El Papa hospitalizado: ¿Qué inquietudes genera entre los católicos?
8:00 a.m. | 10 mar 25 (LN/RNS).- Casi un mes internado por una neumonía, y aunque los últimos reportes médicos han sido los más positivos, las preguntas de los fieles sobre el presente y las próximas semanas del Papa y la Iglesia permanecen a la orden del día. ¿Puede el pontífice despachar desde un hospital? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué pasa si por enfermedad queda incapacitado? ¿Quiénes podrían asumir un liderazgo temporal? ¿Hay un procedimiento formal para estos tiempos? Compartimos respuestas, así como un seguimiento a los días que sigue pasando el Papa en el hospital.
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Para abordar las tres grandes y delicadas aristas mencionadas -estatus y perspectivas de la salud del Papa, la posibilidad de decidir y liderar desde el hospital y qué podría pasar en las siguientes semanas- compartimos diversos artículos de los medios oficiales de la Santa Sede e información obtenida por otros reconocidos vaticanistas. Cómo han sido estas semanas para el Papa, qué ha podido hacer desde su habitación en el hospital y el comentario de médicos especialistas, responde el primer bloque.
El resto de la publicación está dedicada a los procedimientos existentes y actores relevantes cuando el pontífice cae gravemente enfermo, qué podría ocurrir si algún Santo Padre cae incapacitado (y si ese escenario está contemplado en la ley vaticana) y qué se podrá esperar del accionar del Papa una vez tenga el alta médica.
Un Papa que dirige la Iglesia desde el hospital
“La Santa Sede se ha trasladado a Gemelli” y, por lo tanto, el papa Francisco puede seguir gobernado desde allí la Iglesia sin ningún impedimento, salvo el que le pueda generar alguna de las crisis que ha sufrido estos semanas, claro está. Es el comentario del canonista italiano Pierluigi Consorti en declaraciones al diario La Repubblica. “El Papa puede permanecer en el hospital, en el Vaticano, en Gastel Gandolfo o incluso en otro lugar”, añadió el profesor de la Universidad de Pisa. “Incluso una estadía de veinte años en el hospital no es en sí misma un obstáculo para el liderazgo de la Iglesia”, agregó.
Desde su ingreso hospitalario, el 14 de febrero en el Policlínico Gemelli por una neumonía bilateral, Francisco ha hecho de la planta décima del llamado “Vaticano 3” la sala de máquinas desde la que sigue tomando decisiones, firmando decretos, creando obispos e incluso convocando al secretario de Estado y al Sustituto para fijar consistorios o reformar leyes que no puedan revertir algunos hitos en la historia de la Iglesia, como el nombramiento de Raffaella Petrini, la primera mujer gobernadora del Vaticano, algo hasta ahora reservado a los cardenales.
Han sido más de una decena de obispos los nombrados por Francisco, aceptó la renuncia de al menos cuatro y aprobó el avance de cinco personas en el camino a la santidad, según el boletín diario en el sitio web del Vaticano. Algunos de los acontecimientos señalados fueron más esotéricos, como el nombramiento de un cardenal para que le representara en abril en la celebración del milenario de la coronación de Boleslaw I el Bravo, primer rey de Polonia.
Lo que sí se echa de menos son las apariciones semanales del Papa y sus pronunciamientos sobre importantes asuntos globales, como la reprimenda a la administración Trump por las deportaciones de inmigrantes. Se comprende que la ausencia de registro visual del pontífice de estas semanas -motivo de injustificadas teorías conspiranoicas- es un tema de privacidad. Y aún con esas limitaciones, la maquinaria del Estado vaticano sigue funcionando incluso mientras el pontífice de 88 años yace en un hospital sin alta en el calendario.
VIDEO. Francisco ingresa al hospital para tratarse la bronquitis (14 febrero)
Reuniones y decisiones claves aún hospitalizado
El cardenal Pietro Parolin, con el Sustituto, Edgar Peña Parra, han visitado ya en dos ocasiones al Papa en estas tres semanas de hospitalización. Y siempre ha salido con indicaciones. Por un lado, la celebración -sin fecha aún- de un consistorio de cardenales en el Vaticano para fijar el momento de las canonizaciones aprobadas también durante su ingreso, entre ellas, la del beato José Gregorio Hernández. Eso sugiere que Francisco da por seguro salir por su propio pie del Gemelli.
Por otro lado, Bergoglio ha aprobado la modificación de la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano y otras normas “con las que asentar plenamente el nombramiento efectivo de Raffaella Petrini“, sobre cuya legalidad canónica habían surgido voces que la cuestionaban, al igual sucedió hace unas semanas cuando nombró a otra religiosa, Simona Brambilla, como la primera mujer prefecta de un dicasterio vaticano.
En ambos casos, los críticos con Francisco han ignorado conscientemente que esos nombramientos tienen encaje canónico tras la promulgación en 2022 de la nueva constitución apostólica Praedicate evangelium, en donde se reforma la Curia vaticana y se deja el camino expedito para que cargos hasta ahora reservados a cardenales puedan ser ejercidos también por mujeres consagradas y laicos en general.
VIDEO. ¿Cómo está la salud del papa Francisco? (previo a hospitalización)
Seguimiento al caso médico
El Papa sigue estable, y lentamente está mejorado, pero los médicos prefieren mantener su cautela; el pronóstico sigue reservado. “La noche ha sido tranquila, el Papa descansa”, informó este domingo a primera hora el Vaticano. Después de un viernes sin información médica, ayer el parte emitido por el equipo que sigue a Francisco, que entró en su cuarta semana de internación en el Gemelli, fue sin dudas positivo.
“Las condiciones clínicas del Santo Padre en los últimos días han permanecido estables y, en consecuencia, testimonian una buena respuesta a la terapia”, indicó. Fue la primera vez en estos 23 días de enorme preocupación por un Papa de 88 años con neumonía bilateral surgida de una bronquitis y una infección polimicrobiana, que los médicos hablaron de “buena respuesta a la terapia”.
“Se registra por lo tanto una gradual, leve, mejora”, siguió el parte, que destacó que el Santo Padre se mantuvo sin fiebre. “Han mejorado los intercambios gaseosos; los exámenes hematoquímicos y hemocrocitométricos se confirman como estables”, añadió, aludiendo a la capacidad de oxigenación del Papa, a la ausencia de crisis respiratorias desde el pasado lunes, y a análisis de sangre estables. Es importante detallar que pasados los episodios agudos, estuvo de buen ánimo, de buen humor, siempre alimentándose con comida sólida y moviéndose, con las limitaciones y la asistencia ya conocida -en silla de ruedas- debido a su problema en la rodilla derecha.
La Sala de Prensa explicó luego que Francisco sigue durante la noche con la máscara que lo ayuda a respirar -ventilación mecánica no invasiva- y de día con las vías nasales de alto flujo de oxígeno. El parte también describió una jornada muy parecida a la de la víspera. “Por la mañana, después de haber recibido la eucaristía, el Santo Padre se recogió en oración en la capillita del departamento privado, mientras que en la tarde alternó el reposo a actividades de trabajo”.
Consultada por el diario La Nación de Argentina, Annalisa Bilotta, médica del Hospital Internacional Salvator Mundi, de esta capital, destacó “la leve mejora”, aunque advirtió que “vista la edad mayor del Papa y su cuadro polipatológico” hay que esperar para cantar victoria. “Los médicos no dan muchas especificaciones y no dejan entender cómo está evolucionando la situación, que todavía es bastante compleja, aunque evidentemente está respirando mejor, pero siempre con ayuda y por eso se mantienen muy cautos”, explicó.
Modus operandi mientras el Papa permanece internado
Tal como adelantó la Sala de Prensa Vaticana, el cardenal checo-canadiense Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral, reemplazó a Francisco en la misa solemne -en la Plaza San Pedro- para el Jubileo del Mundo del Voluntariado. Así, irá consolidándose un modus operandi del Vaticano de cara a la prolongada hospitalización de Francisco porque el cardenal Czerny también leerá una homilía preparada por su jefe máximo.
Ocurrió lo mismo hace dos domingos, cuando el arzobispo Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, reemplazó al Papa en el Jubileo de los diáconos. Por lo que se descuenta que irá dándose un escenario similar, de delegación de funciones en los máximos colaboradores y rotación, hasta que haya una recuperación completa del Pontífice.
Rehabilitación y expectativas para el alta médica
Según los partes médicos, el Papa ya está haciendo fisioterapia respiratoria y ejercicios de fisioterapia motora. “La rehabilitación y la optimización del tratamiento de la situación respiratoria son críticos para una persona mayor con una enfermedad respiratoria, con lo cual es una muy buena señal que se esté haciendo un tratamiento kinésico intensivo”, dijo a La Nación Alejandro Videla, jefe de Neumonología del Hospital Universitario Austral, desde Buenos Aires.
“Si bien no disponemos de toda la información clínica y hay que basarse en los partes, la impresión es que, aunque todavía requiera cuidado hospitalario, el Papa ha superado varias instancias clínicas graves, varios episodios de broncoespasmo y una inhalación de contenido gástrico. Es una persona de 88 años con poca actividad física parte de una situación basal limitada y es lógico que los partes hablen de una situación compleja y que puede empeorar, que es por lo que se habla de pronóstico reservado”, añadió.
Videla pronosticó una internación larga en el Gemelli. “Es muy difícil de estimar cuánto tiempo más va a tener que quedarse y eso depende de cuánto del tratamiento de rehabilitación motora y respiratoria se puede organizar fuera del hospital. En general, se trata de que las personas añosas no pasen mucho tiempo internadas por el riesgo de infecciones nosocomiales”, afirmó. “Una aproximación sería un par de semanas más”, añadió.
El médico explicó que una vez dado de alta y dependiendo del “estado funcional” con el que egrese, ya de nuevo en su residencia de Santa Marta el Papa deberá bajar el ritmo. “Lo habitual es que se les recomiende a estas personas limitar su actividad y concentrarse en lo que les ayudará a recuperarse, en concreto la rehabilitación”, indicó.
“Será un antes y un después para él si se recupera porque no va a poder tener el ritmo de trabajo y de viajes que tenía antes. Cualquier otro ser humano a los 88 años tiene otra velocidad; él, en cambio, hasta la internación mantuvo esa velocidad increíble, junto a una cabeza súper lúcida, que sigue teniendo, como pudimos ver a partir del audio que envió el jueves pasado“, opinó, por su parte, Hernán Quezada, sacerdote mexicano que es médico clínico generalista, y también jesuita, como el papa Francisco.
“Ese audio me rompió absolutamente el análisis médico que había hecho”, admitió, al destacar que, desde la distancia, pero siguiendo la información que fue saliendo y las diversas recaídas -que incluyeron transfusiones de sangre, la aparición de una insuficiencia renal, broncoaspiraciones y la utilización de ventilación mecánica no invasiva para ayudar a los pulmones-, comenzó a temer un desenlace fatal. “Lo veía en bajada, pero ese audio para mí representó un milagro porque nadie se recupera con esa velocidad después de todo lo pasado los días anteriores”, destacó.
VIDEO. Las primeras palabras del papa Francisco tras estar hospitalizado
Tres puntos a observar en casos de enfermedad, muerte y elecciones papales
Francisco parece estar mentalmente a la altura del cargo, pero físicamente las enfermedades le tienen muy disminuido. Además la edad también es un factor. Cualquiera en su estado, especialmente un Papa, necesita prepararse para lo inevitable. Estas son tres cosas que el Papa debe hacer para preparar su inevitable declive y muerte.
¿Qué hacer si queda incapacitado?
En primer lugar, el Papa necesita documentos públicos que describan lo que debe hacerse si queda incapacitado. Como todo el mundo, debería firmar un poder notarial para la atención de salud en caso de que quede incapacitado y no pueda tomar decisiones médicas por sí mismo. Todo el mundo debería hacerlo, no solo el Papa. Nada divide más a una familia que las disputas sobre cómo cuidar de un padre moribundo. No queremos que en la Iglesia haya disputas sobre cómo cuidar a un Papa convaleciente. Tiene que nombrar a alguien en quien confíe y darle directrices claras en un testamento vital sobre los cuidados que desearía mientras agoniza.
Y en el peor de los casos, necesitamos saber quién tiene la autoridad para desconectar al Papa de la tecnología médica si esta ya no es beneficiosa. La Iglesia también necesita procedimientos para tratar a un Papa con demencia o en coma. Los EE.UU. tienen la 25ª Enmienda a la Constitución para tratar con un presidente que es incapaz de desempeñar sus funciones. La Iglesia católica necesita procedimientos similares.
Hay rumores de que el Papa tiene un documento secreto para hacer frente a tales contingencias, pero el secretismo alimenta la especulación y estos rumores. Cualquier documento elaborado por un cardenal en el Vaticano después de que el Papa esté enfermo o impedido dará mucho que hablar a los teóricos de la conspiración. Las leyes concebidas por unas pocas personas que nunca han sido promulgadas oficialmente, como exige el derecho canónico, serán cuestionadas.
Además, documentos tan importantes necesitan ser revisados por múltiples teólogos y canonistas para que puedan sugerir mejoras. La Iglesia también necesita tiempo para examinar y comprender los documentos. No queremos que la gente discuta el sentido de los textos en medio de una crisis. La Iglesia necesita documentos públicos que establezcan leyes y procedimientos para hacer frente a estas situaciones.
Renovar el encuentro de cardenales previo a un cónclave
En segundo lugar, el Papa necesita reformar las reuniones de cardenales que tienen lugar antes del cónclave en el que se elige al Papa. Estas reuniones, llamadas congregaciones generales, son una oportunidad para que los cardenales discutan los problemas a los que se enfrenta la Iglesia. Mientras que solo los cardenales menores de 80 años pueden asistir a un cónclave para elegir a un nuevo Papa, todos los cardenales pueden participar en estas congregaciones generales.
La mayor parte del tiempo de estas reuniones lo ocupan los discursos de cada cardenal. En la congregación general previa al último cónclave, los discursos se limitaron a siete minutos, pero la mayoría de los cardenales sobrepasaron el límite de tiempo. Hoy, con unos 250 cardenales, incluidos los mayores de 80 años, es demasiado tiempo dedicado a discursos.
El reciente Sínodo sobre la Sinodalidad nos ha mostrado una mejor manera de llevar a cabo estas reuniones. En el Sínodo, las “conversaciones en el Espíritu” se desarrollaron en mesas redondas de 10 participantes. Estas conversaciones, que fomentaban la oración, la escucha y el discernimiento, fueron muy elogiadas por los participantes. Un proceso similar prepararía mejor a los cardenales para el cónclave que una serie de monótonos discursos. También daría tiempo a que los cardenales, especialmente los más recientes, se conocieran entre sí. La Secretaría General del Sínodo debería estar facultada para facilitar este tipo de diálogos. Los intercambios podrían durar una semana y centrarse en tres temas: el estado del mundo, el estado de la Iglesia y las cualidades que debe tener el próximo Papa.
Reformar la votación en un cónclave
En tercer lugar, el Papa debe restablecer los procedimientos tradicionales de votación en un cónclave. Durante siglos, antes de Juan Pablo II, para elegir a un Papa se requería el voto de dos tercios de los cardenales en un cónclave. La idea era fomentar el consenso en lugar de la mayoría, incluso si esto significaba que había que encontrar un candidato de consenso. Sin dar explicaciones, Juan Pablo II decretó que, tras una treintena de votaciones, los cardenales podrían elegir a un Papa con solo la mayoría de los votos. Algunos dijeron que lo hizo para evitar un cónclave largo, aunque no hemos tenido un cónclave que dure más de cuatro días desde 1831.
En realidad, preparó el terreno para la elección de Joseph Ratzinger. Una vez que obtuvo la mayoría de votos, los cardenales supieron que podría ser elegido según los nuevos procedimientos si votaban suficientes veces. Con los antiguos procedimientos, un tercio más uno de los cardenales podría haber impedido su elección y forzado un consenso. Con los nuevos procedimientos, no necesitaba dos tercios de los votos, solo 30 rondas de votaciones. Como resultado, la minoría que se oponía a él se rindió y votó a su favor en lugar de prolongar lo inevitable.
Benedicto volvió a cambiar los procedimientos, de modo que en lugar de la elección por mayoría de votos, se celebraría una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados. También exigió que el candidato ganador obtuviera dos tercios de los votos, lo que abre la posibilidad de un cónclave bloqueado si ninguno de los candidatos obtuviera los dos tercios de los votos necesarios. Esto sería un desastre para la Iglesia.
La forma tradicional de elegir a un Papa por dos tercios de los votos es mejor que estas novedades. Favorece la elección de un candidato de consenso en lugar de uno que solo represente a una facción mayoritaria. Permite que el cónclave vote por diferentes candidatos hasta que uno obtenga los dos tercios de los votos. Con suerte, puede que no tengamos que enfrentarnos a estos problemas en un futuro inmediato, pero las instituciones no deberían depender de la suerte.
VIDEO. El Papa enfermo y sus implicaciones
Enfermedad del Papa plantea la pregunta: ¿Quién gobierna si el Papa no puede?
El calvario de su prolongada estancia en el hospital Gemelli, la más larga de su papado, sin apariciones públicas, ha despertado viejas preocupaciones entre los expertos y observadores eclesiásticos sobre quién gobernaría la Iglesia si éste o cualquier otro Papa cayera en coma o quedara incapacitado de cualquier otra forma. Hasta cierto punto, la Santa Sede funciona como un sistema político con un presidente y un primer ministro. El Papa, el presidente en este caso, se ocupa de las grandes declaraciones políticas y los nombramientos, mientras que el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, supervisa los asuntos cotidianos relacionados con el funcionamiento del Vaticano y de la Iglesia en todo el mundo.
Los poderes reservados al Papa incluyen el nombramiento de obispos, la aceptación de jubilaciones y la promulgación de nuevos decretos para modificar la legislación vaticana. Además, es poco probable que la burocracia se pronuncie sobre cuestiones de importancia mundial, como las negociaciones para el alto el fuego en Gaza, sin su imprimatur.
Inevitablemente, la enfermedad de Francisco pospone algunas decisiones, lo que no molesta a los críticos de su agenda. Antes de caer enfermo, por ejemplo, Francisco disolvió el Sodalicio de Vida Cristiana, una controvertida organización católica fundada en Perú. Algunos de los defensores del grupo esperaban que su enfermedad ralentizara la aplicación de la decisión, dijo John Allen, editor de Crux, portal de noticias católicas. Pero tanto los funcionarios vaticanos como los expertos afirman que no se ha producido ninguna ralentización particular durante esta hospitalización porque el Papa, aunque enfermo, permanece alerta y es capaz de interactuar con quienes le rodean.
Los asuntos siguen su curso normal “mientras el Papa pueda entender lo que le dicen y pueda firmar con su nombre”, dijo el jesuita Thomas Reese, analista del Vaticano desde hace muchos años y autor del libro Inside the Vatican: La política y la organización de la Iglesia católica. Pero no existen directrices legales establecidas sobre qué hacer cuando no es así, especialmente si la incapacidad se prolonga durante meses en lugar de semanas. En el caso de una breve hospitalización, muchas de las acciones que ya están en marcha podrían continuar sin problemas.
Pero las decisiones importantes, como a quién nombrar arzobispo en una ciudad de alto perfil, serían problemáticas. También sería extremadamente difícil destituir a un cardenal rebelde o a otra figura prominente, según los expertos. El papa Francisco, al igual que Pablo VI en la década de 1960, anunció que poco después de asumir el papado en 2013, firmó una carta de renuncia en caso de que alguna vez se viera incapacitado. Pero su contenido ha permanecido en secreto, y los expertos apuntan a una serie de cuestiones jurídicamente confusas.
En primer lugar, ¿quién decide si el Papa está incapacitado? En segundo lugar, la ley eclesiástica establece que, para que una renuncia sea válida, el Papa debe haber tomado libremente la decisión. Algunos juristas se preguntan si una carta escrita hace más de una década puede considerarse una decisión “libremente elegida”.
En la historia reciente, la cuestión fue más acuciante durante el largo declive del Papa Juan Pablo II, que empezó a padecer la enfermedad de Parkinson años antes de su muerte en 2005. Aunque todavía podía responder “Sí” o “No”, su evidente deterioro alimentó los rumores en el Vaticano sobre quién tomaba realmente las decisiones, dijo el padre Reese. Una consecuencia mucho más grave que algunos de los defensores de Juan Pablo II atribuyen a su lentitud fue la falta de respuesta de la Iglesia a las acusaciones generalizadas de abusos sexuales a menores por parte del clero católico.
“La Iglesia ha pagado un precio significativo por ello en los 20 años transcurridos desde entonces”, dijo el Dr. Miles Pattenden, profesor de historia y autor de The Cambridge History of the Papacy. El problema de los papas enfermos no es exactamente nuevo, pero es mucho más complicado en la era de las redes sociales, la comunicación instantánea y una mayor longevidad.
Los líderes de la Iglesia se han mostrado reacios durante mucho tiempo a abordar la cuestión de definir cuándo un Papa puede considerarse incapacitado porque obstaculiza la teoría de que un Papa debe tener total libertad para actuar, explicó Allen. “Nadie puede decirle a un Papa cuándo ha terminado”, dijo. “Es extraordinariamente delicado navegar cómo se llega al final de un papado sin la voluntad expresa del Papa”.
Las trabas son evidentes en disposiciones específicas como el canon 335 de la ley vaticana, que establece que si la Santa Sede queda “vacante o totalmente impedida” no se puede alterar nada en el gobierno de la Iglesia. Pero no se define “totalmente impedida”. El predecesor de Francisco, Benedicto XVI, dimitió a los 85 años, alegando edad y enfermedad, pero fue un caso atípico: ningún Papa había dimitido en casi 600 años.
Dados los avances de la medicina moderna para prolongar la vida, un grupo internacional de juristas católicos ha propuesto normas para precisar lo que constituye “totalmente impedida”, y había pedido la transferencia de la autoridad de gobierno a todo el Colegio Cardenalicio o a una comisión, dependiendo del tiempo que el Papa estuviera incapacitado.
Si un comité de expertos consideraba irreversible la incapacidad del Papa, los cardenales de la Curia tendrían que declarar terminados sus días de gobierno y convocar un cónclave para nombrar un nuevo Papa. Pero eran sólo propuestas y hasta la fecha no ha visto la luz ninguna ley establecida. Con la lenta mejoría del estado del Papa, parece haber menos urgencia, pero dependiendo de cuánto dure su estancia en el hospital, aún podría ser relevante.
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¿Quién es quién en el Vaticano?
Cuando un Papa está enfermo, dimite o fallece, ¿quién lo sustituye? ¿Y quién más ayuda a dirigir la Santa Sede? The Conversation U.S. preguntó a Daniel Speed Thompson, teólogo de la Universidad de Dayton, por algunos datos sobre la Ciudad del Vaticano.
Si un Papa no puede cumplir con sus obligaciones, ¿quién interviene?
Cuando un Papa muere -o dimite, como hizo Benedicto XVI en 2013- el gobierno de la Iglesia católica recae formalmente en el Colegio Cardenalicio. Sin embargo, la autoridad del colegio es muy limitada. Por sí solos, los cardenales no pueden tomar decisiones importantes en materia de fe, moral y culto. Tampoco pueden deshacer decisiones papales anteriores ni cambiar las leyes eclesiásticas sobre la elección de un nuevo Papa. Todos los jefes de los dicasterios pierden su cargo a la muerte o renuncia de un Papa. El Colegio Cardenalicio es un gobierno provisional cuyo principal objetivo es preparar la elección del nuevo Papa y supervisar el funcionamiento cotidiano del Vaticano.
Un cardenal, conocido como “camarlengo”, es el responsable de confirmar la muerte o renuncia del Papa. A continuación, asume el control de la residencia del Papa y coordina el funeral, si es necesario. El camarlengo también asume la custodia de las propiedades del Vaticano en Roma y supervisa los detalles del próximo cónclave. El día a día de la Iglesia católica continúa, pero no se pueden tomar grandes decisiones en ausencia de un Papa. La Iglesia no puede nombrar nuevos obispos y el Vaticano no puede iniciar nuevas gestiones diplomáticas.
¿Qué le gustaría que entendiera más gente sobre el Vaticano?
Tres cosas. En primer lugar, el Vaticano no es como cualquier otra organización del mundo. Su misión religiosa y su estatus político se basan en casi 2.000 años de historia. Esta complicada historia proporciona una tradición única que consolida la institución de la Iglesia católica, pero también puede impedir que la Iglesia se someta a un autoexamen crítico y se renueve.
En segundo lugar, en otra perpectiva, el Vaticano sí es como cualquier organización del mundo. Los funcionarios del Vaticano pueden ser fieles a las normas más elevadas de su religión, deseando verdaderamente servir a la Iglesia y al bien común de la humanidad. Pero también pueden ser flagrantemente inmorales, incluso criminales, y arribistas en busca de estatus o lujo. Francisco no ha dejado de reprochar a los sacerdotes y obispos que se sienten superiores en virtud de su cargo o de su ordenación.
Por último, en comparación con las enormes burocracias de los gobiernos y las empresas modernas, el Vaticano es relativamente pequeño y no tiene tanto dinero como se suele decir. Aunque la curia gestiona una vasta organización internacional, sus recursos son apenas una mínima porción comparados con el dinero que mueve países como Estados Unidos o empresas como Apple. La Ciudad del Vaticano y la Santa Sede emplean a unas 2.000 personas, con un presupuesto operativo de unos 835 millones de dólares.
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Fuentes
La Nación (2) / Religion News Service (2) / Katholisch / Religión Digital / New York Times / Videos: Vatican News – CNN Español – Rome Reports – Canal Once – Univisión / Foto: AFP