Fuente: Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio
Oskar Heeren llegó al Perú hace más de dos siglos, sin imaginar que la quinta que él construiría sería considerada como uno de los recintos más hermosos y apacibles de la Lima de antaño: La quinta Heeren. Esta residencia de estilo europeo constituye una muestra viva de aquellos años en los cuales Barrios Altos, era la periferia de la ciudad e inspiración de los grandes intelectuales de la época. Recorriendo los pasillos de la historia tan añorada de nuestro señorial Centro Histórico, conoceremos a la imponente Quinta Heeren, tan increíble y tradicional.
Son casi las tres de la tarde y estamos por empezar nuestra visita por las angostas calles de los Barrios Altos, sin duda un viaje hacia el otro lado de la Lima antigua, no tan concurrida por los turistas de estos tiempos. Nuestro punto de partida es el Jr. Trujillo en el Rímac. Un taxista se ofrece a trasladarnos a la quinta y esperarnos hasta terminar de grabar, por lo que nuestra estadía entre los balcones tenebrosos y las teatinas que curiosas nos miran desde arriba, se convierte más tranquila. Sin tomar en cuenta a nuestros queridos “amigos” de lo ajeno.
Unos minutos más tarde, nos encontramos frente a la Quinta Heeren (Jr. Junín 1201), unas rejas oxidadas y unas extensas cadenas resguardadas por unos perros impedían nuestro ingreso triunfal. No podía ser posible, tan cerca pero a la vez tan lejos de la historia de nuestra Lima. Sin embargo, para suerte de todos, apareció de súbito un personaje que amablemente se ofreció a abrirnos las puertas y transportarnos a nuestra tan añorada Lima de antaño, tan imborrable.
Foto Marco Gamarra Galindo
Adentro todos, caminamos por un estrecha calle, larga y solitaria que da a una preciosa plaza jardín adornada de jarrones y esculturas. Sin embargo, nos percatamos que no estábamos solos. Al momento de dialogar con alguno de las personas allí presentes, nos percatamos que en esta residencia aún viven varias familias que han tratado de ser desalojadas por el INC. Un tema polémico que confronta la conservación de la Quinta y la vivienda de aquellas personas.
Alrededor de las casonas que alberga este conjunto habitacional, se observa en sus fachadas el imponente estilo austro-húngaro del siglo XIX. El personaje que estuvo detrás de toda la construcción es Oskar Antonio Federico Augusto Heeren, nacido en Hamburgo (Alemania) en 1840. Un cónsul del Perú en Japón. Su legado, la Quinta Heeren, ha sido lugar donde las embajadas de Japón, Bélgica, Alemania, Francia y Estados Unidos se alojaron, en pleno corazón de Barrios Altos. Increíble pero cierto. Sus muros eternos recuerdan aquellos tiempos en que los aristocráticos escogían sus inmediaciones para realizar sus grandes fiestas.
Sin embargo, un hecho que cambió la vida apacible de sus moradores fue el suicido del empresario japonés Seiguma Kitsutani que preocupado por las cuentas que adeudaba, decide emplearse la técnica del “harakiri” que consiste en el propio desentrañamiento rechazando cualquier tipo de muerte natural, una modalidad muy usada por los antiguos guerreros samurai.
Con el contar de los años, tan calculadores, toda esa vida se esfumó, desapareció y ahora Barrios Altos está olvidado. Aquella hegemonía e importancia que tenía esta ciudad se está desapareciendo, mas no la esencia que siempre la tendrán los verdaderos barrioaltinos. Pronto volverán aquellos años donde la monumentalidad de Lima volverá a renacer dice algún utópico. Ojalá la responsabilidad de las autoridades te respalde.
Si tiene la oportunidad de visitar este vestigio viviente limeño, no lo dude. Si algo le ayudará a conocer más sobre la Lima añorada es visitar Barrios Altos, mas le recomiendo ir en la mañana o tarde porque si la noche lo atrapa en las calles de esta urbe, ni el mismo diablo de la peña horadada lo podrá salvar de unos suspiros, sin pizca de amorosos por cierto, capaces de hacer temblar a las piedras y de poner los pelos de punta al más valiente. Caracoles! Leer más