¿CAERÁ MÁS EL DÓLAR?

En los últimos 5 años la evolución del dólar pasó por tres etapas; primero, hasta principios de 2005, se vio fuertemente influenciado por el deterioro de la cuenta corriente de los EE.UU., lo que llevó a la moneda, a niveles máximos frente al euro[1]; en segundo lugar, a partir de 2005, se generó cierta complacencia con los “déficit gemelos”[2], y desde entonces los mercados se guían por la evolución de los diferenciales de productividad y de tasas de interés entre EE.UU. y la Zona Euro; finalmente, en la actualidad, existe una reducida volatilidad en el que se mantiene la complacencia con los desequilibrios externos del país americano, pero con diferenciales cada vez más estrechos entre las tasas de EE.UU. y la Euro zona, lo que genera una depreciación lenta del dólar.

Por lo tanto, los factores claves a considerar en la evolución futura del dólar son: i) la evolución del diferencial de productividad y crecimiento entre ambas zonas[3], ii) una posible reducción de diferenciales de tasas de interés, iii) expectativas de mejora fiscal y flujos de capitales que permitan financiar los déficit americanos, y iv) un lento proceso de diversificación hacia otras monedas, por parte de los bancos centrales. Sin embargo, se mantienen algunos riesgos que pueden impulsar una depreciación del dólar mayor de la esperada; estos son: un mayor impacto del esperado en el ajuste del sector inmobiliario en EE.UU. (y sus efectos en el consumo y el empleo), así como un “choque” de oferta del petróleo que implique un incremento en su precio.

Actualmente, no se contempla una depreciación adicional del dólar, ya que el diferencial de productividad favorece a EE.UU.; además, una mejora del déficit fiscal y las mayores expectativas de flujos extranjeros, compensarían el estrechamiento de los diferenciales de tasas de interés; todo ello, favorecería la relativa estabilidad del dólar en el mediano plazo.

[1] El dólar llegó a cotizar a 1,36 $/€.
[2] La coexistencia de déficit fiscal y déficit de cuenta corriente.
[3] Europa continuaría expandiéndose a tasas sostenidas mientras EE.UU. experimentaría un ajuste suave en 2007. No obstante, el diferencial de productividad favorece aún a EE.UU., aunque en menor medida que en los últimos años.

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