Ricas extensiones de áreas verdes que son hábitat de diversas especies de fauna alto andina, tierras agrestes que presenciaron la crucial batalla de Junín entre los independentistas y españoles allá por el año de 1824, en defensa de la libertad americana, son algunas razones del por qué hay la necesidad de cuidar las tan importantes Pampas de Junín.
Lago Junín, Junín. Foto: Marco Gamarra Galindo.
La primera vez que contemplé la inmensidad y belleza de esta maravilla natural que comparten Junín y Pasco fue cuando me dirigía a Pozuzo. A pesar de las siguientes veces que pasé por allí, siempre quedo sorprendido, ya sea sus aves que se divisan a lo lejos desde la carretera, como por el lago Junín y las Pampas que las albergan en su Reserva Natural.
Este lago también es conocido como Chinchaycocha que en quechua significa “lago del gato andino”, es el segundo lago más extenso del después del Titicaca y da origen al río Mantaro. Sus 529.88 km² acogen a miles de especies de aves acuáticas como el famoso zambullidor o los flamencos que se pueden observar en el mirador de la zona. Además de ranas, cuyes silvestres, zorros y vizcachas que se han adaptado a este clima tan hostil a más de 4000 m.s.n.m. Es gracias a las vastas extensiones de pantanos y totorales junto con los cientos de miles de animales que las Pampas de Junín junto con el lago son declaradas como Reserva Nacional en 1974.
Por otro lado, recordemos que aquí ocurrió la batalla de Junín, donde el ejército de Bolívar venció a los realistas. En honor a dicha victoria se construyó el Santuario Histórico de Chacamarca donde se puede tomar fotos con un obelisco de más de 10 metros.
Bicicletistas en las alturas de las Pampas de Junín, Junín. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Si se anima a ir, necesita llegar hasta La Oroya y de allí todo depende de su gusto, si llegamos a la Reserva Natural de Junín a través de Tarma o Paccha, por la carretera central. Recordemos que los paisajes de nuestra sierra son espectaculares, por esa ruta podremos apreciar diversos pueblos que no sabíamos que existían y que en su mayoría se ubican a los costados de la carretera como también paisajes que parecen de pintura. Desde pueblos como la minera Morococha hasta ciudades de tejedores cuya maestría es bien reconocida como en San Pedro de Cajas. La mejor época para ir es en marzo y abril.
Para efectuar este viaje le recomendamos llevar pastillas para no tener complicaciones con el soroche, portar ropa de invierno y de verano ya que al mediodía hace calor y por la noche hace frío. También, y si lo desea, puede hospedarse cerca de la reserva, en los pueblos de los alrededores como Carhuamayo en Junín y Ninacaca en Pasco, cuyo atractivo turístico es contar con una iglesia hecha en piedra.
Y si su espíritu es aventurero a mayor distancia de la reserva se ubica Cerro de Pasco con su famoso bosque de piedras de Huayllay. Ah! Y no bote sus desperdicios al menos que sea en un tacho. Leer más