De silenciosa figura, pétrea rigidez y curiosa mirada -pienso que me estuvo mirando al detalle tanto como yo a él-, el oso panda, ente urbano con vida propia que observé con inmutable curiosidad en mis caminatas a los suburbios de Lima, tiene autor. El nombre calle de este graffer limeño es Poet. Su obra encierra el más profundo significado de la vida urbana de Lima, un modo de expresión donde la calle habla, se manifiesta y cuenta los más oscuros secretos de su problemática.
“Mírame a los ojos y verás lo que soy”. Foto: Mutandourbano.
Poet, antes de haber creado a su máximo representante del arte que pregona -el oso panda, de múltiple personalidad-, se dedicó a escribir, a puño limpio, versos que expresaran sus sentimientos más recónditos en las diversas cuadras de los Barrios Altos y de otras entrañas de Lima. Uno de ellos, quizá el más inspirado, dice: “Sueños e ilusiones / son mis únicas pasiones / de aventura y peligro / que dan forma a mi delirio”. Pronto, con la indiferencia habitual hacia el graffer por parte de la sociedad capitalina, tuvo que cambiar de estrategia, de modo que su herramienta de voz se amplie y abrigar, con ello, la esperanza de que parte de su personalidad, su arte, sea aceptada por la sociedad. Era el momento del oso panda, inspiración del peluche que regaló alguna vez a su pequeña hija.
El oso panda en acción. Foto: Poet.