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15/04/10: Un recorrido por la iglesia de la Buena Muerte

Aprovechando un poco la tranquilidad de Semana Santa, visitamos la barrioaltina iglesia de la Buena Muerte, ubicada en el cruce de los jirones Áncash y Paruro. La singuralidad de esta iglesia no se limita al nombre: su arquitectura resalta y evoca la belleza de los conventos limeños del siglo XVIII.

Iglesia de la Buena Muerte. Foto: Marco Gamarra Galindo

Al frente de la misma, se encuentra la Plazuela de la Buena Muerte y cerca las iglesias de las Trinitarias y Santa Clara.

Plazuela Buena Muerte. Es costumbre verla así en las mañanas. Foto: Marco Gamarra Galindo.

Si tan sólo las autoridades diesen más importancia a zonas olvidadas como los Barrios Altos y el Rímac, la capital sería más turística, interesante e impresionante.

Interiores de la iglesia Buena Muerte, Barrios Altos. Foto: Marco Gamarra Galindo.

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12/03/10: Los barrios más bravos de Lima

En más de una oportunidad hemos ingresado a cierto barrio de los muchos que esconde Lima, que muchas personas prefieren evitar por ser peligrosos. Sin embargo, es a partir de la idiosincracia de su gente y a su chispa limeña que se han tejido curiosas, sorprendentes e increíbles anécdotas. Esta es la historia de los barrios más “faites” relacionados a la historia colonial y republicana de la capital.

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Foto Marco Gamarra

Cinco Esquinas, Barrios Altos
Este lugar curioso de Lima debe su nombre a que desde la época de la colonia la interceptan cinco calles: Calle de los Naranjos, Calle Barbones, Calle Ancha (actual cuadra 15 del Jr. Antonio Miró Quesada), Calle Sequión (llamada también Calle del Acequión que comprende a las actuales seis cuadras de la Calle Huari) y calle de las Cinco Esquinas.

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Foto: Jhon Romero

Hace unas décadas, Barrios Altos era el lugar predilecto por políticos, poetas, cantores y escritores para descansar e inspirarse con la belleza de sus iglesias, plazuelas y casonas. No resultaría extraño entonces que personajes de la talla de Ricardo Palma, Andrés Avelino Cáceres, César Vallejo, Manuel Ascencio Segura, Felipe Pinglo, Nicomedes Santa Cruz (padre), Antonio Raimondi, Alberto Andrade y muchos más hayan caminado más de una vez por las mencionadas calles de Cinco Esquinas.

Barrios Altos es símbolo del criollismo. Fiesta de cajón, de jarana, de los callejones, de la mazamorra, de las procesiones. En sus calles convergen distintos caldos culturales disímiles entre sí y que se suporponen para crear una cultura y tradición de lo español, lo afro, lo mestizo, lo italiano, lo chino, lo japonés, lo indígena.

Malambo, Rímac

Ubicado en el Barrio de San Lázaro (Rímac), fue una reducción o ciudad de indios en la época de la colonal, comúnmente conocida por ser una zona de “leprosos”, razón por la cual eran llamados en tono burlesco por sus vecinos de Barrios Altos como “carachosos”.

Como sabemos, la puerta de ingreso a gran parte de la historia de Lima antigua es la Avenida Francisco Pizarro. Una de sus cuadras es el barrio que queremos conocer. Veamos la distribución de las cuadras.

Cuadra 1.- Acequia alta de Abajo el Puente.
Cuadra 2.- Prevoste.
Cuadra 3.- San Francisco de Paula Viejo.
Cuadra 4.- Malambo.
Cuadra 5.- San Francisco de Paula Nuevo.
Cuadra 6 y 7.- Bao.
Cuadras 8, 9, 10 y 11.- Guía.
Fuente: Eligio Ronceros

Malambo, Rímac. Foto de Miguel Bellido para el diario El Comercio.

Con el pasar de los años, el barrio se extendió a las cuadras 5,6,7. El nombre “Malambo” se debe a la abundancia de estos árboles que existían en las avenidas. Malambo ha sido incluído en esta selección porque es un espacio con historia, tradición viva del “amor fino” y testigo fiel de una época que los bajopontinos recuerdan.

Malambo en otras épocas.

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11/03/10: Cementerio Presbítero Maestro: Paz eterna entre obras de arte

Al caminar por las anchas avenidas, pintorescas alamedas y largas calles del Cementerio Presbítero Maestro, uno logra comprender el gran cariño que sintieron los deudos por sus difuntos. Qué mejor entonces que rendirles homenaje junto a imponentes y vistosas esculturas italianas en el primer cementerio de América, la necrópolis del Cementerio General de Lima.

La llegada de la Ilustración significó el fin de aquella práctica tan común de enterrar a los muertos bajo las iglesias. En el Perú se dijo adiós a esa costumbre nada higiénica con la construcción del Presbítero Maestro (1808) en los Barrios Altos. Sin duda, una nueva historia comenzaba a escribirse.

El honor de inaugurar el Presbítero, convertido en el primer cementerio civil del continente, estuvo a cargo del virrey José Fernando de Abascal. El representante del Rey en Perú había autorizado la obra y pedido la ayuda del hábil sacerdote Matías Maestro, quien diseñó los planos del camposanto. En honor a este religioso, el virrey bautiza la necrópolis.

Una inauguración anecdótica

Durante los retoques previos de la inauguración, el pintor Francisco Acosta, sufrió un accidente que le provocó la muerte. No faltaron algunos que recomendaron -por medidas sanitarias-, su entierro inmediato en el Presbítero Maestro. Sin embargo, el cadáver tuvo que esperar el de Juan Domingo González de la Reguera, arzobispo destinado por orden mayor el primer personaje en descansar en la necrópolis.

En sus 766 mausoléos e inumerables nichos, se encuentran personajes que con su pluma o rifle se encargaron de escribir la historia de nuestro país. Éstos son algunos: Leer más »

17/02/10: La Imponente Quinta Heeren de los Barrios Altos

Fuente: Blog de los Corresponsales Escolares de El Comercio

Oskar Heeren llegó al Perú hace más de dos siglos, sin imaginar que la quinta que él construiría sería considerada como uno de los recintos más hermosos y apacibles de la Lima de antaño: La quinta Heeren. Esta residencia de estilo europeo constituye una muestra viva de aquellos años en los cuales Barrios Altos, era la periferia de la ciudad e inspiración de los grandes intelectuales de la época. Recorriendo los pasillos de la historia tan añorada de nuestro señorial Centro Histórico, conoceremos a la imponente Quinta Heeren, tan increíble y tradicional.

Son casi las tres de la tarde y estamos por empezar nuestra visita por las angostas calles de los Barrios Altos, sin duda un viaje hacia el otro lado de la Lima antigua, no tan concurrida por los turistas de estos tiempos. Nuestro punto de partida es el Jr. Trujillo en el Rímac. Un taxista se ofrece a trasladarnos a la quinta y esperarnos hasta terminar de grabar, por lo que nuestra estadía entre los balcones tenebrosos y las teatinas que curiosas nos miran desde arriba, se convierte más tranquila. Sin tomar en cuenta a nuestros queridos “amigos” de lo ajeno.

Unos minutos más tarde, nos encontramos frente a la Quinta Heeren (Jr. Junín 1201), unas rejas oxidadas y unas extensas cadenas resguardadas por unos perros impedían nuestro ingreso triunfal. No podía ser posible, tan cerca pero a la vez tan lejos de la historia de nuestra Lima. Sin embargo, para suerte de todos, apareció de súbito un personaje que amablemente se ofreció a abrirnos las puertas y transportarnos a nuestra tan añorada Lima de antaño, tan imborrable.


Foto Marco Gamarra Galindo

Adentro todos, caminamos por un estrecha calle, larga y solitaria que da a una preciosa plaza jardín adornada de jarrones y esculturas. Sin embargo, nos percatamos que no estábamos solos. Al momento de dialogar con alguno de las personas allí presentes, nos percatamos que en esta residencia aún viven varias familias que han tratado de ser desalojadas por el INC. Un tema polémico que confronta la conservación de la Quinta y la vivienda de aquellas personas.

Alrededor de las casonas que alberga este conjunto habitacional, se observa en sus fachadas el imponente estilo austro-húngaro del siglo XIX. El personaje que estuvo detrás de toda la construcción es Oskar Antonio Federico Augusto Heeren, nacido en Hamburgo (Alemania) en 1840. Un cónsul del Perú en Japón. Su legado, la Quinta Heeren, ha sido lugar donde las embajadas de Japón, Bélgica, Alemania, Francia y Estados Unidos se alojaron, en pleno corazón de Barrios Altos. Increíble pero cierto. Sus muros eternos recuerdan aquellos tiempos en que los aristocráticos escogían sus inmediaciones para realizar sus grandes fiestas.

Sin embargo, un hecho que cambió la vida apacible de sus moradores fue el suicido del empresario japonés Seiguma Kitsutani que preocupado por las cuentas que adeudaba, decide emplearse la técnica del “harakiri” que consiste en el propio desentrañamiento rechazando cualquier tipo de muerte natural, una modalidad muy usada por los antiguos guerreros samurai.

Con el contar de los años, tan calculadores, toda esa vida se esfumó, desapareció y ahora Barrios Altos está olvidado. Aquella hegemonía e importancia que tenía esta ciudad se está desapareciendo, mas no la esencia que siempre la tendrán los verdaderos barrioaltinos. Pronto volverán aquellos años donde la monumentalidad de Lima volverá a renacer dice algún utópico. Ojalá la responsabilidad de las autoridades te respalde.

Si tiene la oportunidad de visitar este vestigio viviente limeño, no lo dude. Si algo le ayudará a conocer más sobre la Lima añorada es visitar Barrios Altos, mas le recomiendo ir en la mañana o tarde porque si la noche lo atrapa en las calles de esta urbe, ni el mismo diablo de la peña horadada lo podrá salvar de unos suspiros, sin pizca de amorosos por cierto, capaces de hacer temblar a las piedras y de poner los pelos de punta al más valiente. Caracoles! Leer más »

17/02/10: El misterio de la Peña Horadada de los Barrios Altos

Fuente: Blog de los Corresponales Escolares de El Comercio

En el otro lado de la Lima que hoy conocemos, en una más desconocida y oscura, abundan aquellos relatos que han reflejado en más de una ocasión, una mirada de estupor, miedo y asombro en sus oyentes. Una de estas anécdotas es la que guarda en una esquina de los Barrios Altos, la Piedra de la Horadada, la cual cuenta Ricardo Palma, fue usada por el mismísimo diablo para huir de las procesiones del Señor de los Milagros y la Virgen del Carmen allá por la Lima colonial.

¿Se imagina usted cuán importante ha de haber sido la Ciudad de los Reyes que el mismo diablo andaba por sus calles? En la esquina de los jirones Junín y Cangallo, muy cerca del callejón de “El Buque”, se halla la misteriosa Piedra de la Horadada o simplemente Peña Horadada que está encajada en una de las veredas, como no queriendo salir de su recinto perpetuo.

La historia que encierra la susodicha ha sido comentada por cientos de limeños de antaño, y mucho menos pasó desapercibida por los oídos del reconocido Ricardo Palma, quien la añadió en su libro de “Las tradiciones peruanas”. Es gracias a este espacio que le da el “bibliotecario mendigo” que la Piedra de la Horadada sigue viva y vigente como uno de los lugares más misteriosos y curiosos del Centro Histórico de Lima.


Foto: Marco Gamarra Galindo

La Peña Horadada obtuvo su nombre por la perforación completa en forma de círculo que posee. Aquella que sucedió el hecho, cuenta Ricardo Palma en castellano de la época, fue una jornada en el que Lucifer “allá por los tiempos oscuros coloniales, paseándose un día por la primera, a sus anchas y con su habitual insolencia, se encontró de manos a boca, cuando menos lo esperaba con el Santísimo que salido de Santa Ana, iba en sentido contrario al suyo, acompañado de muchos fieles y que, espantado con la divina visión, no supo como esconderse para no ser visto..”.

Encuentra la Tradición completa aquí.