Francisco motiva a la vida consagrada y a “duplicar” vocaciones

4:00 p.m. | 24 ago 24 (EC/ED).- En solo dos encuentros -las últimas semanas- el Papa recibió representantes de una decena de congregaciones, y en sus mensajes ha compartido claves precisas para una vida consagrada más plena y encaminada en sus misiones. Al mismo tiempo les ha urgido que pongan énfasis en la búsqueda de más vocaciones. Sin duda hay una preocupación creciente por los indicadores que reflejan una caída importante, por lo que es pertinente revisar algunos problemas y propuestas que se pueden aplicar en institutos de vida consagrada.

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El papa Francisco ha instado a los religiosos a ser compasivos y a no excluir a nadie, enfatizando que en el “examen final” de la vida cristiana, lo que contará serán los gestos de amor hacia los necesitados, los que sufren y los descartados. Esta exhortación la realizó en agosto durante una audiencia con los participantes de los capítulos generales de cuatro congregaciones: las Hermanas Misioneras Dominicas de San Sixto, las Hermanas de la Compañía del Sagrado Corazón de Jesús, las Hermanas de la Presentación de María Santísima en el Templo y la Sociedad de las Divinas Vocaciones.

El Pontífice centró su mensaje en tres “dimensiones existenciales y apostólicas comunes” a las diversas realidades de los capítulos: discernimiento, formación y caridad, subrayando la importancia de esta última. Advirtió que, al final de la vida, Dios no evaluará los logros académicos o profesionales, sino los actos de amor realizados a lo largo de la vida: “El Señor no nos preguntará ‘¿Qué has estudiado? ¿Cuántos títulos tienes?’ (…) He aquí el antídoto eficaz para superar, en nosotros y a nuestro alrededor, la cultura del descarte: por favor, no descarten a las personas, no seleccionen a las personas con criterios mundanos: cuán importantes son, cuánto dinero tienen… esos criterios mundanos, fuera. No descarten, sino reciban, abracen a todos, amen a todos”.

Asimismo, Francisco exhortó a rechazar la “cultura del descarte”, que valora a las personas según su estatus o riqueza, y en su lugar, recibir y amar a todos sin distinción: “No descarten, sino reciban, abracen a todos, amen a todos“. Recordó la importancia de mantener siempre presente el rostro de los pobres y fomentar en sus comunidades el amor desinteresado.

En cuanto al discernimiento recordó que “forma parte de la vida, tanto en los momentos solemnes de las grandes opciones como en los momentos cotidianos de las pequeñas decisiones”, y que “está ligado a nuestro ser libre y, por tanto, expresa y lleva a plenitud, día a día, la vocación humana común y la identidad particular y única de cada uno de nosotros”. Reconoció que se trata de “un trabajo fatigoso”, pero también “una gran experiencia de felicidad, porque decidir bien, decidir correctamente, da alegría”.

En ese sentido, el Papa aseguró que “nuestro mundo tiene tanta necesidad de redescubrir el gusto y la belleza de decidir, sobre todo en lo que se refiere a las opciones definitivas” y “necesita, por tanto, padres y madres que ayuden, sobre todo a los jóvenes, a comprender que ser libre no es permanecer eternamente en una encrucijada, haciendo pequeñas ‘escapadas’ a derecha e izquierda, sin tomar nunca realmente un camino. Ser libre significa apostar por un camino, con inteligencia y prudencia, ciertamente, pero también con audacia y espíritu de renuncia, para crecer y progresar en la dinámica del don, y ser felices, amando según el plan de Dios”.

Conectó ahí Francisco con el segundo punto de la audiencia, la formación. “Solo quien se reconoce humilde y constantemente ‘en formación’, de hecho, puede esperar ser un buen ‘formador’ o ‘formadora’ para los demás”. Para ilustrar que “la educación, a cualquier nivel, es siempre, ante todo, compartir caminos y comunicar experiencias”, citó la Constitución apostólica Veritatis gaudium en el pasaje que habla de “esa búsqueda gozosa de la verdad, ‘que inquieta el corazón de todo hombre hasta que encuentra, habita y comparte con todos la Luz de Dios'”.

En este punto, advirtió sobre la inquietud del corazón. “Una cosa es estar en paz y otra cosa es estar inquieto. Debemos estar en paz, pero inquietos. También en este sentido su misión de hoy es decididamente profética, en un contexto social y cultural caracterizado por la circulación arremolinada y continua de la información, pero, por otra parte, dramáticamente pobre en relaciones humanas. Urgen en nuestro tiempo educadores que sepan hacerse amorosamente compañeros y acompañantes de las personas que se les confían”.

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“Hay que duplicar el número de religiosos”

Mirando al futuro. Así arrancó otra audiencia que mantuvo el papa Francisco -esta vez en julio- con religiosas pertenecientes a seis institutos de vida consagrada que celebran en estos días sus capítulos generales o provinciales. “¿Cuántos novicios o novicias tienen?”, lanzó el pontífice nada más empezar, que hizo recuento entre unos y otros: 17, 12… “¿Cómo lo consiguen?”, bromeó, para, a renglón seguido, lanzar un desafío: “Tenemos que doblar los números eh”.

Este fue el punto de partida coloquial para el encuentro mantenido en el Palacio Apostólico Vaticano con los consagrados de los clérigos de San Viatore, clérigos Regulares Menores (Caracciolini), Orden de los Mínimos, hermanas Agustinas del Divino Amor, hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón y la Provincia de Cristo Rey de los Misioneros de San Antonio María Claret.

 

No a las luchas internas

“En su variedad, son imagen viva del misterio de la Iglesia”, apreció Francisco, que llamó a los presentes a trabajar por dar “toda su luz en el mundo” y no entretenerse en “luchas internas”. Con esta premisa, instó a los presentes a fortalecer dos rasgos de su consagración: la belleza y la sencillez. Francisco reivindicó el concepto de belleza, no solo vinculada a sus “manos recogidas en oración en momentos de intimidad con el Padre” y en “su corazón lleno de compasión”, sino también cuando tienen “ojos ardientes de celo cuando denuncia la injusticia y el abuso” y “pies callosos, marcados por las largas marchas con las que llegaba incluso a las periferias más desfavorecidas y marginadas de su tierra“.

 

Creatividad y profecía

En este sentido, puso en valor cómo los diferentes fundadores fueron capaces de escribir “páginas maravillosas de caridad concreta, valentía, creatividad y profecía, entregándose al cuidado de los débiles, de los enfermos, de los ancianos y de los niños, en la formación de los jóvenes, en el anuncio misionero y en el compromiso social”. “Estas páginas hoy les son confiadas, para que continuen la obra que ellos han comenzado”, remarcó Jorge Mario Bergoglio a los padres y madres capitulares con el fin de ser “un espejo claro del rostro de Dios”.

En relación a la sencillez, les compartió que “el amor de Dios es simple y su belleza es simple, no es una belleza sofisticada”. En este sentido, animó a los responsables de las congregaciones a “despojaros de cálculos, de ambiciones”. “La ambición y la envidia son una plaga en la vida consagrada”, añadió, con una alerta adosada sobre “la rigidez y cualquier otra tentación vinculada a la autorreferencialidad”.

Junto a estos consejos, también subrayó la necesidad de dar sentido a la obediencia desde la ternura e intensificar “la oración del corazón, hablando con el Señor y dejando que el Señor nos hable a nosotros”. “Pero la oración del corazón: no la de los loros”, remarcó con ironía.

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Indicadores que son cada vez más preocupantes

Durante más de una década, el número total de sacerdotes y religiosas católicos de Europa y parte de América ha estado en caída libre, ya que los nuevos miembros no consiguen compensar las muertes y deserciones. Los nuevos sacerdotes del Sur Global han mitigado el descenso global general, con un total de 407.872 sacerdotes registrados en 2021 frente a los 413.418 de 2011, según las estadísticas del Vaticano.

Pero la caída ha sido mucho más precipitada en las órdenes religiosas femeninas, que a escala mundial llevan más de una década perdiendo alrededor de 10.000 miembros al año por muerte y deserción. Aunque hay excepciones con comunidades vibrantes y en crecimiento, el número de religiosas en todo el mundo era de 608.958 en 2021, frente a las 713.206 de la década anterior, según las últimas estadísticas disponibles. Al igual que en el caso de los hombres, Europa y América han experimentado los mayores descensos.

Las tendencias a la baja han llevado a algunas órdenes a la quiebra y a otras a reducir su tamaño y vender propiedades para poder atender a sus miembros ancianos en sus últimos años. Algunas órdenes han dejado de aceptar nuevos miembros, ya que su futuro no está asegurado. Francisco, que ha instado a los superiores religiosos a no rebajar el listón de admisión para mitigar el descenso del número de miembros, animó a los sacerdotes, hermanos y religiosas a ser cuidadosos en la formación de los nuevos aspirantes.

Algunas causas y ajustes a considerar

Uno de los motivos importantes que han afectado la imagen de la vida religiosa -y sus vocaciones- son algunos escándalos de abusos, sexuales y de poder. Los casos más recientes son el del padre esloveno Marko Ivan Rupnik, ex jesuita expulsado de la orden el año pasado y que se enfrenta a acusaciones de abusos sexuales por parte de más de 20 mujeres adultas, entre ellas miembros de una comunidad que ayudó a fundar en Eslovenia; y el del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), orden peruana cuyo fundador, Luis Fernando Figari, ha sido sancionado por el Vaticano por diversos abusos, y que actualmente está siendo investigada por la Santa Sede.

En medio de estas y otras crisis, muchos han pedido una reforma de la vida religiosa, con una evaluación específica del voto de obediencia a la luz de las acusaciones de abusos de poder, autoridad y conciencia. Miembros actuales y antiguos de varias órdenes se han quejado de sufrir abusos físicos, psicológicos, espirituales y emocionales por parte de superiores que manipulan y maltratan a sus subordinados con el pretexto de que son la voz de Dios para quienes están bajo su cuidado.

Entre los que instan a revisar el concepto de “obediencia” en la vida religiosa se encuentra la teóloga peruana y ex miembro de la rama femenina del SCV, Rocío Figueroa, profesora de Teología Sistemática en el Catholic Theological College de Auckland (Nueva Zelanda) e investigadora externa en el Centro de Teología y Cuestiones Públicas de la Universidad de Otago. Hablando con Crux sobre el tema en 2022, Figueroa dijo que cree que el voto de obediencia está mal definido y esto ha abierto la puerta al abuso, especialmente para las religiosas.

“Al principio, el voto de obediencia surgió con los monjes: la obediencia a su abad. El superior con el que se vivía la obediencia representaba a Dios, así que obedeciendo a tu superior, estabas obedeciendo a Dios”, explica. Según Figueroa, los primeros monjes “querían ir al desierto a vivir una vida muy sacrificada, por lo que consideraban que anular su propia voluntad o deseos era una forma de ser santos”, dando lugar, dijo, a una espiritualidad “en la que tus propias facultades son vistas como peligrosas para seguir a Dios”.

Este concepto fue reforzado en muchas otras órdenes, en la que la consigna era “obedecer sin importar lo que estuvieras pensando, sin importar si estabas dispuesto”, dijo Figueroa. Calificando de problemática esta forma de entender la obediencia, Figueroa dijo que para muchas personas consagradas, especialmente religiosas, su superiora sigue siendo la voz de Dios, y sienten que “mi superiora me está mandando, me está humillando, pero lo hace porque es la voluntad de Dios, el plan de Dios, y yo no debo cuestionar”.

“La obediencia de Jesús fue siempre hacia el Padre, y la obediencia que se nos pide es una obediencia a Dios, no a los seres humanos”, dijo Figueroa, afirmando que los superiores religiosos sólo representan a Dios “si son buenos”. Expresó su creencia de que la obediencia debería ser más cooperativa, en la que los miembros sean libres de expresar su preocupación si tienen dudas sobre las instrucciones que reciben. “Quizá será más desordenado, habrá más discusiones, pero es la sociedad humana, es una familia. Las cosas se hablan”, dijo, y afirmó que la obediencia “no puede ser la sumisión de tu voluntad y pensamiento”.

En opinión de Figueroa, “mientras no tengamos otra forma de ejercer la autoridad, será muy difícil. Tenemos que crear un nuevo modelo de ejercer la autoridad” en la Iglesia.

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Fuentes

Revista Ecclesia / Revista Vida Nueva / El Debate / AP News / Crux Now / Videos: Rome Reports – Vatican News / Foto: Vatican Media

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