CHINA SE RESISTE A REVALUAR EL YUAN

La semana pasada el gobierno chino informó que la proyección inicial sobre el crecimiento de su economía para el presente año, se incrementó de un 8.8% a un 9.2%, ya que hasta setiembre del presente año se tuvo un crecimiento anualizado del orden del 9.4%. También se informó que el superávit comercial proyectado para el presente año es de US$ 79 mil millones, cifra que representa casi el doble del superávit obtenido el año pasado. Este crecimiento continuo de China basado en las exportaciones, se debe entre otras cosas a la política de mantener subvaluada su moneda, lo que permite que los bienes producidos en china sean atractivos para consumidores extranjeros. Algunos estudios han estimado que el yuan se encuentra subvaluado en un rango del 15% al 40%.

En este contexto, el secretario del tesoro americano John Snow visitó a Beijing en días previos, y si bien es cierto manifestó su acuerdo respecto a la flexibilización del régimen cambiario, también manifestó su disconformidad por la política de mantener subvaluado el yuan e instó al gobierno chino a solucionar este punto. Algunas propuestas se sumaron a esta presión política, como la que hiciera el senador americano Chuck Schumer –propuesta que cuenta con un importante apoyo en el congreso- de imponer aranceles a las importaciones chinas en un nivel cercano al 30% hasta que el gobierno chino revalúe su moneda. Sin embargo, el gobierno chino a través de su Ministro de Finanzas Jin Renging respondió que “era innecesario e imposible revaluar el yuan para poder resolver desequilibrios globales, particularmente los provenientes de ciertos países”.

Cabe recordar, que a finales de los años 90 el yuan se encontraba sobrevaluado –situación inversa a la actual- y China opuso igual resistencia a las presiones que tenía para devaluar el yuan, situación que permitió no exacerbar la crisis asiática.

Actualmente, la economía china se encuentra en un dilema. Por un lado, necesita seguir creciendo gracias a sus exportaciones, situación que le permite absorber el exceso de oferta de trabajo de los campesinos. Pero por otro lado, dado su rápido crecimiento se han abierto algunas fallas en su economía y que causan preocupación: la existencia de rigideces en su economía debido al escaso desarrollo de su sistema financiero y al hecho que su reforma económica no haya sido acompañada con reformas políticas.

A pesar del incremento del producto, los consumidores chinos no tienen la suficiente confianza en el sistema de seguridad social, ni en la provisión equitativa de salud y educación, situación que no les permite poder destinar una mayor proporción de sus ingresos al consumo.

Asimismo, la semana pasada terminó la sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista Chino dirigida por el también presidente chino Hu Jintao. En dicha reunión se propuso algunos cambios al modelo económico, de manera que se ponga mayor énfasis a la solución de la desigualdad y a los problemas sociales existentes que las reformas económicas no han podido solucionar; se reiteró el compromiso de que para el año 2010 China pueda doblar su PBI respecto al nivel obtenido el año 2000. Sin embargo, existe el temor –por parte de los inversionistas- que este intento de redistribuir la riqueza hacia los pobladores menos favorecidos, venga acompañado con incrementos de impuestos para las compañías.

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