El próximo 8 de octubre, los Ministros de Hacienda de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela se reunirán en Río de Janeiro para ultimar los detalles de la creación del Banco del Sur, una iniciativa venezolana para financiar el desarrollo suramericano que encaja dentro del proyecto del Alba[1] y que en esta oportunidad continuará con la participación de Chile en calidad de observador.
El organismo se creará en base al traspaso de parte de las reservas internacionales de Venezuela, Argentina y demás gobiernos participantes. Actualmente, las reservas internacionales que tienen las naciones participantes suman aproximadamente US$ 164 mil millones. Se estima que la cifra que se transferirá a la nueva institución, como capital inicial, sería de unos US$ 7 mil millones. Se planea que el Banco inicie operaciones en noviembre y tenga como sede la ciudad de Caracas. Según sus fundadores, la región posee los fondos suficientes como para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo, sin necesidad de recurrir a otras instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), por cuyos fondos se pagan tasas de interés elevadas.
Sin embargo, se cuestiona que la creación del referido Banco no responde a criterios económicos o financieros, sino a un plan político liderado por Hugo Chávez que busca tomar control de las instituciones financieras que actualmente prestan dinero para el desarrollo en América Latina, buscando contar con parte de las reservas internacionales que hoy manejan los bancos centrales. Como se sabe, Latinoamérica recibe fondos de la banca especializada en desarrollo, formada por el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Fondo Latinoamericano de Reserva, los cuales aportan fondos para proyectos de desarrollo, la integración económica y el equilibrio de la balanza de pagos. Sólo durante el año 2005, dichas entidades desembolsaron cerca de US$ 11 mil millones.
La factibilidad de este Banco debe analizarse a través de la actual relevancia de la banca de desarrollo internacional (multilateral) en un contexto de alta liquidez internacional, reducción de deuda externa y exceso de reservas, en el que dichas reservas y los mercados de capitales pueden disminuir la importancia de la banca multilateral en el financiamiento del desarrollo.