El cambio hacia tecnologías limpias combina dos condiciones centrales: contaminar menos y reducir costos. Se encuentra disponible para hospedajes el uso de termas, bombas de agua, electricidad, extractores de aire, cocinas, entre otras maquinarias, que usan el viento, corrientes de agua, luz solar y el esfuerzo de animales y seres humanos como fuente de energía.
La inclusión de la población de comunidades en la actividad turística es valorada por el turista y contribuye a la sostenibilidad de los destinos. Pagos justos por la mano de obra, capacitación para atender a los turistas y para producir artículos de calidad, repartir utilidades a las comunidades y la vinculación con el mundo a través del turismo vivencial contribuye para mejorar el autoestima y el desarrollo de las comunidades. Asimismo, la responsabilidad social de agencias y viajeros contribuye a tener un impacto indirecto de la actividad turística en las comunidades que albergan productos turísticos.
La formación académica orientada hacia la promoción de la creatividad permite la creación de nuevos productos turísticos en una industria muy competitiva. Además, el fortalecimiento de los principios éticos, ecológicos y de justicia social son fundamentales. Asimismo, la articulación de historiadores, arqueólogos, administradores, antropólogos, economistas, entre otros profesionales, complementan las habilidades requeridas en esta industria.
La articulación gubernamental (a nivel comunal, local, regional y nacional) es central para reducir costos, mejorar la eficiencia y promover de manera adecuada las potencialidades turísticas del país.
El Perú tiene el potencial de ser líder en la región en turismo sostenible, cultural y de aventura por la riqueza de su geografía, historia, gastronomía y expresiones culturales. El desafío es transformar en el corto plazo ese potencial en productos y circuitos turísticos sostenibles.