Según las cifras preliminares de Eurostat, se habría producido una desaceleración del crecimiento económico real de la Zona Europea[1], causada principalmente por los resultados de Francia e Italia, (segunda y tercera economía de la región). Sin embargo, se espera que esta desaceleración no afecte el crecimiento real a final de año, el cual se espera sea mucho mayor que en 2005. Este resultado no tendría nada de extraordinario si no se tratara del mayor crecimiento económico que obtendría Europa en el nuevo milenio, y que la pondría finalmente a la par con el crecimiento de Estados Unidos.
Sin embargo, existen riesgos importantes para el crecimiento europeo, como son la creciente falta de competitividad en economías importantes de la región como Francia e Italia como consecuencia de no efectuar reformas estructurales; y la aún insuficiente inversión en investigación y desarrollo en comparación con otros países ricos y emergentes. La ausencia de estas reformas encarece el proceso de producción de los bienes para la demanda interna, así como también para la demanda externa sustentada en el crecimiento mundial.
A modo de ejemplo, Francia se ha convertido en un caso paradigmático de este tipo de crecimiento. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (INSEE), el índice de producción manufacturera francesa retrocedió 0,8% en el tercer trimestre, siendo el caso más grave el de la industria automotriz que retrocedió en 15,0%. Este caso es más importante para Europa aún, si se toma en cuenta la próxima realización de elecciones en 2007, y cuyo vencedor tendrá que resolver estos problemas, entre otros.
[1] Bélgica, Alemania, Grecia, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Holanda, Austria, Portugal y Finlandia