Las declaraciones del presidente de Estados Unidos Barack Obama, en el sentido de un apoyo más amplio que los relacionados al tema de la lucha contra las drogas y la colaboración militar, han confirmado el interés que tiene la actual administración estadounidense en mantener la región cohesionada y ganar, a la vez, una mayor influencia dentro de ella a través de apoyo en programas de asistencia regional.
En cuanto a los temas de las relaciones entre los Estados Unidos y los países de Cuba y Venezuela, esta cumbre ha servido como la oportunidad para iniciar diálogos en temas como los derechos humanos y la democracia en estos países. Sin duda, los pasos previos a la cumbre dados por la administración Obama en cuanto al levantamiento parcial de ciertas restricciones, influyeron positivamente en la cumbre y en el acercamiento entre estos países. Asimismo, el esperado acercamiento entre el presidente Obama y su par venezolano, Hugo Chavez, también fue precedido de acciones que buscaban un mayor acercamiento entre estos dos países [2], y los resultados fueron positivos dadas las declaraciones de ambos mandatarios.
Finalmente, esta cumbre ha demostrado que más allá de la diferencias entre los países, el bienestar individual y regional pasa por la aceptación y respeto de los distintos gobiernos, lo cual implica necesariamente un mayor acercamiento entre ellos.
[1] A pesar de solo se firmará un documento no unánime, “pero con consenso”, y no una declaración.
[2] Como la propuesta de un nuevo embajador de Venezuela en Washington.