Cuando una marca deportiva puede más que la bandera de un equipo
Fue medalla de plata hace dos años, seis veces campeón nacional de Estados Unidos y cuenta con la marca mínima exigida para tratar de dar un paso más hacia el oro en los Mundiales de Atletismo que comenzarán este mes en Pekín.
Sin embargo, el corredor -Nick Symmonds- no estará en China.
Está claro que no se discute su palmarés como atleta, el problema está en la ropa que quiere utilizar.
Symmonds defiende su derecho a lucir prendas de la firma que lo patrocina, Brooks Running, por lo que se negó a firmar el acuerdo con el cual el organismo que regula el atletismo en Estados Unidos, USA Track and Field (USATF, por sus siglas en inglés), obliga a los atletas a utilizar en todo momento la ropa que provee Nike, compañía con la que tiene un acuerdo hasta 2040 por unos US$20 millones al año.
El propio corredor informó a través de su cuenta en Twitter que no había sido incluido en el equipo estadounidense y aseguró que tendrá que hablar con su abogado.
“No puedes darle el monopolio a una compañía y esperar que haya un deporte saludable”, dijo. “Nunca cambiará a menos que alguien se pare de frente. Desafortunadamente tendré que ser yo”.
Marca, país o ambos
La diferencia entre Symmonds y la USATF radica en que el organismo instruye a sus atletas a utilizar sólo la marca oficial en los eventos oficiales, pero Symmonds reclama que el organismo abusa de poder.
Para él no se puede considerar “evento oficial” cuando está desayunando o entrenando.
En un comunicado, la USATF aseguró “respetar a Nick y la decisión que tome”, pero añadió que “la norma de la industria a través de todos los deportes es que hay ciertos requerimientos cuando el uniforme y el atuendo oficial deben ser utilizados”.
“Nosotros hacemos nuestro mejor esfuerzo para balancear los intereses personales de los atletas y aquellos del deporte, la federación y el equipo. Frecuentemente esos intereses están alineados, y algunas veces están en conflicto.
El caso entre Symmonds y la USATF recuerda otros casos famosos que se han dado en el deporte, cuando hay un conflicto de lealtades entre el logo de una marca y el amor por un país.
La polémica bandera de Jordan
Para muchos es el único equipo de ensueño que ha pisado la faz de la tierra, la selección de baloncesto de Estados Unidos que conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
Pero el equipo liderado por Michael Jordan y Earvin “Magic” Johnson estuvo cerca de no cuajar. ¿La razón? Jordan se vestía con Nike, como la mitad del equipo, Johnson con Converse y el comité olímpico de Estados Unidos tenía un acuerdo para utilizar la ropa de Reebok en la ceremonia de premiación.
“Cuando contratas a 12 Clint Eastwoods para venir y hacer un trabajo, no les digas a ellos que balas poner en sus pistolas”, dijo en ese entonces Jordan.
Después de aceptar jugar y arrasar en todos los partidos, la victoria final sobre la polémica fue para los jugadores, que aparecieron en el podio con las chaquetas medio abiertas hacia los costados y la bandera de los Estados Unidos sobre sus hombros. El logo de Reebok no se vio por ningún lado.
“Todos acordamos que no dañaríamos a Reebok” señaló el basquetbolista. “La bandera estadounidense no puede dañar nada. Eso es por lo que luchamos. El sueño americano es luchar por lo que crees. Yo creo en eso y lucho por eso. Si ofendí a alguien, es una lástima”.
De tres a dos rayas
La famosa “Naranja Mecánica” del fútbol brilló en la década del 70 liderada por Johann Cruyff, pero el capitán del equipo dirigido por Rinus Mitchel no vistió como sus compañeros en el campo.
En 1974, previo al Mundial de Alemania ese año, la leyenda del balón tuvo un enfrentamiento con su federación por el uniforme del combinado nacional, elaborado por Adidas.
Cruyff se negó a vestir la famosa marca de las tres rayas por su lealtad con la firma que la patrocinaba, Puma, conocida archirrival de su homóloga alemana.
Dada la importancia del jugador, la federación holandesa cedió y permitió a Cruyff jugar con un uniforme con sólo dos rayas en sus mangas.
La seriedad de “Guga” Kuerten
El siempre amable y sonriente Gustavo “Guga” Kuerten estuvo cerca de no jugar por Brasil durante los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000.
Número dos del mundo en la época, “Guga” se enfrentó al Comité Olímpico de su país para defender a su patrocinador personal, Diadora, que rechazaba la idea que su jugador estrella vistiera otra ropa que no fuera la suya en un evento de tanto alcance.
Tras muchas discusiones y la seria amenaza de Kuerten de no jugar, Diadora llegó a un acuerdo con la firma Olympikus, la oficial de la delegación brasileña, para que el tenista participara con un uniforme sin logos y que sólo vestiría Olympikus en el caso de ganar una medalla.
No hubo necesidad de eso ya que el brasileño perdió en cuartos de final contra el que se coronaría campeón, el ruso Yevgeny Kafelnikov.
Debajo del agua
La polémica sobre los patrocinadores tuvo un capítulo destacado en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto cuando la nadadora mexicana Fernanda González denunció que había recibido amenazas por usar un traje de baño distinto al oficial de la delegación.
González, que prefería nadar con un traje de la marca Speedo, se vio obligada a utilizar uno de la marca Arena no logrando figurar en la prueba de los 200 metros pecho.
Luego de conversaciones con representantes de la delegación mexicana y antes de la final de los 100 metros espalda, González llegó a un acuerdo con los directivos para participar con el traje de baño de su preferencia, pero el gorro del uniforme oficial, así como vestir como sus compañeras para las pruebas de relevo.
Después del evento, González se reunió con el presidente del Comité Olímpico mexicano, Carlos Padilla, donde aclararon lo sucedido.
“Defiendo los colores de la bandera de México con un gran orgullo y un gran honor, y para mi siempre ha sido una sensación maravillosa representar al país”, aseguró con el objetivo de estar en los próximos JJ.OO. Río de Janeiro 2016.
En: BBC