Me asomo por el bus. Estoy en Pachacútec, mi destino. Una intensa brisa acaricia mi rostro. Observo el paisaje y entiendo por qué la pobreza no es la mejor opción para vivir. Claro, uno suele decir que no es pobre y que por lo tanto no vive en la pobreza, pero sin darnos cuenta, vivimos entre la pobreza, entre lugares como Pachacútec.
Pachacútec, ubicado al norte de Lima. Foto: Marco Gamarra Galindo.
Muchos niños caminan descalzos por las arenosas calles que aún desconocen lo que es el pavimento; las casas forman parte de ese escenario incipiente, gris, de los grandes asentamientos humanos de la capital. Ellas parecen tener autoridad propia, reglas en común que sus habitantes imponen y que el Estado acepta con una indiferencia que va creciendo. Se levantan si ven algo injusto, se juntan por los ideales que buscan. Son más que parientes. No solo los une la forma de vida. Sus vidas también son dignas de elogio, de superioridad provinciana. Son muestras de que en el lugar más remoto se pueden realizar nuestros sueños, aquellos que nos han asesiado en más de una noche y que son la prueba de que aspiramos siempre a algo mejor. Varios grandes comerciantes, empresarios provienen de estos lugares. La realidad es muy extrema en el caso Pachacútec. Sin embargo, personajes como Gastón Acurio vienen apostando e impulsando un desarrollo profesional importante en estas zonas.
Transcurso en Pachacútec. Foto: Marco Gamarra Galindo.Visité el asentamiento humano en vísperas de Navidad del 2009 como Corresponsal Escolar de El Comercio junto a Aurora Escárate Ortíz y Lisset Cordova Bonifacio, encargadas del programa que ofrece el diario más tradicional del país a los estudiantes más empeñosos y deseosos de llevar una vida periodística con anticipación. Fue una tarde muy hermosa y recordativa donde entregamos felicidad a muchos niños del poblado. Confirmé que en estos lugares la gente es más humilde, más agradecida y mucho más humana. Por otro lado, sentí lo gratificante que es hacer “volunteer work” y agradecí a aquellos “gringos” que deciden asomarse a una realidad distinta y dar una mano a los necesitados.
Corresponsales Escolares de El Comercio en visita a los wawa wasis Las Frunitas y Pedacito del Cielo de Pachacútec, Ventanilla (Callao – Perú). Foto: Marco Gamarra Galindo.
Equipo de Corresponsales Escolares Asignados de El Comercio en Pachacútec.
Aquella tarde conocí a un grupo de muchachos, de muy pocos abriles, que también querían cursar la multifacética carrera de periodismo. Quisiera recordarlos como muestra de empeño y perseverancia que deben tener los jóvenes hacia nuestras metas, inclusive en los lugares más agrestes y ante las espaldas de una sociedad muy ajena que se encuentra inmutable ante ellos.
Pachacútec tiene grandes valores que pronto aportarán en el beneficio social al país.