camino en comunión con sus pastores. Es necesario no desaprovechar esta gran oportunidad evitando aplicar viejos esquemas y viejas agendas -la “indietrista” o la progresista- que siempre dan por sentado y por descontado el punto de partida, la fe del pueblo de Dios, terminando por concentrarse sólo en temas puntuales, en batallas ideológicas de retaguardia y autorreferenciales.

El pasado 11 de octubre, en su homilía por el 60º aniversario del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II, Francisco dijo: “La Iglesia debe ser mirada ante todo desde lo alto, con la mirada enamorada de Dios. Preguntémonos si en la Iglesia partimos de Dios, de su mirada enamorada sobre nosotros. Siempre existe la tentación de partir del yo y no de Dios, de anteponer nuestras agendas al Evangelio, de dejarnos llevar por el viento de la mundanidad para perseguir las modas del momento o de rechazar el tiempo que la Providencia nos dona para volver atrás”. Partir de la mirada enamorada de Dios, y de la alegría que supone sentirse amados, acogidos y acompañados por Él, es también la clave para entender el Sínodo. La Iglesia existe para anunciar el Evangelio: sus estructuras, siempre sujetas a reformas, sólo existen para ello.

El anuncio del papa Francisco nos dice que la sinodalidad en la Iglesia es un proceso y no un maquillaje, es decir, un ajuste apresurado de alguna estructura eclesial para que nada cambie realmente. Prolongar el tiempo de la asamblea ordinaria del Sínodo, llevándolo de uno a dos años, significa, en definitiva, considerar el método más importante que los temas individuales que han surgido hasta ahora, que también deben ser abordados. El proceso de implicación, iniciado en 2021 por las Iglesias locales, ha llevado a hasta 112 (de 114) conferencias episcopales a realizar un discernimiento respecto a lo que ha surgido de la escucha del pueblo de Dios. Es un comienzo en el signo de la esperanza.

LEER. Anuncio del papa Francisco: dos sesiones del Sínodo (completo)

Una mirada a las síntesis sinodales locales y hacia el futuro

Christine Schenk, del National Catholic Reporter, encontró 18 síntesis nacionales y/o reseñas en medios de comunicación, algunas de las cuales incluían regiones enteras como Asia y la Amazonía, y América Latina, y ofreció el siguiente análisis.

Prácticamente todas las síntesis mencionaban el “papel de la mujer en la iglesia”, la inclusión de los LGBTQ+ y la necesidad de la participación de los laicos (con frecuencia denominada “corresponsabilidad”) en la toma de decisiones de la Iglesia en todos los niveles de liderazgo eclesiástico. Más del 70% incluyó la ordenación de mujeres al diaconado o al sacerdocio como una forma de incluir a las mujeres en el liderazgo.

Muchas síntesis pidieron la predicación de los laicos y la consideración de los sacerdotes casados. Otros temas “generales” incluyen la necesidad de involucrar a los jóvenes, una mayor formación en la fe de los adultos, la pobreza, el racismo, el cambio climático, el clericalismo y la acogida de los marginados, especialmente de las personas LGBTQ+ y los divorciados y vueltos a casar.

Prácticamente todas las síntesis nacionales afirmaron que, aunque los participantes se mostraron escépticos al principio, al final del proceso expresaron un gran aprecio por la “forma sinodal de ser iglesia” y desean que continúe. El gran amor por la Iglesia, a pesar de todos sus defectos, salió a relucir de forma universal, así como el aprecio por los sacerdotes y las hermanas, y el amor por la Eucaristía.

Teniendo en cuenta la enorme cantidad de energía que el pueblo católico -sacerdotes y laicos por igual- ha puesto en la práctica de la sinodalidad, parece claro que el proceso sinodal tiene el potencial de ser algo muy grande para nuestra futura vida eclesial. En una reciente entrevista en America Magazine, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, estuvo de acuerdo. Citando la Constitución Apostólica de Francisco, Episcopalis Communio, Grech dijo: “El sínodo no es un evento que se celebra una vez cada tres años, sino que es un proceso: sí tiene un comienzo pero, créanme, no creo que tenga un final, ni siquiera el presente sínodo que estamos celebrando”. Entonces, ¿qué pasará después? Cuando los obispos del sínodo se reúnan el próximo mes de octubre, ¿se diluirá este prometedor comienzo? Además, a pesar de estos honestos aportes -nacidos desde el Espíritu Santo-, ¿las decisiones finales (o el “discernimiento”, como prefiere llamarlo Grech) no serán tomadas sólo por los obispos?


Elaboraron documento para la Fase Continental

Entonces investigué diligentemente quién toma qué decisiones (discernimientos) de aquí en adelante. Esto es lo que descubrí: Para mi sorpresa, los procedimientos del sínodo incluyen a los laicos en cada fase del proceso, y cada fase está diseñada para desarrollarse a partir de la anterior. Un organismo internacional de 35 miembros -que Grech describe como “una mezcla” de religiosos y laicos, hombres y mujeres, con sólo dos obispos”- se reunió del 22 de septiembre al 2 de octubre en Frascati, Italia, para estudiar las síntesis nacionales y redactar un nuevo “Documento para la etapa continental”. Este documento guiará la segunda fase “continental” de la consulta sinodal. Los avances del encuentro en Frascati fueron detallados por la misma oficina del Sínodo a través de varios videos que se comparten hasta el final de este texto.

 

Durante los dos últimos días de la reunión de Frascati, unos 15 miembros del Consejo Sinodal de los Obispos se unieron a la reunión para revisar su borrador antes de que fuera enviado al Papa para que lo apruebe. (Los miembros del Consejo del Sínodo fueron elegidos en el Sínodo Ordinario sobre la Juventud de 2018). La versión final del documento continental se hará pública a finales de octubre. Después se enviará a los obispos del mundo para que lo estudien antes de participar en una de las siete asambleas continentales.

El Secretariado del Sínodo indica explícitamente que éstas “deben ser Asambleas Eclesiales (de todo el Pueblo de Dios) y no sólo Asambleas Episcopales (de obispos solamente). Así, los participantes deben representar adecuadamente la variedad del Pueblo de Dios: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, laicos y laicas”. Significativamente, esta disposición corresponde al deseo de la mayoría de las conferencias episcopales consultadas al respecto por la Secretaría General del Sínodo.

 

Las sesiones regionales, que reflexionarán sobre el documento continental, se celebrarán desde finales de 2022 hasta los primeros meses del 2023. Éstas “informarán la composición de la Síntesis Continental”, que será enviada a la Secretaría del Sínodo antes del 31 de marzo de 2023, fecha límite para las siete síntesis continentales. Los siete documentos continentales se convierten entonces en la base del documento de trabajo final -el Instrumentum Laboris- para el sínodo de octubre próximo.

Hay que decir que todas las fases del sínodo son consultivas (no deliberativas), incluido el propio sínodo de 2023, a menos que el Papa decida concederle voz deliberativa (Episcopalis Communio 3). Siendo el catolicismo, el Papa tiene la última palabra.

 

Sin embargo, no cabe duda de que, a lo largo de su papado, Francisco ha hecho todo lo posible por dar prioridad a la ampliación de la voz de los laicos. Dos de sus constituciones apostólicas, Episcopalis Communio y Praedicate Evangelium, crean vías para el discernimiento sinodal y la toma de decisiones de los laicos en el gobierno de la Iglesia. Praedicate Evangelium separa de hecho el gobierno de la Iglesia de la ordenación, situándolo en cambio dentro de una “misión canónica” recibida del Papa. El pasado mes de julio, el cardenal Marc Ouellet -que no es conocido por ser progresista- dijo que el Papa “también puede delegar y hacer así partícipes a los miembros del pueblo de Dios de su poder de jurisdicción”.

Entonces, ¿se concederá voz a algún laico -incluso voz deliberativa- en el sínodo del próximo octubre? Hay que seguir atentos.

LEER. Documento para la Etapa Continental ya está listo

Información adicional
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Fuentes

National Catholic Reporter / Revista Vida Nueva / Vatican News (2) / Videos: Oficina del Sínodo – Vatican Media / Foto: Sínodo Diocesano en Brasil

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