Salman Rushdie – Escribiendo bajo Amenazas de Muerte

En 1988, se publicó la novela de Salman Rushdie “Los Versos Satánicos”. Un año después, el ayatolá Jomeini de Irán emitió una “fatwah”, o sentencia de muerte, contra el autor Indo-Británico. El 12 de Agosto, Rushdie resultó gravemente herido después de ser atacado durante una cátedra.

[Este documental se estrenó originalmente en 2018]

El autor ha estado prófugo durante más de una década. Rushdie tuvo que esconderse y estar bajo protección policial, cambiando constantemente su identidad y de hogar. El motivo fue la orden de matar a Rushdie por parte del Ayatolá Jomeini que se produjo tras la publicación de su novela, Los versos satánicos. Jomeini declaró la obra como blasfema y a Rushdie como un hereje. En ese momento, el fundamentalismo islámico y sus consecuencias violentas y mortales aún no estaban en la agenda. Rushdie vivió con miedo constante y sobrevivió a 20 atentados contra su vida.

Este documental es el retrato de un hombre que utiliza la calma y el humor como armas de resistencia. El retrato incluye entrevistas con Rushdie y también presenta imágenes de archivo que muestran la reacción violenta y el estado de ánimo después de la publicación de “Los Versos Satánicos”. Tambien muestra cómo el cantante pop Cat Stevens pidió la ejecución de Rushdie, aunque Stevens lo negaría más tarde.

Este trabajo también enfoca la atención sobre aquellos que deberían haber protegido a Rushdie, pero lo abandonaron, desde Jimmy Carter hasta el príncipe Carlos. Pero también hay ejemplos de apoyo instantáneo, como Isabelle Adjani, que leyó Los Versos Satánicos en la ceremonia de entrega de premios César. En Nueva York, el autor repasa su vida y su novela más famosa, que no ha perdido un ápice de importancia. Rushdie habla sobre su vida, de su infancia en Mumbai, de Donald Trump y de la literatura, por supuesto.

Video: DW Documentary

Law prof’s exam question on Brazilian wax is deemed harassment; is academic freedom threatened?

Image: http://pensamientocolombia.org/AllUploads/ExternalColumns/ExternalCol_6_2015-03-30.jpg

A Howard University law professor says academics everywhere should be concerned by his school’s response to a 2015 exam question about a Brazilian bikini wax.

The school determined in May that the question by Professor Reginald Robinson constituted sexual harassment under school policy, report Law.com (sub. req.) and Inside Higher Ed in a story noted by TaxProf Blog.

The school placed a letter of reprimand in Robinson’s file, ordered him to attend sensitivity training and required him to submit future exam questions for advance review, according to a letter written on Robinson’s behalf by the Foundation for Individual Rights in Education.

The exam question, part of Robinson’s agency law course, asked whether the owner of a day spa would win a demurrer motion in a suit filed by a customer who claimed improper touching by the licensed aesthetician who performed the procedure. The exam question asserted that the customer had slept through the wax, but thought something improper had occurred upon awakening.

The aesthetician had warned the customer about touching that would take place during the procedure, and the customer acknowledged in writing having received the aesthetician’s information, according to the exam hypothetical. (The correct answer was that a court would not find in favor of the customer.)

After the exam, Robinson asked volunteers to discuss the test questions. One volunteer said the customer would not sleep through a Brazilian wax. Robinson switched focus, and when the volunteer declined to explain her answer choice, Robinson sought answers from another volunteer, according to FIRE’s letter.

Two students filed a complaint. An administrator who found the question constituted sexual harassment cited use of the word “genital,” the students’ suspicion that the question was crafted to reveal personal details about themselves, their belief the revelations had a negative impact on them, and the administrator’s belief that the exam scenario wasn’t necessary to teach the subject.

In its June 16 letter, FIRE asked Howard University to rescind the sanctions and to respond to its request by June 30. Howard did not respond by the deadline, according to a FIRE press release.

Howard’s punishment “does not comport with its own definition of sexual harassment or its promises of academic freedom,” FIRE wrote in its letter. “It poses a severe threat not only to professors’ rights but also to students’ ability to learn all areas of the law, including learning how to analyze situations that may make some students uncomfortable.”

Robinson released a statement about his case through FIRE.

“My case should worry every faculty member at Howard University, and perhaps elsewhere, who teaches in substantive areas like law, medicine, history, and literature,” Robinson stated. “Why? None of these academic areas can be taught without evaluating and discussing contextual facts, especially unsavory and emotionally charged ones.”

In: abajournal

España: Anulan el reglamento que obliga a empleados públicos a comunicarse en catalán

El TSJC considera que varios preceptos, como que la lengua de comunicación entre el personal debe ser la catalana o que las conversaciones de trabajo deben ser en catalán, son contrarios a la libertad de expresión

Imagen del Palau de Justícia de Barcelona sede del TSJC. Imagen elmundo.es

Imagen del Palau de Justícia de Barcelona sede del TSJC. Imagen elmundo.es

Preceptos que afectaban a todos los empleados de la Generalitat como “la lengua de comunicación entre el personal ha de ser la catalana, tanto presencialmente como por teléfono, en la megafonía, en las reuniones de trabajo, etc.. especialmente ante terceras personas” o “las conversaciones telefónicas deben iniciarse siempre en lengua catalana” han quedado anulados por ir contra la libertad de expresión. Así lo considera una sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) que ha estimado el recurso de un profesional sanitario del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona contra un protocolo de usos lingüísticos para este sector elaborado en enero de 2012 por la Generalitat.

Esta normativa era una derivada del modelo de protocolo de usos lingüísticos para la Generalitat de Cataluña y el sector público dependiente’ elaborado por la Secretaria General de Política Lingüística, por lo que la sentencia del TSJC anula los mismos preceptos en los dos documentos ya que considera que se vulneran las reglas de la cooficialidad lingüística y el derecho a la libertad de expresión. Entre los mandatos anulados están los que obligan a usar el catalán como lengua de comunicación oral entre el personal al servicio de la Generalitat y de su sector público en su ejercicio profesional -en las conversaciones presenciales, por teléfono, reuniones de trabajo o megafonía e incluso ante usuarios o personal externo- así como deber utilizar el catalán en todo momento con los ciudadanos pese a que éste lo haga en castellano.

“Tanto si la conversación la inicia el usuario como el trabajador, éste la mantendrá en catalán, independientemente de la lengua que utilice el interlocutor- salvo que el usuario manifieste dificultades para entender el catalán o pida ser atendido en la otra lengua oficial”, destaca uno de los preceptos anulados. Además, se rechaza la obligación de los empleados públicos de iniciar las conversaciones telefónicas en catalán y mantener la misma lengua hasta que el ciudadano exprese su dificultad para entenderla. La sentencia también anula la obligatoriedad de que los empleados usen el catalán para rellenar documentos relacionados con la gestión de personal, ya que considera que se vulnera la normativa al instar a la expresión en una lengua exclusivamente.

La asociación Impulso Ciudadano, que ha asesorado al profesional sanitario que interpuso el recurso contencioso-administrativo, considera que gracias a esta sentencia se ha mejorado “la seguridad jurídica de los empleados públicos y podemos disfrutar de una mayor libertad lingüística en las relaciones entre los empleados públicos y de estos con los ciudadanos”. Pese a esto, lamentaron “la actuación fiscalizadora e intervencionista de la administración catalana en la regulación de una manera tan restrictiva de los derechos lingüísticos” ya que consideran que “obliga a los empleados públicos y a los ciudadanos en general a tener que acudir a los tribunales a reclamar lo obvio: la libertad de elección de lengua en las relaciones con las Administraciones Publicas”.

En.- elmundo.es

Arizona News Anchor Is Drawn Into Debate on Her Accent and the Use of Spanish

https://youtu.be/uw2sNoANvRk

PHOENIX — An Arizona news anchor defended her pronunciation of Spanish words during English broadcasts, saying she delivers them the way the language is intended to be spoken.

In a broadcast on Monday, Vanessa Ruiz, who works for 12 News here, waded into the running debate over the use of Spanish that has divided Americans in different ways for years, and has been percolating on the campaign trail.

Ms. Ruiz, who was raised in a bilingual household, said some viewers had questioned her way of pronouncing Spanish words. Sandra Kotzambasis, the station’s news director, said viewers were asking why Ms. Ruiz “rolled her Rs.”

In the broadcast, Ms. Ruiz said, “Some of you have noticed that I pronounce a couple of things maybe a little bit differently than what you are used to, and I get that, and maybe even tonight you saw a little bit of it.

“I was lucky enough to grow up speaking two languages, and I have lived in other cities, in the U.S., South America, and Europe,” she continued. “So yes, I do like to pronounce certain things the way they are meant to be pronounced. And I know that change can be difficult, but it’s normal and over time I know that everything falls into place.”

The use of Spanish in the United States has been contested in a range of ways over the years, from objections to its use in the Pledge of Allegiance; to casual conversation on school buses, such as in Nevada; and in a New Mexico supermarket accused of having singled out Spanish-speaking employees with an “English-only” policy, according to some of the cases pursued by the American Civil Liberties Union.

It has most recently reached into the political stage among rivals for the Republican presidential nomination, such as when Donald J. Trump said this week that Jeb Bush should “really set the example by speaking English while in the United States.”

The United States has more than 55 million Hispanics and, according to the 2011 American Community Survey, 38 million residents age 5 and older who speak Spanish at home. But questions about the use of Spanish persist.

In Arizona, where the Hispanic population is at 30 percent and is growing, the conversation about language has included questions over the English fluency of candidates for public office. It has surfaced regularly in schools, notably in a state law banning, with some exceptions, b ilingual education.

In July, an appeals court agreed to give challengers a chance to void a state law designed to end an ethnic studies program in Tucson’s school district, where 60 percent of the children enrolled were of Mexican or other Hispanic descent. A former state school superintendent championed the law, taking particular issue at a popular district’s Mexican-American studies program.

Timothy M. Hogan, the executive director of the Arizona Center for Law in the Public Interest, has worked on some state laws involving the use of Spanish in public schools. “My observation is people generally feel threatened by use of communication that they are unfamiliar with,” he said. “Underlying all of that is the implied threat to the vanishing majority.”

Ms. Ruiz was born in Miami, grew up in Colombia, and studied in Spain before a career in journalism that has taken her on international assignments. She joined 12 News in July.

She followed her comments on air with a statement posted on the station’s website: “Let me be clear: My intention has never been to be disrespectful or dismissive, quite the contrary. I actually feel I am paying respect to the way some of Arizona’s first, original settlers intended for some things to be said.”

According to Ms. Kotzambasis, the station’s news director, some viewers objected to the way Ms. Ruiz pronounces Mesa, the third largest city in Arizona. “Locals pronounce it ‘May-suh,’ but many Spanish speakers and natives say ‘Mess-uh,’ ” Ms. Kotzambasis said. In addition, she said, viewers noticed that Ms. Ruiz “rolls her Rs when pronouncing Spanish words.”

On Thursday, Ms. Ruiz posted a Facebook message saying she was surprised that her on-air remarks had led to such a “dynamic conversation.”

“My comments about some of your inquiries were made out of respect and acknowledgment for some of those who watch us and wondered why I pronounced certain things a certain way in Spanish,” she wrote. “I was more than happy to explain and/or clarify. Nothing more.”

She added: “I am more proud now than ever to be an American, and also, a Latina. Thank you. Gracias.”

That day, at a coffee shop in downtown Phoenix, Viridiana Gonzalez — a bilingual mother of three bilingual children who uses the Spanish pronunciation for her name (bee-RRREE-dee-AH-NAH) — said she was “surprised” when she first heard Ms. Ruiz deliver the news.

“That Spanish sound, that’s not what we’re used to listening to in English-language TV,” said Ms. Gonzalez, 35, whose mother is from the state of Chihuahua, Mexico, and whose father is from Arizona. “I think I kind of pumped my fist and celebrated. Hey, look, she’s not afraid of her heritage.”

Fernanda Santos reported from Phoenix, and Christine Hauser from New York

In: nytimes

¿Tienen derecho los medios de burlarse de una religión?

El historiador Tom Holland es uno de los que tuiteó la caricatura del profeta Mahoma de Charlie Hebdo tras el mortal ataque en las oficinas de la revista. Holland reflexiona para la BBC sobre si debe tener límites la libertad de expresión, mientras busca las raíces históricas de este derecho.

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Las religiones no son las únicas en tener mártires. El 1º de julio de 1766 en Abbeville, norte de Francia, un joven noble llamado Lefebvre de la Barre fue condenado por blasfemia. Los cargos en su contra eran numerosos: que había defecado en un crucifijo, escupido imágenes religiosas y que se había rehusado a quitarse el sombrero cuando pasó una procesión de la Iglesia.

Esos crímenes, junto con la destrucción de una cruz de madera en el puente principal de la localidad, fueron suficientes para que lo sentenciaran a muerte. Tras cortarle la lengua y la cabeza, sus restos mortales fueron quemados y tirados al río Somme.

Entre sus cenizas estaban las de un libro que habían encontrado en el estudio de La Barre y consignado a las llamas junto con su cuerpo: el Diccionario Filosófico del notable filósofo Voltaire.

Voltaire mismo, al enterarse del destino de su lector, se horrorizó. “La superstición”, declaró desde su refugio en Suiza, “hace que el mundo estalle en llamas”.

Dos siglos y medio más tarde, lo que le parece blasfemia a la mayoría de la gente en Occidente es la noción de que maten a alguien por criticar a un dogma religioso. Los valores de la libertad de expresión y tolerancia por los que hizo campaña Voltaire toda su vida se han consagrado como la encarnación misma de lo que los europeos, en general, valoran más de su propia civilización.

Voltaire, con su sonrisa burlona, todavía es su santo patrón. En Francia, donde los ideales laicos son atesorados con más tesón, regularmente se le invoca cuando se percibe que el legado de la Ilustración está siendo amenazado.

Cuando Philippe Val, el editor de Charlie Hebdo, publicó un libro en 2008 que defendía el derecho de los caricaturistas a burlarse de los tabúes religiosos, el título era elocuente: “Vuelve Voltaire, se están volviendo locos”. No era a los cristianos principalmente a los que Val estaba llamando locos.

Distintos

Entre el siglo XVIII y el XXI, la configuración religiosa francesa ha cambiado radicalmente.

No sólo porque el poder de la Iglesia católica disminuído precipitadamente, sino porque llegaron al país unos seis millones de inmigrantes con una fe muy distinta.

Islam, a diferencia del catolicismo, desaprueba profundamente del arte figurativo. Además conmemora a Mahoma -el profeta que sus seguidores creen que recibió la revelación divina por excelencia, el Corán- como el modelo de la conducta humana.

Los juristas musulmanes tradicionalmente consideraban los insultos en su contra como el equivalente a la incredulidad, y la infidelidad era un crimen que merecía el infierno.

Nada en el Corán mismo lo calificaba como una ofensa capital. “La verdad viene de nuestro Señor así que quien lo desee, déjenlo creer, y quien lo desee, déjenlo descreer”.

No obstante, una historia preservada en la biografía más antigua de las que sobreviven de Mahoma sugiere una visión más punitiva. Tan punitiva, de hecho, que algunos estudiosos musulmanes -quienes generalmente se resisten más a aceptar que la versión antigua de la biografía de su profeta pueda ser poco fiable- han llegado hasta a cuestionar su veracidad.

La historia habla sobre el destino de Asma bint Marwan, una poetisa de la Meca. Después de que se burló de Mahoma en sus versos, él gritó: “¿Quién se deshará por mí de la hija de Marwan?”. Dicho y hecho: esa misma noche, uno de los seguidores de Mahoma la mató en su propia cama.

Cuando el asesino reportó su acto, el profeta se lo agradeció personalmente diciendo: “Le has ayudado tanto a Dios como a su mensajero”.

Infamia

“Aplasta lo infame”, urgía Voltaire a sus admiradores. El islam demanda lo mismo. La diferencia está, claro, en la definición de “lo infame”.

Para los caricaturistas de Charlie Hebdo -quienes en 2011 publicaron una edición con un Mahoma de ojos desbordados, así como antes habían retratado a Jesús como un concursante en el reality “La isla” y al papa Benedicto sosteniendo un condón en misa-, lo infame es las pretensiones de las autoridades en cualquier lugar, desde en la política hasta en la religión.

Para quienes mataron a los periodistas en la oficina de Charlie Hebdo esta semana, lo infame es burlarse de un profeta que para ellos debe existir libre de siquiera una insinuación de crítica.

Entre esas dos posiciones, cuando son defendidas con la misma pasión y convicción por ambas partes, no hay posibilidad de reconciliación.

El caso de Salman Rushdie fue el primer síntoma de esa situación. Desde entonces, como un dolor de muelas permanente que a veces te hace brincar, el problema nunca se ha ido.

Yo experimenté directamente cuán espinoso puede ser en 2012, cuando hice un documental llamado “Islam: la historia no contada”, en el que exploré el creciente consenso entre historiadores de que mucho de lo que los musulmanes han creído tradicionalmente sobre la vida de Mahoma probablemente no está basado en hechos históricos, lo que causó una tormenta de amenazas de muerte.

A diferencia de Charlie Hebdo, yo no tenía la intención de ofender. Yo no soy un satírico, y usualmente no disfruto hiriendo los sentimientos de otros. Sin embargo, yo también pienso que algunos derechos merecen ser defendidos, y entre ellos está el de la libertad de los historiadores de cuestionar los mitos originales de las religiones.

Es por ello que cuando me enteré de las noticias de lo que ocurrió en París, decidí hacer algo que de otra manera no habría hecho nunca: tuiteé una caricatura de Charlie Hebdo de Mahoma.

La BBC, en contraste, decidió no reproducir esa caricatura en este artículo. Muchas otras organizaciones de medios -aunque no todas- hicieron lo mismo.

Yo me rehúso a estar atado por un tabú de blasfemia de facto.

Aunque en circunstancias normales no siento ninguna necesidad de burlarme de las creencias que otras personas aprecian, esto está muy lejos de ser una circunstancia normal. Como tuiteé, el derecho a dibujar a Mahoma sin que a uno lo maten es tan preciado para muchos de nosotros en Occidente como el islam presuntamente lo es para los asesinos de Charlie Hebdo.

Nosotros también tenemos nuestros valores, y si no estamos dispuestos a defenderlos, nos arriesgamos a perderlos.

Cuando se trata de definir “lo infame”, yo no tengo ninguna duda respecto a lo que defiendo.

Tom Holland
Historiador. Especial para la BBC

En: BBC

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