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¿Predicción científica o conjetura de sentido común en los estudios de impacto ambiental?

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Oscar Cuya

En sentido estricto, un estudio de impacto ambiental (EIA) no mide impactos. No hay nada que medir como efectos tangibles del proyecto, pues el mismo no está ejecución. Lo que se realiza, en concreto, es una aproximación al futuro sobre los posibles efectos significativos que ocasionará el proyecto; es decir, se realiza una predicción de impactos del proyecto.

Es importante recordar que la evaluación de impacto ambiental es un instrumento de naturaleza preventiva, que se aplica a proyectos, en su fase de diseño de factibilidad (por lo menos), con el fin de certificar su viabilidad ambiental. Si el proyecto está ejecutándose no corresponde la evaluación de impacto ambiental sino un programa de manejo y adecuación ambiental.

Referirse a la “predicción de impactos” no equivale a la expresión “identificación de impactos” (identificación en el sentido de anotar la identidad de algo), pues esta última frase no incluye, necesariamente, la connotación de aproximación al futuro. En el caso de un plan de manejo y adecuación ambiental sí se identifica, mide, cuantifica y valora efectos tangibles (muchos de los cuales son pasivos ambientales). ¿Se puede medir algún atributo o variable que se manifestará en el futuro?

Nuestras aproximaciones al futuro, en los estudios de impacto ambiental, pueden ir desde las simples expectativas hasta la predicción científica, pasando por niveles de conjetura y pronóstico, en orden de menor a mayor objetividad. Descartamos las profecías y creencias, como acercamientos al futuro en un estudio de impacto ambiental, por su alta carga subjetiva. ¿Cuál cree usted que es el nivel de aproximación al futuro más apropiado en un EIA?

Si tenemos en cuenta que nuestra definición de impacto ambiental alude a los cambios netos que experimentará una variable ambiental y social, debido al proyecto, estamos obligados a conocer la trayectoria futura de las variables en cuestión. Para estimar el cambio neto en la variable, debemos reconocer sus trayectorias o evolución histórica en dos escenarios: sin proyecto y con proyecto. La región delimitada entre estas dos trayectorias es lo que denominamos cambio neto o impacto del proyecto. ¿Cómo debemos estimar el cambio neto o impacto? ¿Mediante una predicción científica o una aproximación intuitiva de juicio de experto?

Predicción científica

Un estudio de impacto ambiental “ideal” cimenta sus aproximaciones, sobre el futuro, en la predicción científica. Ello supone un alto saber de los fenómenos que involucraría el impacto ambiental, saber o conocimiento que tendría que estar plasmado en teorías o leyes científicas, para su uso en el EIA.

A partir de tales teorías o leyes se derivarían las consecuentes inferencias de impactos, al interrelacionar los aspectos ambientales del proyecto (definición ISO 14000) y los elementos sensibles y valiosos del medio (VECs). Estas deducciones o inferencias serían nuestras hipótesis de impactos, materia de contrastación cuando el proyecto se ejecute, y el programa de monitoreo ofrezca los datos comprobatorios. Para las pruebas de contrastación, dicho programa de monitoreo deberá contar con un diseño previo de colecta de datos, el cual deberá considerar muestras de aéreas de control y muestras de aéreas para medir impactos, y tomar mediciones sostenidas antes de inicio del proyecto, durante su ejecución e incluso, posterior a su cierre.

No es que el estudio de impacto ambiental deba pretender objetivos científicos; lo que enfatizamos es que debe ser objetivo y emplear el método científico, tal como la tecnología lo hace. La tecnología emplea las teorías científicas y el método científico y produce artefactos, concretos o abstractos. Un plan de desarrollo puede ser visto como un artefacto, como un instrumento de intervención de la realidad; y bajo esa premisa un EIA sería un artefacto o instrumento para reconocer la viabilidad ambiental de un proyecto, es decir “intervenir” (en el buen sentido) el proyecto antes de su ejecución para que no afecte la salud, el entorno humano y el medio ambiente en general. ¿Usted cree que el EIA puede considerarse como un artefacto tecnológico en el campo de la gestión ambiental?

En general, no siempre se cuenta con conocimientos de los fenómenos naturales y sociales en el nivel de teoría o leyes científicas por lo que las aproximaciones al futuro, en el EIA, serán de orden inductivo, incluso intuitivo. Inductivas son las aproximaciones a partir de los datos o “realizaciones de una variable”. En este punto, también, se tienen serias limitaciones pues no se cuenta con series históricas de datos de las variables que miden el impacto. En los casos en los que sí se cuenta con tales series históricas sí se podría predecir un determinado comportamiento futuro de la variable, empleando el instrumental matemático y estadístico pertinente.

A modo de énfasis adicional, cuando queremos explicar científicamente un fenómeno, las aproximaciones inductivas nos llevan a las aproximaciones deductivas, las cuales tienen sus bases en nuestros conocimientos científicos de las variables y su ciencia en particular.

Predicción y explicación científica

Describir es diferente de explicar. “La descripción supone respuestas a la pregunta acerca de cómo es algo. Explicar es responder a la pregunta respecto de por qué algo es o se presenta de una determinada forma. Describir implica señalar aspectos reconocibles o signos característicos de las cosas. Explicar es subsumir un hecho en un enunciado general” Schuster (2005: 47). ¿Los impactos que suponemos, serán ocasionados por el proyecto, deben ser descritos o explicados?

“La explicación científica puede ser nomológico – deductiva, causal, hipotético – deductiva o estadístico – inductiva. Si la explicación la entendemos en su tipo nomológico – deductivo, el cual requiere la presencia de leyes generales, la explicación y la predicción son coincidentes. En la explicación disponemos de los hechos y buscamos las leyes generales que los incluyan. En la predicción a partir de leyes anticipamos por vía deductiva los hechos que han de producirse” Schuster (2005: 47). (Entendemos por nomológico lo relacionado con las leyes, reglas, principios, preceptos)

Juicio de experto y aproximaciones intuitivas

En general, no se cuenta con un nivel suficiente de teorización ni con datos históricos de las variables que miden impactos, a excepción de ciertas variables climáticas e hidrológicas, principalmente. Las evaluaciones de campo de los EIAs, incluso, en dos temporadas estacionales, corresponden a un solo año; información a todas luces insuficiente, que no puede considerarse histórica, y no permite proyectar la trayectoria de la variable de impacto.

Las posibilidades de abordar un estudio en el nivel de predicción científica quedan reducidas, dado que se desconoce los principios teóricos que rigen las variables de impacto (para una aproximación deductiva o nomológico – deductiva) o hay insuficiencia de datos históricos de las variables de impacto (para una aproximación inductiva o estadístico – inductiva).

La predicción de impactos queda entonces en el plano de la conjetura y la visión de un experto. Se espera que esta conjetura sea “informada” y que el experto tenga suficiente experiencia en la práctica de la evaluación ambiental, es decir sea un “analista ambiental”. Bunge (1997: 626) indica que la “prognosis, o conjetura informada, o predicción de sentido común, es una previsión basada en generalizaciones empíricas más o menos tácitas; y la predicción científica, es una previsión basada en teorías y datos científicos (o tecnológicos)”.

El analista ambiental puede acudir a su intuición o a un escenario comparado: Si un proyecto similar se ejecutó en otro lugar similar y presentó efectos significativos es probable que el proyecto que tenemos en evaluación presente los mismos impactos.

A veces, la práctica intuitiva deviene en simple y superficial y el análisis de impacto queda en el nivel de conjeturas de sentido común. Por ejemplo, para la construcción de una carretera se requiere el desbosque o desbroce de la faja donde se localizará la vía, por tanto mediante el sentido común podemos afirmar que indefectiblemente (que no puede faltar o dejar de ser) se perderá cierta cantidad de cobertura vegetal o suelo y se modificará el uso de la tierra en la referida faja. En este caso estamos frente a un análisis de bajo nivel pues para llegar a dicha predicción no se requiere más que el sentido común. Para una explicación o predicción nomológico deductiva debemos preguntarnos ¿Qué ocurrirá en el bosque frente a la pérdida de una franja de cobertura? La respuesta a dicha pregunta implica predecir efectos relacionados con la fragmentación del bosque, el área de acción (home range) de una población móvil, el efecto barrera sobre cierta población de fauna; es decir predecir fehacientemente los impactos.

Si estamos frente al peligro de una fragmentación debemos inmediatamente pensar en el peligro de alterar la conectividad en el sistema ecológico. Debemos saber que “el parámetro clave para explicar el impacto de la extinción [de una especie] es la conectividad, no la riqueza específica o la diversidad biológica”. Sin embargo, “estudiar la conectividad resulta muy laborioso, pues exige comprender todas las interacciones entre los miembros de la comunidad. Por el contrario, obtener estimas de la riqueza específica o de la diversidad ecológica resulta relativamente sencillo”. Cardona 2007: 145.

Asimismo, debemos conocer que “muchas de las especies propias de las selvas tropicales [alta diversidad] se comportan como especialistas, hasta el punto de utilizar un solo tipo de alimento. Por el contrario, los sistemas con poca biodiversidad están dominados por especies generalistas capaces de explotar cualquier recurso disponible. En el primer caso decimos que la conectividad es baja; en el segundo, consideramos que la conectividad es elevada. Si aumenta la riqueza específica de un ecosistema, se reduce su conectividad, [por lo que se puede] concluir que los ecosistemas con una mayor diversidad son vulnerables a la extinción y menos estables cuando se someten a una perturbación de origen humano” Cardona 2007: 145.

Por tanto, ¿Qué ocurrirá en el bosque frente a la pérdida de una franja de cobertura? Decir que el impacto es la “reducción de la cobertura vegetal”, “desplazamiento temporal de la fauna”, “modificación del paisaje”, “compactación del suelo”, “incremento de la erosión”, “perturbación por efecto barrera” o “fragmentación del bosque” podría ser muy trivial y producto de un análisis de bajo nivel. Si en el bosque en alusión, la diversidad biológica es elevada, podemos plantear la hipótesis de la desestabilización. Al contrario, si el bosque es poco diverso podemos suponer que no se presentarán mayores efectos de desestabilización del bosque.

En este punto debemos anotar que el concepto “estabilidad” es de mayor propiedad que el concepto de “equilibrio”; y además, debemos tener en consideración que la teorización sobre el manejo adaptativo del ecosistema supone la interacción de tres variables: potencial de cambio, conectividad y resiliencia. Para mayores detalles sobre estos temas es conveniente revisar los artículos siguientes: Holling, Crawford (1973) Resilience and stability of ecological systems. Annu Rev Ecol Syst 4: 1-23; y Grimm, Volker; Wissel, Christian (1997) Babel, or the ecological stability discussions: an inventory and analysis of terminology and guide for avoiding confusion. Oecologia 109: 323-334

Otro ejemplo de aplicación de inferencias, en el caso de las variables de impacto sensibles a las variaciones estacionales del medio, a continuación: El conocimiento que una variable tiene un comportamiento estacional asociado al clima es interesante pero lo determinante es saber en qué periodo, esta variable, muestra que el medio es más vulnerable a las actividades del proyecto. Si el proyecto ha programado acciones en un periodo sensible tendría que modificar sus fechas de intervención o tomar las mayores precauciones para disminuir el efecto. Este raciocinio implica un abordaje que podemos considerar deductivo.

Si seguimos en esa línea deductiva plantearemos que a mayor cantidad de lluvias se espera que las plantas crezcan mucho más. Si correlacionamos alguna variable de crecimiento del bosque y la variable precipitación, es posible que la correlación sea elevada; sin embargo, ello no es una explicación causal. Las plantas no toman el agua directamente de las lluvias; son las raíces las que absorben el agua de suelo.

Si hay más lluvias, el suelo estará más húmedo y tendrá suficiente dotación de agua para la absorción de las plantas. Pero superado un umbral de porcentaje de humedad del suelo, la mayor o menor cantidad de lluvias, será indiferente para el crecimiento de las plantas. Mientras el balance hídrico del suelo sea favorable para las plantas, es decir se mantenga húmedo el suelo, las plantas crecerán.

Otras variables pueden condicionar el crecimiento de la planta, por ejemplo la mayor humedad del suelo o saturación puede afectar el crecimiento de la planta al interferir con los procesos respiratorios en las raíces. La menor radiación u horas de sol pueden reducir el crecimiento; así, cuando hay más lluvias, el cielo puede permanecer cubierto, reduciendo las horas de sol para las plantas, lo cual reducirá la fotosíntesis incidiendo en el menor crecimiento de las plantas.

Si hay lluvias durante todo el año, que mantengan la disponibilidad de agua en el suelo, las variaciones estacionales de lluvias serán indiferentes para indicar alguna perturbación sobre el crecimiento y desarrollo de la vegetación en la zona de referencia. La explicación científica podría plantear que la variable precipitación no es determinante en la predicción de los impactos sobre la vegetación, y que solo tiene interés descriptivo, no explicativo.

Una forma de reducir el nivel de subjetividad en la predicción de impactos es acudir a métodos de consenso con base en la discusión de expertos en talleres participativos o a la distancia, caso del método Delphi y sus modificaciones. Este método busca el consenso entre expertos. Mediante cuestionarios repetitivos (varias rondas), los expertos predicen y califican impactos, hasta lograr cierto consenso luego de varias rondas de cuestionarios. El método supone una participación a la distancia (vía correo electrónico por ejemplo). Una modificación del método puede realizarse considerando reuniones presenciales.

No olvidar que las tablas de Leopold y Batelle son ejemplos de un trabajo intuitivo sobre la base de juicios de expertos. Estas técnicas, ampliamente usadas como únicos y acabados métodos de evaluación de impactos, deben ser aplicadas participativamente y sobre la base de métodos del tipo Delphi o sus modificaciones.

LANDETA (2002: 20-21) anota que “la información subjetiva es aquella que se trasmite después de una filtración realizada por el individuo o grupo, a través de sus creencias, expectativas y opiniones y a partir de sus experiencias, sucesos, y datos acumulados. Su principal diferencia con la información objetiva no estriba en que tenga esta origen en los fenómenos sucedidos y la subjetiva en el individuo, sino en que este haya procesado o no mentalmente esa información. Acudir al juicio subjetivo, es decir, a la opinión de los expertos, no implica consultar una bola de cristal o acudir a adivinos o futurólogos, renunciando de esta manera a movernos dentro de la metodología científica, sino entender esta de una manera menos restringida”.

Debemos tener en consideración que “esta intuición individual o colectiva, este juicio subjetivo de ciertas personas informadas, con experiencia y conocimiento privilegiado (expertos), debe ser estructurada y canalizada convenientemente, conjugada con la información disponible y el saber acumulado hasta hoy” LANDETA (2002: 8). Adicionalmente a esa recomendación debe considerarse que “las intuiciones fecundas son aquellas que se incorporan a un cuerpo de saber racional, y de esta manera dejan de ser intuitivas” BUNGE (1996: 193)

A modo de cierre

Si bien hay dificultades para la elaboración del estudio de impacto ambiental empleando el método científico, ello no significa que debe abandonarse este método. Debe considerársele como regla preestablecida en la práctica de la predicción de impactos, especialmente en la selección de las variables del medio que realmente puedan medir los impactos cuando el proyecto se ejecute.

Abandonar las inferencias y argumentación racional, sobre la base de la teoría existente, en aras de las facilidades del empleo del juicio de expertos, no reflejaría nuestra seriedad profesional.

Anímese a responder ¿Qué actitudes o competencias personales y qué capacidades en conocimientos y destrezas debería tener un analista de impactos ambientales para emitir juicios de experto en sus evaluaciones ambientales? ¿Cuáles serían los requisitos profesionales para el cargo de analista de impactos ambientales?

Literatura citada

BUNGE, Mario (1996) Intuición y razón. Buenos Aires: Sudamericana. 227 pp.
BUNGE, Mario (1997) La investigación científica. Su estrategia y filosofía. 4ed. Barcelona: Ariel. 955 pp.
CARDONA, Lluís (2007) Biodiversidad. Barcelona: Océano. 208 pp.
LANDETA, Jon (2002) El método Delphi. Una técnica de previsión al futuro. Barcelona: Ariel. 223 pp.
SCHUSTER, Félix (2005). Explicación y predicción: la validez del conocimiento en ciencias sociales. 3ed. Buenos Aires: CLACSO. 184 pp.

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