AÑO NUEVO Y AÚN NO HAY SEMÁFORO NUEVO. APUNTES SOBRE EL POR QUÉ NO DEBERÍA EXISTIR EL ETIQUETADO POR SEMÁFOROS EN NUESTRO MERCADO NACIONAL

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Desde que se dio a conocer el esperado Reglamento de la Ley sobre la Comida Saludable – Ley 30021, el etiquetado y la publicidad de los alimentos fue un tema sumamente importante. En esta palestra siempre defendimos el sistema de rombos ( tipo Chile) desarrollado y postulado en primera instancia por el Ministerio de Salud, que contaba con opiniones favorables tanto de Organismos Internacionales, Organismos nacionales, Instituciones Públicas y Asociaciones de Consumidores.

A pesar del desarrollo, contenido y propuesta que se ofreció respecto del sistema de Rombos, en la Comisión de Protección del Consumidor y Organismos Reguladores de los Servicios Públicos (“Protección”)[1] se escucharon sendos debates y propuestas de la industria que pretendían implementar el sistema semáforo (clasificación por colores rojo, ámbar y verde) integrado con el sistema GDA (Guías Diarias Alimentarias) y el VDR (Valor Diario Recomendado). El resultado de esto para los consumidores: CONFUSIÓN Y DESCONOCIMIENTO TOTAL.

Lamentablemente, este último sistema (producto de la amalgama de tres sistemas) sancionado por las Organizaciones Internacionales por no cumplir con los estándares, será puesto en debate en el Pleno de Congreso. Sin duda alguna un retroceso en materia de consumidor y de protección y defensa de los derechos de las personas en el mercado.

En esta oportunidad volvemos a poner en la palestra del debate académico y político el tema del etiquetado semáforo para los productos de venta en nuestro mercado. Observemos.

En primer lugar, debemos comprender que nuestros consumidores, son consumidores que la teoría conoce como “consumidores de buena fe”; el peruano promedio, no lee etiquetas, no se informa, compra todos los días y consume productos porque cree que lo que le venden está bien y es bueno para él, no necesita ser selecto y mucho menos minucioso en su elección. Este fundamento, derivado de la observación de nuestra realidad, tiene como principal factor los bajos niveles de educación que muchos ciudadanos adolecen, históricamente, el Estado se ha despreocupado por las grandes masas de ciudadanos que no han podido acceder a una educación adecuada que les permita discernir, reflexionar, seleccionar e identificar lo bueno de lo malo, no solo en el ámbito del mercado, sino en todos los aspectos de la vida. Esta gran problemática, entorno al consumidor, nos coloca en una temible situación de vulnerabilidad que puede ser aprovechada por los proveedores para mantener su status quo en la economía y vender productos enormemente lesivos y dañinos para la salud.

En segundo lugar, es interesante notar como la amalgama de los sistemas de la Industria, que expusimos líneas arriba, nunca establece valores altos o de “peligro” en su consumo respecto de los productos. Este resultado, se debe a que los valores que las empresas entienden como exactos y saludables, no lo son para la Organización Mundial de la Salud, de tal manera, que esos valores tienen porcentajes mayores de grasas, sal, o azúcares en sus productos; es decir, tienen “un techo más alto” que el establecido por la OMS, el resultado es simple, lo que para la OMS debe ser rojo ( peligroso, lesivo, dañino y prohibido de consumo), para la industria con suerte es un ámbar( apto para consumo sin ser saludable) y en otros casos verde ( apto para consumo y saludable).[2]

Con este doble estándar es muy difícil que el consumidor pueda estar realmente informado y pueda optar libremente por elegir los productos que considere saludables para su salud.

Por otro lado, esta combinación de colores también es la combinación de segmentos (azucares, sal y grasas), de tal manera que la confusión es absoluta. Imaginemos que un mismo y unico producto tiene el color rojo para azúcares, el verde para sal y el ámbar para las grasas, ¿es saludable realmente? ¿Qué debo de escoger? ¿Parece que es bueno en sal pero malo en azucares? Es posible que estas preguntas nos las hagamos al ver una etiqueta así. Pero incrementemos la dificultad, imaginemos que el mismo producto con los mismos colores ahora tiene indicadores porcentuales y en gramos (gr) para cada segmento, tomando el ejemplo anterior, observamos un rojo para azucares con un 5% equivalente a 12 gr; ¿en serio piensan que los consumidores podemos tomar una decisión correcta con este nivel de complejidad y con esta información difusa, compleja, imprecisa y poco clara? La respuesta es evidente, y lamentablemente es lo que se debatirá en el pleno, pudiendo plasmarse en la realidad, afectando los derechos de todos los consumidores.

En tercer lugar, creemos que ha quedado evidenciado el poder de la industria y las grandes empresas que sustentan el proyecto de etiquetado que más les conviene, a pesar de la afectación de los derechos de los consumidores. A la influencia ha sido tal, que se ha logrado “sacar del juego” a la primera propuesta del Ministerio de Salud del sistema de rombos, que se adecuaba perfectamente a la Ley y cumplía con los estándares internacionales. Vaya que hay un extremo poder, ¿si existe duda de ello? Repasemos en que ha terminado el caso Gloria, ante un evidente y doloso engaño a todos los consumidores ¿cuánto ha sido la multa? ¿Que se resolvió en el INDECOPI? ¿Por qué esperar a que se descubra en otro país? ¿Cuál es la responsabilidad de DIGESA? Muchas preguntas que al día de hoy no han sido respondidas, y todas las tiendas están repletas de leche Gloria y Pura Vida como si aquí nada hubiese pasado.

Desde esta plataforma, seguimos defiendo y promoviendo una cultura de consumo, que se extiende a los proveedores, quienes deben de tener prácticas de buen gobierno corporativo y responsabilidad social para con los consumidores y el mismo mercado. La madurez de nuestros empresarios, el incumplimiento de muchas de las normas y la falta de responsabilidad frente a los actos que atentan contra los consumidores, nos hace pensar que todas las teorías de regulación propia del mercado (típica importación extranjera) no pueden funcionar –al menos por ahora – en nuestro país; la evidencia es lamentable y contundente, y nos llevaría a parafrasear aquella conocida frase que grita: “ O el Estado se encarga de regular al mercado, o las propias fuerzas del mercado acabarán por consumirlo.”

Que peculiar, que utilice la palabra consumir para referirme a la desaparición del Estado, y es que es lo más cierto, consumidores desinformados, muchas empresas irresponsables y que juegan para sus intereses, control indirecto de medios de comunicación y un Estado muy endeble y “liberalizador”. ¿Te suena conocido? La materia de la Ley, el Reglamento y el etiquetado de la comida chatarra es solo una arista de las muchas, donde se evidencia lo expuesto. Bienvenido a Perú, espero que te quedes para luchar por nuestros derechos.

[1] Puedes leer más en el artículo titulado: “Se inicio el debate parlamantario para la reglamentación de la comida saludable y la Ley de fortalecimiento del INDECOPI y de los Organismos Reguladores” Link: http://blog.pucp.edu.pe/blog/competenciayconsumidor/2017/09/25/se-inicio-el-debate-parlamantario-para-la-reglamentacion-de-la-comida-saludable-y-la-ley-de-fortalecimiento-del-indecopi-y-de-los-organismos-reguladores/

[2] Puedes leer más en el artículo titulado: “Defensoría del pueblo a la vanguardia de la defensa de los consumidores. Reflexiones sobre el reciente comunicado de la Defensoría del Pueblo sobre la Ley de comida saludable” Link: http://blog.pucp.edu.pe/blog/competenciayconsumidor/2017/11/10/defesoria-del-pueblo-a-la-vanguardia-de-la-defensa-de-los-consumidores-reflexiones-sobre-el-reciente-comunicado-de-la-defensoria-del-pueblo-sobre-la-ley-de-comida-saludable/

 

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