Sínodo postergado: extiende fase de consulta a fieles
10:00 a.m. | 5 jun 21 (AM/CX).- El Sínodo de los Obispos se transforma para escuchar a todo el pueblo de Dios: pasa de ser un evento a ser un proceso. Francisco aprobó un nuevo itinerario para la próxima Asamblea de obispos, que se centrará en la sinodalidad y la Iglesia. Prevista para octubre de 2022 se ha pospuesto hasta el 2023 por dos razones: la pandemia y la ampliación del periodo de escucha a las iglesias locales. Así, el recorrido para la celebración del Sínodo tendrá tres fases, entre octubre de 2021 y octubre de 2023: fase diocesana, fase continental y fase de la Iglesia Universal.
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Continuando con sus esfuerzos de reformar la Iglesia católica de acuerdo a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el papa Francisco aprobó un nuevo proceso de tres etapas para la próxima Asamblea del Sínodo de los obispos. Su objetivo es involucrar a toda la Iglesia a nivel diocesano, nacional y continental a través de un proceso de “escucha y discernimiento” sobre el importante tema de la sinodalidad: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Recordamos que la prioridad que se le da a la etapa de escucha a los fieles viene explícita en la constitución apostólica Episcopalis communio, promulgada por Francisco en el 2018: “es de gran importancia que se cuide con especial atención la consulta de todas las Iglesias particulares”.
El Papa ha decidido que el Sínodo se inicie en el Vaticano y en todas las diócesis del mundo católico en octubre de 2021. Pasará primero por una “fase diocesana” (octubre de 2021 hasta abril de 2022) y posteriormente por una “fase continental” (septiembre de 2022 hasta marzo de 2023) antes de concluir en “la fase de la Iglesia universal” en el Vaticano con la Asamblea de los obispos en octubre de 2023. Originalmente previsto para octubre de 2022, se ha pospuesto un año no solo a causa de la pandemia, sino también para dar tiempo a la “escucha mutua” y al discernimiento en las iglesias locales a nivel diocesano y continental.
El cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los obispos, ha informado de este nuevo proceso a todas las conferencias episcopales, a través de las nunciaturas, así como a las uniones internacionales de superiores religiosos y religiosas y a otros organismos relevantes, ya que su éxito requerirá su plena implicación y compromiso.
En su carta a los obispos, el cardenal Grech recordó que el 17 de octubre de 2015, en un discurso por el 50º aniversario de la institución del Sínodo de los obispos -a manos del papa Pablo VI- el papa Francisco dijo: “Es precisamente este camino de sinodalidad el que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Lo que el Señor nos pide está ya, en cierto sentido, presente en la misma palabra ‘sínodo’. Viajar juntos -laicos, pastores, el Obispo de Roma- es un concepto fácil de poner en palabras, pero no tan fácil de poner en práctica”.
El cardenal recordó a los obispos que “la sinodalidad se refiere a la esencia misma de la Iglesia, a su realidad constitutiva, y por tanto está orientada a la evangelización. Es un modo de ser eclesial y un modelo profético para el mundo de hoy”. Recordó que Francisco, en el citado discurso, declaró que el Sínodo de los obispos es “el punto dinámico de convergencia que llama a la escucha mutua del Espíritu Santo en todos los niveles de la vida de la Iglesia”. Grech agregó: “El Sínodo no es sólo un acontecimiento, sino también un proceso que involucra en sinergia al Pueblo de Dios, al Colegio episcopal y al Obispo de Roma, cada uno según su propia función”.
En una entrevista concedida a Vatican Media, el cardenal explicó que “la primera y mayor innovación es la transformación del Sínodo de un evento en un proceso”, ya que ahora cada asamblea del sínodo se desarrolla en fases sucesivas: la “fase preparatoria, la fase de celebración y la fase de ejecución”. Destacó que la finalidad de la primera fase es la consulta al Pueblo de Dios. Recordó que el Concilio Vaticano II (1962-65) “enseña que el Pueblo de Dios participa en el oficio profético de Cristo” y “por lo tanto, debemos escuchar al Pueblo de Dios, y esto significa ir a las iglesias locales”.
Explicó que “el principio que rige esta consulta al Pueblo de Dios está contenido en el antiguo principio ‘lo que toca a todos debe ser aprobado por todos’ (Quod omnes tangit ab omnibus approbari debet)”. Pero, añadió, “no se trata de democracia, ni de populismo, ni de nada parecido. Se trata más bien de la Iglesia que como Pueblo de Dios, un Pueblo que en virtud del bautismo, es sujeto activo en la vida y misión de la Iglesia”. En su carta a los obispos, enviada el 20 de mayo, expuso “el nuevo método” que Francisco aprobó el 24 de abril y que se articula en tres fases que siguen a la apertura oficial por parte del Papa en el Vaticano el 9 de octubre de 2021. El sínodo será inaugurado por el obispo local en una celebración similar en cada una de las más de 5.000 diócesis católicas de todos los continentes.
La fase diocesana (octubre 2021 – abril 2022)
El objetivo de la fase diocesana es “consultar al pueblo de Dios, para que el proceso sinodal se realice a través de la escucha de todos los bautizados”, que, como señala el Concilio Vaticano II, “no pueden equivocarse en materia de creencias”. Dijo que la secretaría general enviará a los obispos un documento preparatorio, acompañado de un cuestionario y un vademécum (manual o guía) con propuestas para la consulta en cada iglesia local. Cada obispo deberá nombrar a una persona o equipo de contacto para la consulta diocesana que también servirá de enlace con la conferencia episcopal regional. La conferencia también debe nombrar una persona de contacto (o equipo) para trabajar con las diócesis y con el secretariado general en Roma.
La consulta diocesana concluirá con un momento de discernimiento, tras el cual la iglesia local enviará su contribución a la conferencia episcopal. A continuación, la conferencia celebrará una asamblea y emprenderá un período de discernimiento sobre las aportaciones procedentes de las diócesis, tras lo cual elaborará una síntesis que enviará a Roma. La Secretaría General del Sínodo de los Obispos redactará entonces un documento de trabajo (instrumentum laboris) basado en las síntesis que haya recibido de las conferencias episcopales. En septiembre de 2022, enviará el documento de trabajo a cada una de las conferencias episcopales internacionales para su discusión.
La fase continental (septiembre de 2022 – marzo de 2023)
El cardenal Grech dijo que el propósito de la fase continental “es promover el diálogo a nivel continental sobre el texto del documento de trabajo y profundizar el discernimiento dentro del contexto cultural específico de cada continente”. Cada una de las asambleas continentales concluirá su discernimiento con la redacción de un documento final que enviará a la secretaría general en Roma, la cual redactará un segundo documento de trabajo antes de junio de 2023 que será enviado a todos los participantes del sínodo de octubre de 2023.
La fase de la Iglesia Universal (octubre de 2023)
La Asamblea del Sínodo de los obispos tendrá lugar en Roma en octubre de 2023, de acuerdo con las normas establecidas en la Constitución Apostólica Episcopalis Communio sobre el sínodo de los obispos emitida por el Papa en septiembre de 2018. En la entrevista con los medios vaticanos, el cardenal Grech recordó que “los sínodos eran una práctica típica de la Iglesia del primer milenio, una práctica que continuó en la Iglesia ortodoxa”. Dijo que “la novedad en la Iglesia católica es que la sinodalidad resurge como la coronación de un largo proceso de desarrollo doctrinal.
La sinodalidad ayuda a avanzar y a clarificar nuestra comprensión de la primacía petrina en el Vaticano I, de la colegialidad en el Vaticano II, y hoy en día a través de una recepción progresiva de la eclesiología conciliar, especialmente del capítulo II de Lumen Gentium sobre el Pueblo de Dios, expresando el modo en que la sinodalidad es una modalidad para que todos participen en el camino de la Iglesia”. Lo describió como “una gran visión, que une la tradición de las iglesias orientales y occidentales, dando a una Iglesia sinodal aquel principio de unidad que faltaba incluso en la Iglesia de los Padres, ¡cuando la función de la unidad era ejercida por el emperador!”. De este camino sinodal, “podemos esperar con confianza también grandes frutos en el plano ecuménico”, concluyó.
El último Sínodo de Obispos de Francisco, que se centró en la Amazonía, se celebró en el Vaticano del 6 al 27 de octubre de 2019. Los obispos en esa reunión denunciaron la devastación ambiental causada por las industrias extractivas en la región, y también pidieron al Papa que considere la ordenación de hombres casados como sacerdotes (viri probati) para abordar la falta de ministros católicos allí. Previamente celebró un sínodo en 2018 centrado en los jóvenes, y dos sínodos en 2014 y 2015 centrados en temas de vida familiar. Las reuniones de 2014 y 2015 atrajeron una amplia atención por sus debates sobre cómo la iglesia podría atender mejor a las personas en una serie de situaciones de la vida, incluidos los divorciados y vueltos a casar o en relaciones LGBT.
Aunque estas reuniones han contado con la participación de los católicos a nivel local, el foco principal estaba en la reunión de un mes en el Vaticano de unos 300 obispos católicos de todo el mundo.
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Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes
America Magazine / National Catholic Reporter / Revista Vida Nueva / Crux
