Oscar Cuya
En general, las observaciones al estudio de impacto ambiental (EIA), sobre el número de estaciones temporales a evaluarse, inciden sobre las variables biológicas, tanto para el medio terrestre como para el medio acuático. Veamos a mayor detalle este punto, para el medio terrestre, y con relación a la vegetación.
Recordemos que por lo menos idealmente un estudio de impacto ambiental plantea sus conjeturas o predicciones de impactos. Luego establece las variables físicas, biológicas o sociales que pueden medir dicho cambio o impacto. Seguidamente, se selecciona la escala espacial y temporal en la que actúa o se manifiesta cada variable seleccionada. Al finalizar estos pasos, recién se puede planificar y ejecutar la etapa de campo. Los valores medidos u obtenidos para las variables seleccionadas constituirán la línea de base.
La línea de base es el hito de referencia para comparar los valores futuros de las variables de impacto, cuando el proyecto se ejecute. Si en dicho momento, se superase algún umbral, será manifiesto el impacto.
Es determinante establecer la escala espacial de la evaluación, la cual condicionará el diseño de muestreo. De la misma manera, es crítico el establecimiento de escala temporal de la evaluación, pues fijará el número de veces de ingreso a campo.
Es importante asegurarse que las variables seleccionadas midan el impacto; asimismo, es necesario reconocer la sensibilidad de tales variables ante las variaciones estacionales climáticas. Para ciertos lugares, con alta pluviosidad, en la selva tropical, se presenta la controversia acerca de la pertinencia de dos evaluaciones estacionales, dado que la precipitación no muestra algún comportamiento estacional definido.
En dicho caso, a menudo se dice que dado que la precipitación no muestras alguna estacionalidad definida, y en cambio se muestra aleatoria a lo largo del año, sería suficiente una sola entrada a campo. Esta afirmación no es muy consistente puesto que si hay aleatoriedad en las variables (no estacionalidad) se requeriría más de dos evaluaciones al año.
Es preciso aclarar que la precipitación no se mide en las entradas de campo del EIA; por lo mismo, desde este punto de vista, para efectos de la planificación logística del EIA es indiferente su comportamiento estacional o aleatorio. Las variables climáticas se miden (generalmente en horas sinópticas) todos los días del año durante muchos años. Una medición de días, semanas o meses, puede ser interesante, pero no es nada representativo de las condiciones climáticas del área y del comportamiento específico de sus variables, por lo que no es significativo incluirlo en un EIA.
La discusión se centra sobre la precipitación puesto que se tiene el supuesto que esta variable determina el comportamiento estacional de otras variables, especialmente de las variables biológicas. Veremos que este criterio es incompleto. La expresión que afirma que “dado que no hay estacionalidad en la precipitación es suficiente una entrada a campo para evaluar las variables biológicas” sería muy limitada.
La precipitación no controla directamente el comportamiento estacional de las variables biológicas (por lo menos las que se miden en el EIA). El control aludido corresponde a la disponibilidad hídrica en el suelo. Sobre este punto debe centrarse la discusión. Evidentemente hay correlaciones positivas entre la precipitación y el contenido de humedad del suelo; entre el contenido de humedad del suelo y alguna variación estacional de la vegetación; y entre la precipitación y el comportamiento estacional de la vegetación. Esta última relación no implica alguna relación directa de causalidad. En otros ámbitos puede ser otra variable, por ejemplo las temperaturas en el nivel crítico de heladas, la que determinen el desarrollo de la vegetación, incluso, condicionen su permanencia.
Solo en el caso que la variable sea homogénea durante todo el año podría argumentarse una sola entrada a campo. Dicho de otro modo, si la variable no es sensible a la estacionalidad climática o a la variación estacional de las lluvias, se mantendría constante y regular durante todo el año, por lo que sería suficiente una solo evaluación en el año, indiferente en la época o mes que se evalué. Este es el caso de la composición taxonómica, su abundancia y diversidad, variables que habitualmente se consideran en las evaluaciones biológicas como parte del EIA. Si dichas variables no son sensibles a la estacionalidad climática, y se mantienen constantes a lo largo del año, solo será suficiente una evaluación anual. La pregunta que sigue estaría relacionada con la verificación de si tales variables: composición taxonómica, abundancia y diversidad, miden los impactos del proyecto.
La mayor o menor pluviosidad influye sobre la disponibilidad hídrica del suelo. Las lluvias recargan el suelo de agua cuando hay déficit y se infiltran o escurren cuando hay excesos. Esta dinámica es mostrada en un balance hídrico.
En muchos lugares del país se presenta una estacionalidad climática bien definida; y es común observar sin follaje a las plantas caducifolias, en la época de déficit hídrico; o ver el gran desarrollo de plantas anuales, en la época de mayor humedad. En este caso, es evidente que el estudio de impacto ambiental debe considerar por lo menos dos épocas de evaluación de la vegetación dado que la composición florística y sus variables dependientes son sensibles a la estacionalidad climática.
En otros casos, en lugares de alta pluviosidad, las variables biológicas que habitualmente se evalúan en los estudios de impacto ambiental (composición y diversidad de especies) no son sensibles a la mayor o menor presencia de lluvias puesto que no se presenta en ningún momento algún déficit hídrico en el suelo. Siempre hay suficiente agua en el suelo como para continuar con el desarrollo. En estos lugares, las plantas no son estacionales, son perennes. Si bien pudiera presentarse algunos meses con mayor precipitación que otros, la cantidad de lluvias siempre estará sobre el umbral del déficit hídrico.
Debate
¿Está usted de acuerdo con la línea de razonamiento?
¿En un lugar con alta pluviosidad y excedente de agua es indispensable realizar dos entradas a campo como mínimo para evaluar la composición de especies y la diversidad? ¿O sería suficiente una entrada a campo para evaluar tales variables?
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