Ha pasado un par de semanas desde que acabé mi primer ciclo en la PUCP. Entre las personas que conocí, gente muy amable y amigable, quisiera resaltar en esta ocasión a los profesores que me enseñaron durante estos cuatro meses. Sus clases, a decir verdad, marcaron un precedente en mi vida como universitario porque fueron ellos con quienes empecé a conocer la vida universitaria. Como agradecimiento, no sé si lo sea para ellos por cierto, les contaré algunas anécdotas y curiosidades que ocurrieron durante sus clases, de las cuales, en más de una vez, llegaron a ser ellos mismos los partícipes de alguna risita propiciada en el aula.
El primer ciclo en Estudios Generales Letras. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Sandro Patrucco, Formación del Perú hasta el siglo XVIII
Sandro Patrucco es historiador. A mi decir, domina muchísimo el tema del Perú colonial. En muchas ocasiones concordaba con muchos compañeros en que Patrucco sabía mucho sobre el curso que terminaba desviándose usualmente del tema principal de la clase. En más de una vez, empezaba la clase viendo su reloj para luego anunciar el inicio de la misma con un serio: “Empecemos con Historia del Arte”. Segundos después, con un pequeño gesto cómico, corregía su lapsus. Independientemente de esta anécdota, Patrucco es realmente un profesor dedicado, ha escrito muchos libros. Recuerdo el día que vino ronco, tal vez fue el clima que le jugó una mala pasada.
El profesor Patrucco.
Pierre Emile Vandoorne, Cine
Vandoorne nos mostró el cine como instrumento de creatividad y de reflejo social. En mi opinión, realmente luce como un cineasta: ropa distinta a la común, barba de cierto modo desatendida, lentes vistosos, etc. Eso inspira. Se ganó sin lugar a dudas la amistad de los alumnos por su carisma y dedicación (no se cuántas chicas querían agregarlo al Facebook). Nos acercó a un cine más polémico e interesante a través de películas como “Apocalypze now”, “The Dreamers”, “Bowling for Columbine”, “Sunset Boulevard”, etc.
Profesor Pierre Emile Vandoorne en clase.
Alina Limo, Taller de Interpretación y Comprensión de Textos
Cuánto aprendí sobre el tema de la nueva vertiente cultural que invadió a esa Lima oligarca tan cerrada. Conoce mucho del conflicto social que significó este choque entre los limeños de pura “cepa”, es decir, los criollos y los migrantes. Nos acercó a lecturas críticas de Nelson Manrique, Flores Galindo, Gölte y Adams, etc. También nos enseñó gramática, de la cual puedo afirmar, ha contribuido, además de las lecturas que he leído, a que mi escritura mejore y sea más fácil de “pasar”.
Alina Limo en una asesoría.
Juan Accostupa, Matemática
Un profesor muy paciente, y no es que los demás no lo sean, sino que su presencia transmite una peculiar tranquilidad. Me daba risa, que a decir verdad aguantaba, cuando preguntaba algo de la clase a los desatentos, era como una forma de decirles: “¡oígan, despierten, si no estudian van a jalar!”. Eso usualmente hacía y evidencia, de cierta manera, que le interesa el rendimiento de sus alumnos. Brindó un par de asesorias que ayudaron mucho a la total comprensión de los temas del syllabus. Las matemáticas para mí nunca resultaron difíciles. Mantuve, a través de las clases de Accostupa, esa misma perspectiva.
Salud, profesor Accostupa. Foto: Juan Carlos del Carpio Calle.
Susana Rodríguez, Introducción a la Lengua y Literatura
Las diapositivas que nos mostraba, al igual que las explicaciones que brindaba, eran entretenidas. Sin embargo, mucho dependía de nosotros, en cuanto a la lectura y comprensión más interior del tema. Siempre bajo su rostro se tejía una sonrisa.
Susana Rodríguez antes de iniciar la clase.
Diana Burga, Jefa de Práctica de Introducción a la Lengua y Literatura
Diana me hizo acordar mucho a la relación de amigo-amigo que tuve con Lisset Córdova, encargada del programa de los Corresponsales Escolares, allá en mis épocas escolares en El Comercio. Recuerdo el primer día de clase con ella -solo eran los sábados por cierto- cuando nos dijo, de una forma muy vistosa, que nos pondría una “chapa”, es decir, un apodo. A mi me pareció que empleaba una manera distinta de afrontar la reláción con el alumnado, la cual asentí con curiosidad y luego terminé por agradar. Como jefa de práctica -me parece que todos son estudiantes de facultad- nos explicó aún más lo comentado por la profesora Susana Rodríguez. Muchos compañeros me decían que preferían a Diana por su carisma y entusiasmo que desprendía en clase.
¿La ubican? Era prácticamente una del grupo. Una foto para el recuerdo. La clase de los sábados para la posteridad.
Ojalá alguno de ellos al leer este escrito -si es que sucede por suerte- me recuerden como un estudiante que, aparte de su ímpetu por aprender, solo quiso recordar a los profesores de su primer ciclo. Muchos saludos y espero volver a encontrarlos.