¿SOBREVALORACIÓN DE ACTIVOS FINANCIEROS EN LA ECONOMÍA PERUANA?

Durante la semana pasada, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) alertó sobre los principales riesgos financieros que enfrentarían las economías Brasilera, Colombiana y Peruana como consecuencia de la creciente sobrevaloración que estarían experimentado sus activos financieros. En este sentido, la mayor asociación de banca en el mundo señaló que el auge reciente de muchos mercados bursátiles de países emergentes estaría muy por encima de los valores fundamentales de sus economías respectivas.

En particular, los repuntes bursátiles de Brasil, Colombia y Perú se muestran como los más vertiginosos; y aunque la tendencia refleja el dinamismo de sus economías, la magnitud del crecimiento podría conllevar a burbujas financieras que, al reventar, terminen por destruir valor en las posiciones financieras de los agentes económicos.

El ratio “Precios/Beneficios” de los últimos doce meses es de 16 veces en Brasil, frente a la media histórica de 13; en Colombia este ratio obtenido fue de 23, frente a la media de 30; mientras que en el Perú el ratio fue de 28, frente a una media de 16. Si estas sobrevalorizaciones se han dado también sobre activos considerados como de baja calidad crediticia, se corre el riesgo de que un posible aumento de la mora y “default” en estos activos, origine un descalabro generalizado de precios que termine impactando sobre el sector real de la economía a través de un frenazo en la inversión privada y consumo.

¿Qué alternativas tenemos para impedir que continúe esta sobrevalorización de activos en nuestra economía? Se pueden adoptar medidas de Política Monetaria tales como un incremento de la tasa de referencia del BCRP con la finalidad de encarecer el valor de adquisición de estos activos (mecanismos de transmisión bursátil) o se podrían adoptar medidas de política fiscal destinadas a quitar el impulso sobre el consumo privado. No obstante, dada la actual coyuntura de debilidad económica que vive nuestro país, tales medidas terminarían por frenar la recuperación de nuestra economía.

La solución, dado el actual contexto, implicaría un mayor fomento al desarrollo de instrumentos financieros en nuestro emergente mercado de capitales; de esta forma se podría lograr una mayor diversificación de portafolios de inversiones y una menor concentración de la demanda por activos considerados de baja calidad crediticia.

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