De las 6 millones de personas en edad para desempeñar alguna actividad económica en Lima Metropolitana, el 67% pertenece a la PEA. De estos, de cada 100 personas 92 se encuentran ocupados: 43 considerados adecuadamente empleados y 49 como subempleados, las restantes 8 están desocupadas [1]. Esto quiere decir que parte significativa de la fuerza laboral se encuentra laborando en condiciones que no garantizan el desarrollo integral ni el bienestar de los trabajadores. Sin embargo, en los últimos meses se viene observando un cambio en las tendencias del empleo.
En el trimestre de agosto a octubre, el empleo adecuado creció en 5.7% (100 mil trabajadores), mientras que el subempleo disminuyó: en 0.5% para el caso del subempleo visible o por horas y el 4.8% para el caso del subempleo invisible o por ingresos [2]. Asimismo, según el tamaño de la empresa, se registró un crecimiento de 8.4% en las grandes empresas, que se considera que son las que tienen un mayor índice de formalización; mientras que en la mediana empresa y la micro y pequeña empresa se registró una disminución de 9.1% y 0.9%, respectivamente. A nivel nacional, el empleo formal en zonas urbanas creció 7.4% en las empresas privadas de 10 y más trabajadores; de estos, el 30.1% son asalariados que desempeñan labores en la mediana empresa y 69.9% en grandes empresas, según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Si bien estas mejoras todavía no alcanzan a la mayoría de trabajadores, ya que, por ejemplo en el caso Lima Metropolitana, el 62% de la PEA ocupada de labora en la micro y pequeña empresa, el 10% en la mediana y sólo el 28% en grandes empresas, la evolución que se viene observando en los indicadores laborales estaría evidenciando que no sólo se habría estado registrando un sostenido crecimiento del empleo si no que además este crecimiento se estaría produciendo en mejores condiciones para la población ocupada.
[1] Fuente INEI.
[2] El empleo adecuado está compuesto por los que laboran 35 o más horas a la semana y reciben ingresos por encima de la canasta mínima de consumo, así como por los que trabajando menos de 35 horas semanales no desean trabajar más horas