Opinión: La vana ilusión de un mundo sin Trump

A medida que aumenta el caos en la Casa Blanca, crece fuera de EE. UU. la esperanza de un impeachment contra el presidente Donald Trump. Pero esa idea no tiene asidero en la realidad, a juicio de Martina Buttler (WDR).

Imagen: http://www.dw.com/image/38832712_303.jpg

¡Basta de soñar! Quien todavía crea que Donald Trump se verá arrastrado ahora por este u otro escándalo o comentario a un proceso de destitución, haría bien en abrir los ojos a la realidad. La realidad es que las trabas para llevar a cabo un impeachment en Estados Unidos son muy grandes. No en vano en la historia del país ha habido muy pocos intentos de librarse de un presidente por esa vía. En los casos de Andrew Johnson y Bill Clinton no se llegó a una condena.

Mayoría republicana

Para iniciar un proceso de destitución se requiere la aprobación de la mayoría del Congreso. Pero la mayoría está en manos de los republicanos, y ellos están felices de encontrarse por fin de nuevo al timón, en el Congreso y en la Casa Blanca. Quieren gobernar, promulgar leyes, imprimirle su sello al país. Casi nadie quiere poner eso en juego. En consecuencia, aprietan los dientes y siguen adelante.

No obstante, en las últimas semanas los republicanos han bajado el tono en la defensa de su presidente. Demasiado drama los salpica desde la Casa Blanca. Pero todavía no se vislumbra un frente contra Donald Trump. Mientras eso no cambie, el presidente podría seguir como hasta ahora, aunque tenga rabietas, brille por su desconocimiento o cometa un desaguisado tras otro. De todos modos cuenta con el respaldo de sus electores, que no entienden todo el alboroto en torno al hombre que hace lo que les había prometido: desde la prohibición de entrada a musulmanes hasta la construcción del muro en la frontera mexicana.

Elecciones parlamentarias

Los detractores de Trump solo pueden soñar con el 6 de noviembre de 2018, fecha en que tendrán lugar elecciones parlamentarias en Estados Unidos. Si hasta entonces se acumula suficiente descontento con Donald Trump y los demócratas aprenden su lección, la correlación de fuerzas podría cambiar. Y entonces, si llega a existir algún motivo de peso, podría haber también una pequeña posibilidad de llevar a cabo un proceso de destitución.

En consecuencia, el mundo haría mejor en acostumbrarse a la idea de que Trump gobernará cuatro años. Y ya ha mandado a patentar su eslogan para la campaña electoral 2020: “Keep America great!”

Autor: Martina Buttler (ERS/DZC)

En: DW 

Worst week for dollar since Trump election

The greenback has been on track to record its worst week against a basket of major currencies since July. The slump was caused by political uncertainties surrounding US President Donald Trump.

Image: http://www.dw.com/image/18829061_303.jpg

After a series of gains following the inauguration of Donald Trump as US president, the dollar slumped to its lowest index in 10 months on Friday, as a result of the ongoing worries at the White House.

Trump’s political future has led to unease in the markets and strained the greenback, while a resurgent euro has gained more than 2 percent – its best performance since June.

The US president fired FBI director James Comey last week, while allegations have since surfaced that he pressed Comey to halt the investigation into ties between Trump’s camp and Russia.

Reports that he revealed classified information to Russian officials prolonged the unrest among investors, who were hoping Trump would follow through on promises of economic stimulus.

Economic reforms stalling?

Trump had planned to channel investments into infrastructure and cut taxes. Analysts say the falling dollar is unlikely to prevent the Federal Reserve from hiking interest rates next month.

US stocks had dropped rapidly earlier this week as Trump’s pro-economy stance was in doubt with eight of the 11 major S&P 500 sectors suffering losses.

“Everything has turned upside down – European political risks have faded, the economy is looking strong, while in the US everybody is worried,” revealed DZ Bank strategist Daniel Lenz.

The euro rose 0.7 percent – a six month high – following business-minded Emmanuel Macron’s victory in the French presidential elections and the tightening controls at the European Central Bank.

rd/hg (Reuters, AFP)

In: DW

Notre Dame students walk out on Pence speech

SOUTH BEND, Ind. (AP) — Dozens of graduates and family members silently stood and walked out Sunday as Vice President Mike Pence began his address at Notre Dame’s commencement ceremony.

Pence, the former governor of Indiana, was invited to speak after Notre Dame students and faculty protested the prospect of President Donald Trump being invited to become the seventh U.S. president to give the commencement address.

Pence spoke briefly of Trump, praising his speech to the leaders of 50 Arab and Muslim nations earlier in the day in Saudi Arabia. Pence said the president “spoke out against religious persecution of all people of all faiths and on the world stage he condemned, in his words, the murder of innocent Muslims, the oppression of women, the persecution of Jews and the slaughter of Christians.”

Trump has faced harsh criticism for his anti-Islamic rhetoric during the campaign, as well as his administration’s legal battle to impose a travel ban on several Muslim-majority countries.

Earlier in the ceremony, valedictorian Caleb Joshua Pine urged a “stand against the scapegoating of Muslims” and criticized Trump’s push to build a wall along the Mexican border.

Cassandra Dimaro and her parents were among those who walked out. Dimaro told the South Bend Tribune that it was a show of solidarity “for those of us impacted by the policies of the Trump administration.”

Pence didn’t comment on the walkout, which was expected, but he did allude to clashes at campuses elsewhere that have derailed appearances by controversial speakers, such as conservative firebrand Ann Coulter at the University of California at Berkeley.

“This university (Notre Dame) is a vanguard of the freedom of expression and the free exchange of ideas at a time, sadly, when free speech and civility are waning on campuses across America,” he said.

In: wishtv

Por qué es casi imposible que Donald Trump sea destituido como presidente de Estados Unidos en un impeachment

La amenaza de un juicio político rodea al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.. Imagen: https://ichef-1.bbci.co.uk/news/1536/cpsprodpb/1486F/production/_96097048_z2dm04so.jpg

Lo que días atrás era una cuestión de debate informal en redes sociales o cafés de Estados Unidos, se ha vuelto una pregunta abierta en los pasillos del poder de Washington: ¿podría el presidente Donald Trump ser sometido a un impeachment?

Los críticos de Trump están señalando de forma creciente esa opción de abrirle un juicio político en el Congreso para destituirlo, ante sospechas de que el presidente intentó obstruir la justicia.

Los impulsa una noticia publicada el martes por medios estadounidenses, según la cual Trump pidió en febrero al entonces director del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés), James Comey, acabar con una indagatoria sobre los nexos entre su exconsejero de seguridad nacional y Rusia.

La Casa Blanca negó la información, que se basa en un memorando que Comey escribió sobre una charla que tuvo con el presidente, quien la semana pasada despidió abruptamente al director del FBI.

Y la oposición no tardó demasiado en agitar públicamente el fantasma del juicio político a Trump, quien el mismo lunes había desatado otra tormenta al saberse que había compartido información confidencial sobre Estado Islámico con funcionarios rusos.

“Me levanto hoy”, dijo el congresista demócrata Al Green este miércoles en plena Cámara de Representantes, “para pedir el impeachment del presidente de los Estados Unidos de América por obstrucción de justicia”.

El congresista demócrata Al Green fue uno de los que pidió el juicio político a Trump por “obstrucción a la justicia”. Imagen: https://ichef-1.bbci.co.uk/news/624/cpsprodpb/13D7/production/_96097050_gettyimages-151296277.jpg

En la acera de enfrente, el representante Justin Amash se convirtió este mismo miércoles en el primer miembro del Partido Republicano de Trump en indicar que habría motivos para un impeachment si fuera cierto lo del memorándum de Comey.

Sin embargo, la probabilidad de que Trump pierda su cargo por un juicio político en el Congreso es vista como remota por expertos.

“Para ponerlo simplemente, es muy, muy difícil someter a impeachment al presidente”, sostiene John Patty, un profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago, consultado por BBC Mundo.

Y hay varias razones para esto.

Un camino complejo

Lo primero aquí es que, hasta ahora, Trump no fue acusado formalmente de cometer crimen alguno, un requisito clave para sacarlo del cargo.

Los apuntes de Comey o su despido pueden ser vistos como evidencias de esfuerzos del presidente para influir las investigaciones que el FBI abrió sobre posibles vínculos ocultos de sus colaboradores con Rusia, país que según el espionaje de EE.UU. buscó interferir en las elecciones que Trump ganó en 2016.

Sin embargo, para que prospere una acusación de obstrucción de justicia tendría que demostrarse que Trump actuó con intenciones corruptas, lo cual puede ser complejo.
Hay dos recorridos posibles para eso: la justicia penal, con un carácter estrictamente jurídico, o el impeachment, donde además suelen pesar consideraciones políticas de los congresistas.

Para que se abra el proceso de impeachment se requiere el voto de una mayoría de la Cámara de Representantes, mientras que para destituir al presidente son necesarios al menos dos tercios de los votos de los senadores condenándolo.

Y estas mayorías también parece improbable que se alcancen en contra Trump, ya que su Partido Republicano controla ambas cámaras del Congreso.

“No creo que haya suficientes republicanos que votarían para remover a Trump, aun cuando haya suficientes republicanos en la Cámara dispuestos a iniciar el proceso de impeachment”, señala Patty.

La cautela del Congreso

El Congreso estadounidense siempre ha manejado con cautela su potestad de impeachment. De hecho, hasta ahora nunca ha llegado al extremo de destituir a un presidente.

Los dos antecedentes más recientes de procesos de impeachment abiertos contra mandatarios de EE.UU. incluyeron cargos de obstrucción de la justicia: a Richard Nixon en 1974 y a Bill Clinton en 1998.

Sin embargo, ninguno de los dos procesos acabó con un voto de condena: Nixon renunció antes de que eso ocurriera, en medio del escándalo Watergate, y Clinton fue absuelto por el Senado de los cargos que enfrentó tras revelarse su relación extramatrimonial con Monica Lewinsky.

El otro antecedente es el juicio político a Andrew Johnson en 1868, por intentar sustituir a un miembro de su gabinete sin el aval del Senado, y también acabó con la absolución del presidente por apenas un voto de diferencia.

En el caso de Trump, quien este miércoles se quejó de que “ningún político en la historia” fue “tratado más injustamente” que él, hay claras señales de que aumenta la inquietud en el Congreso por las polémicas que lo rodean.

Dos comités del Senado pidieron este miércoles al FBI los registros de comunicaciones sobre Rusia que mantuvo con el gobierno su exdirector Comey, invitado a testificar en uno de esos paneles.

Pero los líderes republicanos argumentan que hasta ahora no ha surgido evidencia irrefutable de que Trump haya quebrado la ley. Si esto cambia, tal vez cambie su postura.

No obstante, antes que por un impeachment, la presión que enfrentan de los demócratas es para que acepten nombrar un consejo especial que supervise de forma independiente la investigación de Rusia.

Ross Douthat, un columnista conservador en el diario The New York Times, indicó que dada la improbabilidad de que los republicanos actúen contra Trump, una alternativa al impeachment podría ser removerlo usando la 25ª enmienda de la Constitución.

Se trata de un mecanismo que permite a una mayoría del gabinete advertir al Congreso que el presidente es “incapaz de cumplir con los poderes y deberes de su cargo”.

Pero en caso de que el presidente impugnara esa acusación, se requerirían dos tercios de votos de ambas cámaras del Congreso para deponerlo.

Lo cual, por cierto, sería aún más difícil de lograr que el impeachment.

En: bbc

The President Is Not the Commander in Chief of the United States, Nor Its CEO

The U.S. ambassador to the United Nations, Nikki R. Haley, told George Stephanopoulos on ABC’s “This Week” yesterday that “the president is the CEO of the country,” and thus “he can hire and fire whoever he wants. That’s his right.” Leaving aside the question of whether the president can fire everyone in the federal government, she is wrong on her main point. The president is not the CEO of the country. He can reasonably be described as the CEO of the federal government. The Constitution provides that in the new government it establishes, “The executive Power shall be vested in a President of the United States of America.”

Meanwhile, too many people keep calling the president—this president and previous presidents—”my commander in chief” or something similar. Again it’s important for our understanding of a constitutional republic to be clear on these points. The president is the chief executive of the federal government. He is the commander in chief of the armed forces, not of the entire government and definitely not of 320 million U.S. citizens. Article II, Section 2 of the Constitution provides:

The President shall be Commander in Chief of the Army and Navy of the United States, and of the Militia of the several States, when called into the actual Service of the United States.

Too many people who should know better keep getting this wrong. The highly experienced former first lady, senator, secretary of state, and presidential nominee Hillary Clinton for instance, who declared last year on the campaign trail, “Donald Trump simply doesn’t have the temperament to be president and commander in chief of the United States.” (She had also used the term a year earlier, and in her previous campaign she expressed a determination to be the “commander in chief of our economy,” so this wasn’t just a slip of the tongue.)

And also third-generation Navy man, senator, and presidential nominee John McCain who declared his support for President George W. Bush in 2007, saying, the Washington Post reported: “There’s only one commander in chief of the United States, and that’s George W. Bush.”

Now Donald Trump is getting the same treatment. Perhaps it’s no surprise that the Daily Mail, a popular newspaper in a country still headed by a monarch, would write

President Donald Trump sent a message to ex-FBI director James Comey and his detractors as he told Liberty University graduates that ‘nothing is more pathetic than being a critic’ during his first commencement address as the commander-in-chief of the United States.

But how about Democratic strategist Maria Cardona, writing in a Capitol Hill newspaper to mock President Trump’s historical ignorance:

How apropos that this famous and very fitting quote was likely used by the Abraham Lincoln, the president who actually was the commander-in-chief of the United States when the Civil War happened.

Oops.

And here also Tim Weiner, a Pulitzer Prize-winning reporter and author of “Legacy of Ashes: The History of the CIA”: “Our commander-in-chief has made a serious miscalculation.”

The Military Times should know better than to write, “Business mogul Donald Trump was sworn as the nation’s 45th commander in chief on Friday, promising to return government to the people and return American might to the international stage.”

Even Joy-Ann Reid, who hates Trump, gives him a title he doesn’t possess, declaring that Trump’s “greed and neediness and vaingloriousness have made our commander in chief a national security threat.”

In this time when we worry about threats to the Constitution and our liberal republican order, we need to remember the basics.

This is a constitutional republic, and we don’t have a commander in chief.

That’s an important distinction, and it’s disturbing that even candidates for the presidency miss it. Hillary Clinton may well have wanted to be commander in chief of the whole country, of you and me, and to direct us and our economic activities the way the president directs the officers and soldiers of the armed forces. But if so, she would have needed to propose an amendment to the Constitution—an amendment that would effectively make the rest of the Constitution irrelevant, since it was designed as a Constitution for a limited government of a free people.

Donald Trump is not my commander in chief. Neither was Barack Obama. Each was elected president, charged with leading the executive branch of the federal government.

In: catoinstitute 

1 2 3 4 5 8