El Programa de Buenas Prácticas tiene su origen en el seno de la Segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (HABITAT II) celebrada en junio de 1996 en Estambul (Turquía), donde surge como programa específico. Con ese objetivo se instó a los Comités Nacionales de los diversos países a reunir ejemplos de prácticas que respondieran a los objetivos de la Conferencia, como una forma de identificar políticas y actuaciones urbanas que se hubiesen mostrado eficaces -desde unos criterios de sostenibilidad- para mejorar las condiciones de vida en las ciudades y pueblos. Precisamente, una de las experiencias seleccionadas en el Concurso de Buenas Prácticas fue la creación de La Asociación Nacional de Recicladores (ANR) colombiana.

En estas líneas se transcribe la referida experiencia, la cual puede ser aplicable a nuestra realidad, considerando que la realidad colombiana no es tan diferente a la nuestra, motivo por el cual hay ventajas para iniciar este tipo de políticas. Sin duda, una muy buena experiencia, que debería ser impulsada por los municipios, en coordinación con el gobierno central, desde una perspectiva multidisciplinaria.

R E S U M E N

Colombia tiene aproximadamente 50.000 familias de basureros (“recicladores”), que se ganan la vida recogiendo residuos sólidos. En 1986 una organización no gubernamental emprendió un programa para organizar a los “recicladores” en asociaciones locales (Asociación Nacional de Recicladores (ANR)). El propósito era ayudar a los “recicladores” a mejorar sus condiciones de trabajo reforzando sus sistemas de transporte y control de calidad de los residuos seleccionados. El programa se ocupa también de las necesidades sociales tales como la educación infantil, el acceso al sistema de seguridad social (asistencia médica, pensiones, etc.) y cuestiones relacionadas con la mujer.

Desde 1986, la ANR ha beneficiado a 25.000 familias de basureros en quince municipios colombianos. Ha creado instalaciones para almacenar los residuos y ha desarrollado sistemas de gestión de residuos dentro de las comunidades. El proceso de organización, provisión de equipamientos y empleo de las tecnologías adecuadas ha dado como resultado un treinta por ciento de aumento en los ingresos de los “recicladores”. Disponen de seguridad social y se han previsto ‘casas’ en las principales ciudades para la educación de los niños, la formación y reeducación de los adultos y como centros de reunión.

D E S C R I P C I Ó N

El problema de los basureros

El número de basureros en la mayor parte de las regiones del mundo va en continuo aumento, especialmente en los principales núcleos urbanos. Son el típico sector no estructurado que sobrevive económicamente mediante la recogida de basura en la calle o en vertederos.

El problema de los basureros es bien conocido en muchas ciudades del mundo. Este problema reside en su habitual ‘atomización’, acompañada por el estatus de basurero creado implícitamente y asumido por ellos mismos. Experiencias e investigaciones comparativas han demostrado que los basureros se consideran a sí mismos como una especie de clase social asociada con “características infrahumanas”.
Parte de la solución y del problema reside en la impotencia para recuperar su identidad humana como persona, y dentro de la familia y el grupo social.

Sin embargo, si bien muchos expertos o quienes toman las decisiones han señalado la magnitud de este problema social, se han dado pocas soluciones. Esto se debe a la complejidad del problema. Es en primer lugar un problema familiar: los basureros trabajan como una familia día y noche (los niños van con sus padres durante la noche; a menudo se sientan y duermen dentro de la carreta cubiertos y protegidos por “basura seleccionada”). Por consiguiente, las precarias condiciones de trabajo familiar y la temprana experiencia de identificar la suciedad con el estatus y la actividad familiar entre los niños frecuentemente llevan a un comportamiento desviado y a niveles de educación más bajos aún si cabe.

En segundo lugar es un problema individual que afecta a cada miembro de la familia desde la infancia y les hace más vulnerables, particularmente a las mujeres y niños.

Es un problema social: tales condiciones de trabajo y estatus llevan a una pobre autoestima y percepción de uno mismo, a lo que se añade la falta de seguridad social y unos bajos niveles culturales y de educación.
Es también un problema económico debido a las limitadas posibilidades de un individuo para recoger diariamente suficiente basura sin disponer de equipo, lugares para el almacenaje, diversidad del mercado de reciclaje, información y acceso a créditos para formar pequeñas empresas de actividades de reciclaje.

La Asociación Nacional de Recicladores (ANR) colombiana

Colombia tiene una población de unas 50.000 familias de basureros conocidos comúnmente como “recogedores de residuos sólidos” y más recientemente como “recicladores” (personas que reciclan) y que trabajan en las principales ciudades.

En 1986, se emprendió un programa apoyado y desarrollado por la Fundación Social, una organización no gubernamental formada por un grupo de 14 empresas. Los principios básicos de este programa son la rehabilitación de las actividades de los basureros mediante la organización y creación de iniciativas sostenibles.

Este programa organiza a los “recicladores” en asociaciones locales, forma líderes, ayuda a los “recicladores” a construir o conseguir sitios almacén, mejora sus condiciones de trabajo por medio del fortalecimiento de sus medios de transporte y su sistema de control de calidad. También se ocupa de los problemas sociales, tales como la educación de los niños, el acceso al sistema de seguridad social y las cuestiones relativas a la mujer.

Las actividades de la ANR han beneficiado directamente a 25.000 familias (unas 125.000 personas).
La mayoría de las delegaciones de la ANR han construido sus almacenes en sus respectivas ciudades y están desarrollando un programa de gestión integral de residuos sólidos con las comunidades locales. El proceso de organización, provisión de equipamiento y desarrollo de las tecnologías adecuadas ha dado como resultado aproximadamente un 30% de aumento en los ingresos de los basureros.

En este momento, cualquier miembro de una familia de basureros se puede beneficiar del sistema de seguridad social y tiene acceso a hospitales, asistencia sanitaria y fondos de pensiones. Con el aumento de la masa crítica, el sistema se está autofinanciando progresivamente.

Se han abierto “Casas de los basureros” en las principales ciudades. Ofrecen escolarización para los niños, formación para los adultos (particularmente mujeres) y son centros de reunión para los basureros.
Actualmente, la ANR ha iniciado la construcción de una nueva planta piloto para el procesado de residuos sólidos en la ciudad de Manizales con la contribución de otros socios de los sectores público y privado locales. De hecho, cualquier inversión para nueva tecnología es siempre autofinanciada por la ANR o sus delegaciones locales que tienen que encontrar socios que puedan compartir los gastos de la inversión.
Se han desarrollado nuevos modelos de participación de la comunidad en el reciclaje y eliminación de residuos.

Un total de quince de los principales municipios colombianos (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Neiva, Ibagué, Pasto, Popayán, Buga, Armenia, Manizales, Pereira, Soledad y Sincelejo) han firmado un contrato formal con la ANR y están planteando sus políticas en cuanto a la eliminación de residuos en coordinación con las delegaciones locales de la ANR. En algunas ciudades las delegaciones locales de la ANR trabajan sobre la base de subcontratas o una colaboración mediante empresas de riesgo compartido con las empresas privadas a cargo de la eliminación de residuos.

Una reciente reunión internacional, en Bogotá, diciembre de 1994, ha demostrado que la ANR es un modelo de vanguardia que podría ser reproducido en países particularmente donde el número de basureros es grande.

S O S T E N I B I L I D A D

La sostenibilidad de la ANR se ve apoyada por el creciente número de sus delegaciones locales por todas las principales ciudades colombianas y debido a sus esfuerzos para implicar a otros socios, tanto públicos como privados, en empresas de riesgo compartido. Todas las partes se comprometen en los programas tanto de gestión como financieros.

I M P A C T O

•25.000 familias directamente beneficiadas (125.000 personas).
•30% de aumento en los ingresos de los basureros.
•Los 15 municipios más importantes de Colombia implicados.

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