Son grupos sociales las personas que conforman una familia, una iglesia, o una escuela. Dichos grupos se definen por una manera de organizarse, comportarse y comunicarse. En relación con ello, nosotros constituimos, también, un colectivo social, específicamente un grupo académico o profesional, con nuestro propio registro lingüístico, nuestra propia actuación, y nuestra propia forma de relacionarnos y presentarnos como tal. Formar parte de este grupo implica el uso de un código o de unas prácticas sociales de comunicación e interacción determinadas, en el que la lectura académica juega un rol importante.
En la universidad, la lectura académica es el input y el output para hablar y escribir. Dicha lectura facilita la comunicación entre el docente y el estudiante, o entre los mismos docentes, y los mismos estudiantes, acerca de un tema académico, profesional o empresarial. Permite el ingreso a la ciencia y a las diversas disciplinas, a sus metáforas, y a sus formas de caracterizar, conocer y construir la realidad. Y se presenta como una fuente de ideas para producir textos académicos: ensayos, monografías, tesis, artículos científicos. En otros términos, la lectura académica posibilita la interacción científica y la prosecución de los fines académicos, como el desarrollo de la capacidad inventiva.
Sobre la base de esta, se puede entender la ciencia, sus teorías, sus aplicaciones, y hablar, asimismo, de ellas. Con la lectura se puede escribir, exponer, argumentar, criticar. Es por ello que la lectura académica es esencial para nuestra convivencia; sin ella el grupo no puede relacionarse ni identificarse. Las distintas asignaturas universitarias le dan el valor que tiene por lo que esta representa y esta permite. Sin el uso de los textos académicos, el grupo se empobrece, se desdibuja o se pierde. No es extraño que grandes universidades en el mundo inviertan ingentes cantidades de dinero en su utilización y beneficios. La lectura académica, por tanto, nos permite presentarnos como un determinado grupo social: un grupo profesional o científico.
Gracias a la lectura, en la universidad hay algo que decir, y hay algo para decir, para sostener lo que decimos, para reafirmar o refutar, para deconstruir, reinventar y crear. La lectura no solo es un medio para comprender, sino también para producir, para interrelacionarnos e identificarnos. Es una fuente importante que nos da sentido de pertenencia, diferenciándonos de otros colectivos, que emplean sus propios códigos y prácticas. La lectura nos permite hacer cosas que otros grupos no hacen o no producen. Nosotros producimos, sobre la base de ella, determinados textos que, incluso, reproducen prácticas de interacción científica. Ser universitario o pertenecer al grupo social universitario implica la valoración adecuada de nuestras formas de interacción y comunicación: de aceptar la importancia que tiene, por ejemplo, la lectura académica en nuestra vida. Leemos, entonces, porque nos hace ser lo que somos.
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¿Cómo citar esta fuente?
LOVÓN CUEVA, Marco Antonio (2014). “¿Por qué leemos?: La lectura académica y nosotros”. En: Letras. Boletín Nº 80, semana del 27 al 22 de marzo. La Libertad: Universidad Peruana del Norte. http://slidesha.re/1hImU3Z
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