Latinoamérica está experimentando un periodo crucial en materia de comercio internacional debido a dos reuniones, una concluida y otra por concretarse, en el presente mes de setiembre. En la primera reunión, llevada a cabo en Lima por el BID, la OMC y el Perú el 13 y 14 de este mes[1], se buscó que los países en desarrollo aprovechen los beneficios del comercio exterior en el ámbito social, y así mejoren las condiciones de vida la población. Según el director de la OMC, para alcanzar dicho objetivo, los países en desarrollo deben percatarse de que el crecimiento económico y comercial van de la mano con el desarrollo social y la disminución de la pobreza.
En la segunda reunión, a realizarse el 17 de setiembre en Bogotá, se reiniciarán las negociaciones entre la Comunidad Andina de Naciones y la Unión Europea para lograr un acuerdo de asociación política, comercial y de cooperación entre ambos bloques.
Un aspecto que puede deteriorar las negociaciones son las distintas expectativas de los países andinos en relación con este acuerdo. Mientras que Perú y Colombia, países que encabezan las exportaciones e importaciones con Europa, esperan que el mencionado acuerdo tenga más peso comercial; Bolivia y Ecuador, por su lado, esperan lograr un acuerdo más centrado en aspectos sociales y medioambientales.
El comercio exterior juega un papel importante para las economías latinoamericanas no sólo por su participación en el PBI, sino por la oportunidad que representa para lograr mejoras tanto en el aspecto social como en el económico. Sin embargo, mientras el terreno de juego entre países en desarrollo y países desarrollados no se nivele, y no haya voluntad política para lograr acuerdos internacionales que equilibren los resultados en el aspecto comercial y social, dichas oportunidades se verán limitadas.
[1] “Movilizando Ayuda para el Comercio: América Latina y el Caribe”.