Religiosas del mundo buscan cambiar la Iglesia, el mundo

2:00 p.m. | 10 nov 23 (GSR/VTN).- Más de 100 líderes de congregaciones religiosas femeninas se han reunido para testimoniar problemas urgentes globales y “plantear cambios sistémicos” que permitan impactar de manera relevante. El denominado Foro de Incidencia, patrocinado por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), no se centró solo en la Iglesia sino en todo el mundo, y propuso espacios de intercambio en temas como desarrollo sostenible, el cambio climático, la pobreza, la migración y la trata de seres humanos, y otras cuestiones sociales y económicas que afectan a las personas más vulnerables del mundo.

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Anunciado como una “contribución al proceso sinodal de la Iglesia católica”, el Foro realizado en la Curia Jesuita (Roma) fue la culminación de un proyecto de tres años, llamado Sisters Advocating Globally (Hermanas, la Incidencia Global), que se lanzó en 2020 en colaboración con el Global Solidarity Fund (Fondo Global de Solidaridad).

“No tengo ninguna duda de que nosotras, las religiosas, somos las agentes de cambio del siglo XXI”, dijo la hermana Durstyne Farnan, representante en la ONU de la Conferencia de Liderazgo Dominico, durante uno de los paneles del evento. En un videomensaje dirigido a las participantes, Susan Huber, presidenta de la junta directiva del Global Solidarity Fund, señaló que “las religiosas del mundo están en primera línea a la hora de enfrentarse a los grandes retos mundiales” y dijo que esperaba que las nuevas redes creadas por este proyecto dieran lugar a un “liderazgo fuerte y efectivo”.

Estilos de vida sostenibles y sabiduría tradicional, cohesión social y diálogo intercultural, valorización y participación de las comunidades marginadas en el diálogo global y en los medios de comunicación: estas son las directrices sobre las que el Foro ha relanzado el compromiso de la red global de las religiosas de la UISG. “Creo que el papel que las religiosas y la UISG han desempeñado en el Sínodo es un símbolo del importante camino de incidencia que han recorrido durante años”, afirmó Chiara Porro, embajadora de Australia ante el Vaticano, que presidió un panel sobre liderazgo y desarrollo.

Porro declaró para Vatican News que eventos como este Foro son “increíblemente importantes”, sobre todo por la posibilidad de hacer red y apoyar a las religiosas en su trabajo. “Las religiosas trabajan a nivel de base en todo el mundo, y por lo tanto tienen una perspectiva única que ofrecer. Es muy importante que tengan un lugar en la mesa y que se escuche su voz porque tienen una perspectiva única que aportar”, dijo la diplomática. Destacando la diversidad de las cuestiones en las que trabajan las hermanas, afirma: “Trabajan realmente en los márgenes con los más vulnerables”.

Precisamente, muchos oradores señalaron que los apremiantes retos del mundo actual exigen un tipo diferente de acción y liderazgo, que dé prioridad a las voces de las bases sobre las de la cúspide de la pirámide jerárquica. “Es nuestro encuentro con Cristo en los pobres lo que enriquece nuestra labor de incidencia”, afirmó la australiana Maryanne Loughry, coordinadora de la Red Internacional de Migrantes y Refugiados, un proyecto de la UISG. María Dolores Sánchez Galera, directora de investigación y reflexión del Dicasterio Vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, señaló “la importancia de escuchar, especialmente a los que sufren”.

“Es importante establecer vínculos con todos”, dijo la Hna. Ruth del Pilar Mora, consejera general para las misiones de las Hermanas Salesianas de Don Bosco, añadiendo que este “nuevo paradigma” significa que nadie queda excluido. La Hna. Nieves Crespo, salesiana de Etiopía, dijo que la “defensa profética” de las religiosas debe empoderar a las personas “para que puedan hablar con sus propias voces basadas en su realidad local”.

Giusy D’Alconzo, de la organización internacional Save the Children, señaló que la incidencia debe comenzar siempre por observar la realidad sobre el terreno. “Es por eso que la labor que realizan todos los días es otra de las grandes fortalezas de las religiosas”, afirmó.

La Hna. Jean Quinn, que representa a las religiosas en la ONU, dijo que las hermanas utilizan la táctica de “cruzarse en el camino”, intentando sentarse a la mesa antes de que alguien les diga que no pueden estar allí. “Es importante que estemos en esos espacios para poder conocer la experiencia de la gente de base”. Quinn, también directora ejecutiva de Unánime International -que representa a 25 Congregaciones y más de 26 mil miembros que luchan por las personas en dificultad-, subrayó la importancia de las voces múltiples y de no hacer incidencia en “silos” y habló de la conexión entre los niveles local y global, precisando que los Estados miembros de la ONU necesitan de asistencia técnica para poder trabajar y que perciben y aprecian la autenticidad de las religiosas.

La cooperación fue un tema común de los ponentes y los informes de los seis grupos de trabajo del Foro. En el informe del grupo de trabajo “Activación de comunidades y redes”, la Hermana Jyotisha Kannamkal, defensora del medio ambiente en la India, explicó que se habló de “conectar a todas las partes interesadas para tener un impacto más profundo” y de “ir más allá de los espacios religiosos y estar abiertos a trabajar en red con otros”.

“Muchos participantes de nuestro grupo dijeron que les da esperanza saber que no estamos solos en lo que hacemos”, dijo la Hna. María José Rey Merodio en su informe del grupo “Forjar una narrativa, contar una historia”.

A lo largo de los dos días, muchos oradores hicieron referencia a Laudate deum, la reciente exhortación apostólica del papa Francisco sobre la crisis climática. Porro, embajador de Australia, señaló que la exhortación apostólica obliga a actuar. “Creo que este es un elemento crucial, para agitar un poco el barco”, dijo. La hermana Teresia Wamuyu Wachira, copresidente de Pax Christi International, dijo que en Laudato deum, el Papa “ha reiterado, una vez más, que no podemos seguir sosteniendo este mundo si procedemos como lo estamos haciendo… necesitamos un cambio de paradigma de la forma en que vivimos unos con otros”.

Los oradores del Foro también reclamaron con urgencia una economía menos consumista y “regenerativa”. El mundo no puede ignorar el actual sistema económico y el “trauma que ha dejado en las mentes y en los corazones y en los cuerpos del 99% de las personas que viven en este mundo”, afirmó la Hna. Maamalifar Poreku. “Si no cambiamos este sistema, seremos cómplices”, afirmó Poreku, Hermana Misionera de Nuestra Señora de África, de Ghana, y coordinadora del proyecto Sowing Hope for the Planet (Sembrando esperanza para el planeta) de la UISG.

Señalando la inhumanidad de la trata de esclavos en el pasado, preguntó: “¿Qué aceptamos hoy que pueda considerarse inhumano en el futuro?”. Reescribir una nueva historia económica exigirá una “transformación sistémica” que incluya el compromiso de las religiosas católicas, afirmó. “No estamos al margen de este sistema, estamos dentro de él”, añadió.

La Hna. Abby Avelino, coordinadora internacional de Talitha Kum, el proyecto de la UISG contra la trata de seres humanos, instó a los asistentes a la conferencia a no convertirse en “consumidores pasivos de la trata” a través de productos, incluidos los electrónicos y la ropa, fabricados con trabajos forzados. “La trata de seres humanos es una manifestación de desigualdad extrema”, afirmó Avelino. “Los productos que compramos nos conectan con la esclavitud moderna”, agregó.

Durante una sesión de preguntas y respuestas, un asistente a la conferencia señaló que la paz se convertirá en una cuestión clave, incluso más que el cambio climático, a la luz del conflicto en Israel y Gaza. Una hermana de Camerún lamentaba que a menudo siente que el conflicto en su país, que ha provocado más de un millón de desplazados internos, no es una prioridad.

Algunos compartieron las dificultades de ejercer incidencia en la Iglesia. Una religiosa de Europa del Este dijo que las parroquias se negaban a rezar por el fin de la trata de seres humanos porque “no hablamos de sexo en el templo”.

El proyecto Sisters Advocating Globally comenzó hace tres años para establecer una red de religiosas comprometidas con la sensibilización social y medioambiental, y para colaborar con socios de grupos cívicos, organizaciones del sector privado, otros grupos religiosos y el mundo académico.

En noviembre de 2022, el proyecto celebró un encuentro sobre medio ambiente que desembocó en una declaración que instaba a una visión basada en la fe para la conversión ecológica, que incluyera acciones económicas, educativas, legislativas y jurídicas. En julio de 2023, un segundo encuentro, sobre migración, pidió apoyo para los migrantes y colaboración con los gobiernos, especialmente en la Unión Europea.

En sus observaciones finales en el Foro, la coordinadora del proyecto, Giulia Isabel Cirillo, afirmó que la “misión unificadora” es “la lucha contra la explotación, en todas sus formas”, definida como “el abuso de poder para extraer beneficios para unos en detrimento de otros”.

“Esa es la conexión con nuestras múltiples y dispares áreas de trabajo”, dijo Cirillo. “Es una brillante línea roja que delimita un campo de batalla común”. Cirillo elogió a las hermanas por valorar la no violencia y evitar el conflicto y la polarización. “Pero a veces, por mucho que queramos reunirnos y colaborar y unificarnos, una cosa nos lleva a luchar contra otra”, dijo. “A veces no es posible crear el cambio que queremos con la unificación”. Esa lucha no tiene que verse como algo negativo, sino como una oportunidad, dijo Cirillo. “Debemos alegrarnos de esa oposición como fuente de fortaleza”.

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Fuentes

Global Sister Report / Vatican News / Fotos: Vatican Media – UISG – Twitter (Sisters Advocating Globally – Chiara Porro)

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