Santa Sede: Un paso más en una larga reforma financiera

8:00 a.m. | 5 oct 24 (CX/AICA).- “Apretarse el cinturón”, buscar nuevos recursos externos y aplicar una gestión transparente, responsable y solidaria. Esos son los pedidos que ha hecho el Papa en una carta a los cardenales, apuntando a un mayor esfuerzo para implementar la reforma económica. Les ha recordado que el objetivo de un “déficit cero” no es un objetivo teórico, sino “realizable”. Algunos medios resaltan este mensaje como la medida más reciente del Papa por ordenar las finanzas de la Santa Sede y han observado el camino recorrido.

——————————————————————————————–

En la misiva, el pontífice detalló que, para lograr el objetivo de “déficit cero” se requiere encontrar “recursos externos” para la misión de cada oficina y dicasterio; aplicar una “gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia”; evitar lo superfluo; seleccionar prioridades; contribuir -quien registra un superávit- a cubrir el déficit general; y gestionar los recursos económicos con rigor y seriedad, siguiendo el modelo de las “buenas familias”.

El Papa señala los caminos para implantar aún más y mejor la reforma económica, que fue uno de los temas principales de las congregaciones generales previas al cónclave, así como uno de los objetivos del “proceso de transformación”, en desarrollo por más de 10 años y que alcanzaron un hito con la publicación en 2022 de la constitución apostólica Predicate evangelium, en la que se describen la nueva estructura y funciones de los dicasterios vaticanos y sus funcionarios.

En el reciente documento, Francisco escribe que reconoce la “dedicación” y la “fatiga” de mujeres y hombres empeñados en “adaptarse” a este movimiento de renovación que, “a pesar de las dificultades y, a veces, de esa tentación de inmovilismo y rigidez ante el cambio”, dio, sin embargo, muchos frutos en los últimos años. Al mismo tiempo, el Papa reconoce cómo las peticiones de reforma realizadas en el pasado por tantos miembros del Colegio Cardenalicio han sido también “clarividentes”, y han permitido “adquirir una mayor conciencia de que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor y seriedad, para que no se dispersen los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede”.


Recursos externos y un espíritu de esencialidad

Por esas razones, Francisco señala como “necesario”, en este momento, “un esfuerzo ulterior por parte de todos para que el ‘déficit cero’ no sea sólo un objetivo teórico, sino una meta realmente realizable”. Explica que, “la reforma sentó las bases para la aplicación de políticas éticas que mejoren el rendimiento económico de los activos existentes”, y agrega: “A ello se une la necesidad de que cada institución se esfuerce por encontrar recursos externos para su misión, dando ejemplo de gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia”.

Por supuesto, también se trata de reducir costos y, en ese sentido, Su Santidad sostiene que se debe dar “un ejemplo concreto, para que nuestro servicio se lleve a cabo con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias”. Subraya que, para eso, “debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que debemos tomar con gran responsabilidad, porque estamos llamados a garantizar el futuro de la misión”.


El modelo de las buenas familias

La “solidaridad de las buenas familias” es el modelo al que hay que referirse, escribe el pontífice. “Así como, en esas familias, quienes gozan de una buena situación económica acuden en ayuda de los miembros más necesitados, las entidades que registran superávit deben contribuir a cubrir el déficit general”. Se trata de “cuidar el bien de nuestra comunidad, actuando con generosidad”, como “requisito indispensable para pedir generosidad también desde fuera”.

Francisco concluyó pidiendo a los cardenales que acojan su mensaje con “valentía, espíritu de servicio y apoyar las reformas en curso con convicción, lealtad y generosidad (…) La colaboración auténtica y la cooperación hacia un único objetivo, el bien de la Iglesia, es un requisito esencial de nuestro servicio”, se lee finalmente en la misiva. La petición del Papa llega después de que varios escándalos financieros vergonzosos han sacudido al Vaticano en los últimos años.


Las reformas del Papa en medio de escándalos

El año pasado, un megajuicio contra el cardenal Angelo Becciu, el primer cardenal de la historia imputado y procesado por el propio tribunal vaticano, llegó a su fin después de más de un año. El juicio se centró en una inversión de unos 400 millones de dólares en una empresa inmobiliaria londinense que acabó costando al Vaticano más de 200 millones.

El escándalo en torno a la operación inmobiliaria de Londres puso de manifiesto tanto la incompetencia de los funcionarios vaticanos que gestionaban el dinero de la Santa Sede como la corrupción de algunos de sus socios comerciales, con monseñores dentro del sistema que cedían acciones de control a la vez que acordaban pagar comisiones infladas a financistas italianos de dudosa reputación.

En los últimos años, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como Banco Vaticano, también se ha visto sometido a presiones por la confiscación de unos 33 millones de dólares en activos por parte de tres empresas que demandaron al IOR por su retirada de un acuerdo de inversión.

Muchas de las nuevas leyes implementadas por el papa se produjeron en medio del bloqueo del COVID-19 en 2020, ya que Francisco se enfrentó a una mayor presión por una creciente crisis económica, incluidas importantes deudas con su fondo de pensiones, así como la presión de los organismos de control financiero europeos que presionan al Vaticano para que muestre mejoras en la persecución de delitos financieros.

Sólo en 2020, el Papa nombró un nuevo director para la Autoridad de Información Financiera del Vaticano, despidió a cinco empleados que se sospechaba que habían participado en el negocio inmobiliario de Londres y convocó varias reuniones con jefes de departamentos vaticanos para abordar la situación financiera del Vaticano y esbozar posibles reformas. También cerró una serie de compañías holding con sede en Suiza, creadas para gestionar diversas partes de la cartera de inversiones y propiedades inmobiliarias del Vaticano.

Esa primavera, el Papa transfirió el “Centro de Procesamiento de Datos” (CED) del Vaticano, que es esencialmente su servicio de supervisión financiera, de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) a la Secretaría para la Economía, en un intento de crear una distinción más fuerte entre la administración y la supervisión.

VIDEO. La reforma económica del papa para ganar transparencia en el Vaticano

 

Posteriormente, Francisco promulgó una nueva ley de contratación pública aplicable tanto a la Curia Romana como al Estado de la Ciudad del Vaticano que, entre otras cosas, prohibía los conflictos de intereses, imponía procedimientos de licitación competitivos, exigía pruebas de que los gastos de los contratos eran financieramente sostenibles y centralizaba el control de la contratación.

En agosto de ese año, promulgó una Ordenanza del Presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano que exigía a las organizaciones de voluntarios y a las personas jurídicas del Estado de la Ciudad del Vaticano que informaran de las actividades sospechosas a la entidad de vigilancia financiera del Vaticano, la Autoridad de Información Financiera (AIF).

Más tarde, a principios de diciembre de 2020, Francisco emitió nuevos estatutos que transformaban la AIF en la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF), confirmando su papel de supervisión del llamado Banco Vaticano y ampliando sus responsabilidades.

Poco después, Francisco estableció una “Comisión para Asuntos Reservados” que determina qué actividades económicas permanecen confidenciales. La comisión, que se ocupa de los contratos para la compra de bienes, propiedades y servicios tanto para la Curia Romana como para las oficinas del Estado de la Ciudad del Vaticano, formaba parte de las nuevas leyes de transparencia promulgadas por el Papa en junio de ese año.

En diciembre de ese mismo año, el Papa anunció la creación del “Consejo para el Capitalismo Inclusivo con el Vaticano”, una asociación entre la Santa Sede y algunos de los mayores líderes empresariales y de inversión del mundo, entre los que se incluyen directores ejecutivos de Bank of America, British Petroleum, Estée Lauder, Mastercard y Visa, Johnson and Johnson, Allianz, Dupont, TIAA, Merck and Co, Ernst and Young y Saudi Aramco.

El Papa también promulgó una nueva legislación que despoja a la Secretaría de Estado de su capacidad para gestionar de forma independiente los cientos de millones que la Santa Sede recibe anualmente en donaciones e inversiones, transfiriendo ese poder a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA). Ahora la APSA consolida esos fondos en el presupuesto general de la Santa Sede, mientras que la Secretaría de Economía supervisa el gasto.

Por último, es importante resaltar otras medidas que Francisco ha venido impulsando con el afán de reforzar el espíritu de transparencia, como por ejemplo una mejor difusión y análisis de los estados financieros de la Santa Sede y de los balances del Banco Vaticano, así como la iniciativa de hacer público por primera vez (y año tras año) el detalle de las actividades de la APSA, que pone bajo la lupa los movimientos del patrimonio de la Santa Sede.

VIDEO. Los problemas y escándalos financieros de la era Francisco

Carta completa del papa Francisco sobre la reforma económica

Queridos hermanos

Hace diez años empezamos la reforma de la Curia Romana y, a través de la Constitución apostólica Predicate Evangelium, se estableció la nueva organización de la Santa Sede, especificando los principios guía y las finalidades. Ecclesia semper reformanda: este ha sido el espíritu que ha animado la reforma, para que la Curia Romana asista al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su supremo oficio pastoral para el bien y el servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares.

Si esta actualización representa un testimonio de vitalidad y de gracia, conocemos la dedicación y el trabajo de mujeres y hombres empeñados en adaptarse a este movimiento de renovación. A ustedes, hermanos cardenales, les ha correspondido, en su función de asistir al Romano Pontífice en el gobierno de la Iglesia universal, acompañar a todos los implicados en este proceso de transformación.

A pesar de las dificultades y, a veces, de esa tentación de inmovilismo y rigidez ante el cambio, es mucho lo que se ha conseguido en estos años. Les agradezco la ayuda que han prestado y siguen prestando. Con estas premisas, quisiera ahora abordar de modo especial, una vez más, uno de los temas que más han caracterizado las Congregaciones generales anteriores al Cónclave: la reforma económica de la Santa Sede. Los años transcurridos han demostrado la clarividencia de las peticiones de reforma impulsadas en el pasado por tantos miembros del Colegio cardenalicio, que han llevado a una mayor conciencia del hecho de que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor y seriedad, de modo que no se desperdicien los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede.

Por estas razones, ahora todos deben hacer un esfuerzo adicional para que el “déficit cero” no sea sólo un objetivo teórico, sino una meta realmente alcanzable. La reforma ha sentado las bases para la aplicación de políticas éticas que mejoren el rendimiento económico de los bienes existentes. A ello se une la necesidad de que cada institución se esfuerce por encontrar recursos externos para su misión, dando ejemplo de una gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia.

Por el lado de la reducción de costes, necesitamos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias. Debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que deben tomarse con gran responsabilidad, porque estamos llamados a garantizar el futuro de la Misión.

Las Instituciones de la Santa Sede tienen mucho que aprender de la solidaridad de las buenas familias. Así como en estas familias aquellos que gozan de una buena situación económica ayudan a los miembros más necesitados, las entidades que registren superávit deberían contribuir a cubrir el déficit general. Esto significa cuidar del bien de nuestra comunidad, actuando con generosidad, en el sentido evangélico del término, como presupuesto indispensable para pedir generosidad también fuera.

En conclusión, les pido que acojan este mensaje con valentía y espíritu de servicio, y que apoyen las reformas en curso con convicción, lealtad y generosidad, aportando sus conocimientos y experiencia al proceso de reforma. Cada una de las Instituciones de la Santa Sede forma con todas las demás un único cuerpo: por tanto, la colaboración auténtica y la cooperación hacia la única meta, el bien de la Iglesia, representa un requisito esencial de nuestro servicio.

Con este espíritu y esta conciencia les pido que acompañen con fidelidad y confianza nuestro trabajo.

Publicaciones relacionadas en Buena Voz Católica
Fuentes

Crux Now / Agencia Informativa Católica Argentina / L’Osservatore Romano / Videos: Rome Reports / Foto: Andrew Medichini (Associated Press)

Puntuación: 0 / Votos: 0

Buena Voz

Buena Voz es un Servicio de Información y Documentación religiosa y de la Iglesia que llega a personas interesadas de nuestra comunidad universitaria. Este servicio ayuda a afianzar nuestra identidad como católicos, y es un punto de partida para conversar sobre los temas tratados en las informaciones o documentos enviados. No se trata de un vocero oficial, ni un organismo formal, sino la iniciativa libre y espontánea de un grupo de interesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *