LA AMENAZA TERRORISTA Y SU IMPACTO EN LOS INDICADORES FINANCIEROS MUNDIALES

El pasado jueves 10 de agosto, las fuerzas de seguridad británicas alarmaron sobre una conspiración terrorista cuyo fin era estallar en vuelo 12 aviones con diferentes destinos. Ello, además del temor de la población, causó una volatilidad temporal en las principales plazas financieras del mundo:

-En el mercado de divisas (FOREX) la libra esterlina perdió más de 100 puntos frente al dólar, cayendo desde los 1,91 hasta los 1,8970 libras/dólar; de igual forma, el euro cayó desde 1,290 hasta niveles de 1,2850 euros/dólar.

-En el mercado bursátil, los índices FTSE-100 de Londres y Dax alemán perdieron 1,2% y 1,8% respectivamente, arrastrados por las pérdidas en las acciones de las aerolíneas comerciales (British Airways y Lufthansa, por ejemplo). Ello fue resultado de no sólo la expectativa de una contracción en la demanda por estos servicios; sino también de la orden de la policía británica de cerrar el aeropuerto local de Heathrow en Londres[1].

-En el mercado de commodities, el precio del oro trepó a US$ 654 la onza por el temor de los inversionistas ante la caída de sus posiciones de divisas. Asimismo, el precio del petróleo West Texas se redujo en US$ 1,25 hasta llegar a US$ 75,1 el barril, lo cual refleja la expectativa de que la reducción en los vuelos durante las próximas semanas repercutirá en una disminución de la demanda por este bien.

No obstante, la noticia sólo causó volatilidad temporal en los mercados financieros, sin impactos significativos que pudieran tener repercusiones en los fundamentales económicos. Diversos analistas[2] señalaron que los consumidores y empresarios no cambiarían sus hábitos de viajes y de gastos en una magnitud suficiente como para afectar las cifras macroeconómicas.

[1] Al final de la jornada el FTSE-100 solo perdió 0.34% respecto de la jornada anterior, lo que demostró que los inversionistas tornaron su atención hacia los fundamentales, guiados por el reporte del Banco Central Inglés, que elevaba sus proyecciones de crecimiento para la economía inglesa en el 2006.
[2] Holger Schmieding, economista de Bank of America, Andrew Bell, Estratega en acciones de Rensburg Sheppards, etc.

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