Los recientes indicadores económicos del mes de abril sitúan a Japón en una posición más negativa de lo que se esperaba:
• El desempleo alcanzó su punto más alto en 7 meses llegando a 4%, que equivale a 2,75 millones de personas desempleadas. De acuerdo al Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, en abril, por cada 100 personas en busca de empleo solo se registraron 93 ofertas laborales, un mínimo en tres años. Los despidos y las reducciones de oferta laboral provienen, principalmente, de los sectores de manufactura, construcción, retail y servicios; aunque, en general, la contratación en pequeñas empresas parece ser la más afectada.
• La inflación anual excluyendo alimentos frescos, se desaceleró a un 0,9% (en marzo fue 1,2%, la cifra más alta en una década), gracias a una rebaja temporal en el impuesto a la gasolina (en abril, el precio de la gasolina subió 0,7% luego de haberlo hecho en 19%, en marzo). No obstante, se espera un repunte en mayo de alrededor de 1,4%.
• El gasto de las familias cayó en 2,7% (cuando lo que se esperaba era una caída de solo 0,9%) respecto del año anterior, como respuesta de las familias al alza de los precios de los alimentos y de la energía.
• En línea con lo anterior, la producción industrial se redujo 0,3% en abril debido a la contracción en la demanda de automóviles y celulares y se prevé que el sector corporativo, que ha liderado el crecimiento de Japón, también sea poco alentador ya que la crisis hipotecaria ha golpeado las exportaciones hacia Estados Unidos.
En este sentido, la economía japonesa podría mostrar una desaceleración contagiada tanto por la crisis económica en Estados Unidos y los altos precios del crudo, así como por los ajustes de la demanda interna.