La destrucción generada por el paso del huracán Katrina por la costa sur de EE.UU. ha traído una secuela de riesgos mayores para su economía, ya que este huracán de categoría 4 (con velocidad de vientos entre 210 y 250 Km/h) afectó una parte importante de la capacidad de refinamiento del petróleo de los EE.UU.
Si bien desde una perspectiva teórica los efectos económicos de las catástrofes podrían ser nulos, ya que la pérdida en la producción y en el empleo se vería compensada con el gasto fiscal destinado a la reconstrucción de las zonas afectadas; esto no considera el efecto de la brecha energética que se ha producido y que significaría una desaceleración en la economía de EE.UU. y por ende de la economía mundial[1]. Sin embargo, las acciones que se vienen tomando podrían ayudar a disminuir estos efectos negativos: algunos estados han disminuido los impuestos selectivos para el consumo de combustibles, buscando evitar la especulación de los consumidores y con ello una escalada en el precio de los combustibles; y por otro lado, EE.UU. y otros países han decidido liberar parte de sus reservas estratégicas para suplir la producción faltante de las refinerías afectadas por el huracán
Finalmente, es importante señalar que se estima un nivel de entre US$ 9 y 30 billones en los reclamos a las compañías de seguros por los desastres originados (lucro cesante, vida, daño a propiedades, etc.), sin contar los costos que deberá asumir la National Flood Insurance Program por los edificios destruidos con la inundación. Según los estimados de reclamos a compañías de seguros, el huracán Katrina sería el fenómeno natural más costoso en la historia de los EE.UU., incluso por encima de los US$ 20,7 billones ocasionados por el huracán Andrew en 1992 y los US$ 20 billones a causa de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
[1] Macroeconomic Advisers prevé una reducción de 0.5% y 0.7% en las perspectivas de crecimiento anualizado del PBI de los EE.UU. para el tercer y cuarto trimestre de 2005. Mientras que JP Morgan prevé una reducción de 0.75% para el crecimiento del segundo semestre del presente año.