En el caso de EEUU, la política monetaria tiene muy poco margen para incentivar el consumo y la inversión a través del desahorro y del canal crediticio. En primer lugar, las familias norteamericanas, sobre endeudadas, cuentan con muy poco ahorro, enfrentan mucha incertidumbre y sufren aún la continua caída de sus niveles de riqueza (caída de empleo, del precios de las viviendas y de la bolsa). En segundo lugar, el canal crediticio (la intermediación bancaria) se ha quebrado: debido a la elevada aversión al riesgo, ningún banco quiere prestar. A pesar de la impresionante inyección de liquidez al sistema bancario (emisión primaria) los créditos están congelados: lo que ha generado que el multiplicador bancario sea menor a uno [1] y que el canal crediticio sea inefectivo.
En este contexto, la Reserva Federal no puede bajar más la tasa de interés nominal de referencia, pues ésta ya es prácticamente cero. Sin embargo, la tasa de interés real es positiva y se hará cada vez más alta (restrictiva) debido a la deflación. A la FED sólo le queda generar inflación y el uso de instrumentos no tradicionales de intervención, que llevarán a que dicha institución se comporte cada vez más como un banco comercial, lo que no es su expertise.
La política fiscal, por su parte, se hará efectiva a través del paquete de estímulo diseñado por el equipo económico del Presidente Barack Obama. Este plan, sin embargo, no sólo demorará en ser aprobado y luego implementado, sino que deteriorará aún más el equilibrio fiscal: sin el Plan Obama el déficit fiscal proyectado para el presente año fiscal es de 8,2% del PBI de EEUU, con el plan éste podría superar el 10% del PBI. De este modo, EEUU deberá financiar su enorme déficit fiscal, en un año en el que países emergentes y desarrollados usarán sus ahorros para implementar sus propios paquetes de estímulos fiscales. En años previos, buena parte del ahorro del resto del mundo financiaba el déficit fiscal de EEUU, situación holgada que no se repetirá este año. Las tasas exigidas para financiar al tesoro norteamericano podrían empezar a subir (el costo de oportunidad de los fondos públicos será mayor) o el dólar podría empezar a perder valor cuando el apetito actual por bonos del tesoro norteamericano disminuya.
Actualmente, todos los esfuerzos apuntan a impulsar la recuperación de la actividad económica. Sin embargo, cuando la recuperación asome, dos problemas serios como los son la inflación y la insostenibilidad fiscal serán los principales retos de la política económica en EEUU.
[1] Si la Reserva Federal aumenta la emisión primaria (o base monetaria) en un dólar, la oferta monetaria sólo aumenta en 0,95 dólares
En realidad mi opinión es que EEUU necesita un ajuste económico urgente , este pasa por la recesion, inflación,y devaluación.Lo cual le deja poco margen de acción en cuanto a politica monetaria y fiscal-