Claves de Laudate Deum: Francisco urge reacción ante cambio climático

8:00 a.m. | 7 oct 23 (AN/VN).- Publicada en el 2015 por el Papa, la encíclica Laudato si’ se ha convertido en un referente mundial desde lo católico para la ecología integral. Ocho años después, con más evidencias científicas que exponen el daño del medioambiente -y que afectan en mayor medida a poblaciones más vulnerables- Francisco insiste con un segundo llamado urgente a tomar conciencia de la crisis climática. En su exhortación Laudate deum, el Papa no solo observa esas evidencias y exige un compromiso desde la fe católica, también lamenta la incapacidad de los políticos y critica a los negacionistas, que incluso los reconoce en la Iglesia.

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Ocho años después de su encíclica Laudato si’, el papa Francisco vuelve a hacer un fuerte llamado en su nueva exhortación apostólica Laudate deum, anunciada en la fiesta de san Francisco de Asís. Es una carta dirigida “a todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática”, para decir que es hora de poner fin a la “burla irresponsable” que la presenta solo como “una cuestión ambiental, verde, romántica, frecuentemente ridiculizada por los intereses económicos”. Admitiendo, en cambio, que se trata de “un problema humano y social” por el que los más vulnerables ya están pagando las consecuencias más duras.

Con seis capítulos y 73 párrafos, el pontífice entra en el fondo de la cuestión, comenzando por el objetivo que se fijó en el Acuerdo de París de 2015 de contener dentro de un límite máximo de 1,5 grados centígrados el aumento de la temperatura global. Al ritmo actual -dice citando informes recientes- podríamos llegar a esa cifra en diez años. Ya hay daños irreversibles, “las demás criaturas de este mundo han dejado de ser compañeros de camino para convertirse en nuestras víctimas” (n.15).

Enfrenta con decisión a aquellos que minimizan estas alarmas “con opiniones despectivas e irrazonables que -afirma- encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”. Y rebate a los que señalan con el dedo a los pobres, cuando “la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial”. A quienes plantean que reducir el uso de combustibles fósiles provocaría la pérdida de muchos puestos de trabajo, responde invitándolos a mirar lo que ya les está ocurriendo a millones de personas en otras zonas del mundo debido al aumento del nivel del mar, la sequía u otros fenómenos relacionados con el cambio climático. Por eso, explica que es necesario que “los políticos y los empresarios se ocupen de ello inmediatamente”.

Invita también a reconocer el meollo del problema, el “paradigma tecnocrático” que ya había señalado en la encíclica Laudato si’, es decir, la ilusión de que “la realidad, el bien y la verdad brotan espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico”. Un paradigma que -añade ahora- las nuevas fronteras de la Inteligencia artificial hacen aún más peligroso. “El mayor problema –observa, refiriéndose a la carrera por conseguir materias primas como el litio o el silicio– es la ideología que subyace a una obsesión: acrecentar más allá de toda imaginación el poder del hombre, para el cual la realidad no humana es un mero recurso a su servicio” (n.22). Lo que también da origen a la peligrosa ilusión de que siempre puede haber una solución “técnica”, que no ponga en tela de juicio estilos de vida que son insostenibles.

VIDEO. Ya está disponible la Exhortación Apostólica Laudate deum del Papa

 

Pero el Papa es igualmente claro al reiterar que este paradigma destructivo no se puede superar mediante “una negación del ser humano” (n.27). No se trata de especular sobre una naturaleza sin hombre, sino de replantear una alianza que parta nuevamente de la ética, “abandonando la lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias”. Y esa tarea le corresponde en primer lugar a la política: en Laudate deum, Francisco denuncia todas sus debilidades. Afirma que es “lamentable” que crisis globales como la financiera de 2007-2008 o la más reciente generada por el COVID-19 “se hayan desaprovechado”.

Exhorta entonces a reconfigurar el multilateralismo “a la luz de la nueva situación global”; constata el crecimiento de los vínculos entre las organizaciones de la sociedad civil de distintas partes del mundo, señalando el horizonte de “un principio de solidaridad aplicado también a la relación mundial-local” (n. 37). En el núm. 43 hace referencia a la parálisis del Consejo de Seguridad de la ONU y de otros organismos internacionales cuando dice que “ya no será útil sostener instituciones que preserven los derechos de los más fuertes sin ocuparse de los derechos de todos”.

Pero volviendo al tema específico del clima, hace referencia a la COP-28 que se inaugura dentro de pocas semanas en Dubai. No deja de subrayar que un evento de este tipo se está celebrando en los Emiratos Árabes Unidos, un país que se caracteriza por ser un gran exportador de energía fósil y “en un momento en que las empresas de gas y petróleo están buscando nuevos proyectos allí para aumentar aún más la producción”. Sin embargo, “decir que no hay que esperar nada sería un acto suicida, porque significaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático” (n.53). Por eso el Papa pide a la COP-28 “una aceleración decisiva de la transición ecológica, con compromisos obligatorios concretos que se puedan monitorear con facilidad”.

Son pedidos eminentemente políticos, porque el cambio “no puede venir sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones de la política nacional e internacional”. Pero “no hay cambios duraderos sin cambios culturales” (n.70). Por eso también llama a los creyentes a redescubrir que “la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado” (n. 61).

Repasando la visión judeocristiana de la relación entre Dios y la creación, llama a un “antropocentrismo situado”: “Pongamos fin a la idea de un ser humano autónomo, todopoderoso, ilimitado, y nos repensemos a nosotros mismos para entendernos de una manera más humilde y más rica” (n.68). “Alaben a Dios es el nombre de esta carta -concluye Francisco- porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”.

LEER. El grito del Papa para responder a la crisis climática (reseña amplia)

VIDEO. Francisco publica el documento más duro y crítico de su pontificado

Las 10 citas claves de Laudate deum por la revista Vida Nueva

1. Sin reacción ante un mundo que se desmorona

“Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre. Más allá de esta posibilidad, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas. Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.” (LD, 2).

2. No se puede relativizar

“Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos. Es verdad que no cabe atribuir de modo habitual cada catástrofe concreta al cambio climático global. Sin embargo, sí es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos” (LD, 5).

3. Contrastar datos científicos

“En los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación. Mencionan supuestos datos científicamente sólidos, como el hecho de que el planeta siempre tuvo y tendrá períodos de enfriamiento y de calentamiento. Olvidan mencionar otro dato relevante: que lo que estamos verificando ahora es una inusual aceleración del calentamiento, con una velocidad tal que basta una sola generación —no siglos ni milenios— para constatarlo. El aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares pueden ser fácilmente percibidos por una persona a lo largo de su vida, y probablemente en pocos años muchas poblaciones deberán trasladar sus hogares a causa de estos hechos” (LD, 6).

4. La culpa no es de los pobres

“Con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados. Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?” (LD, 9).

5. Transición ecológica ¡ya!

“También suele decirse que los esfuerzos por mitigar el cambio climático, reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, provocará una reducción de los puestos de trabajo. Lo que ocurre es que millones de personas pierden su empleo debido a las diversas consecuencias del cambio climático: tanto el aumento del nivel del mar como las sequías y muchos otros fenómenos que afectan al planeta, han dejado a mucha gente a la deriva. Por otra parte, la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores. Esto requiere que los políticos y empresarios se ocupen ahora de ello” (LD, 10).

INFOGRAFÍA. Exhortación apostólica Laudate deum

 

6. Opiniones poco racionales en la Iglesia

“Me veo obligado a hacer estas precisiones, que pueden parecer obvias, debido a ciertas opiniones despectivas y poco racionales que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica. Pero ya no podemos dudar de que la razón de la inusual velocidad de estos peligrosos cambios es un hecho inocultable: las enormes novedades que tienen que ver con la desbocada intervención humana sobre la naturaleza en los dos últimos siglos” (LD, 14).

7. Manifestaciones irreversibles

“Algunas manifestaciones de esta crisis climática ya son irreversibles al menos por cientos de años, como el aumento de la temperatura global de los océanos, su acidificación y disminución de oxígeno. Las aguas oceánicas tienen una inercia térmica y se requieren siglos para normalizar la temperatura y la salinidad, lo cual afecta la supervivencia de muchas especies. Este es un signo entre tantos otros de que las demás criaturas de este mundo han dejado de ser compañeros de camino para convertirse en nuestras víctimas” (LD, 15).

8. Estamos a tiempo de evitar más daños

“Lo mismo hay que decir del proceso que lleva a la disminución del hielo continental. El derretimiento de los polos no podrá revertirse por cientos de años. En lo que respecta al clima, hay factores que siguen adelante durante mucho tiempo, independientemente de los hechos que los hayan desencadenado. Por esta razón, ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Solo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos” (LD, 16).

9. Responsabilidad ante la herencia que dejamos

“Urge una mirada más amplia que nos permita no solo admirarnos por las maravillas del progreso, sino también es apremiante prestar atención a otros efectos que probablemente no podían imaginarse un siglo atrás. Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo” (LD, 18).

10. ¡Es un problema humano!

“Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo solo ambiental, “verde”, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos. Por eso se requiere un acompañamiento de todos. Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como “radicalizados”. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos” (LD, 58).

LEER. Laudato deum: 10 claves para una primera lectura

VIDEO. Movimiento Laudato si’: Presentación de Laudate deum

La voz de científicos y activistas se une al grito del Papa

Expertos, representantes del mundo de la cultura y de asociaciones católicas y no católicas comprometidas con cuestiones medioambientales, se movilizaron por la protección de la Casa Común en apoyo de la Exhortación Apostólica de Francisco. Unánime fue el consenso sobre un documento que, integrando la encíclica Laudato si’ de hace ocho años, espolea a instituciones y naciones a un compromiso urgente para afrontar las consecuencias del cambio climático global.


Premio Nobel Parisi: es difícil una humanidad solidaria con las guerras

La Exhortación Apostólica está escrita de forma sencilla y llana y se dirige a todos. Y esto es una virtud. Así lo expresó en la apertura de la presentación el Premio Nobel de Física, el profesor Giorgio Parisi, quien expresó su aprecio por un documento que considera “necesario”. Convencido, como el Pontífice, de que son los más débiles los que sufren mucho más que los demás los efectos del cambio climático, el académico se congratula de cómo el Papa subraya la urgencia de una implicación global y de proceder de forma equitativa y solidaria.

Insiste en la importancia de una “transferencia masiva de recursos de los países más avanzados a los menos ricos”. En este sentido, pone a África como ejemplo: “No podemos esperar que las poblaciones africanas dispongan de recursos para construir paneles fotovoltaicos. Necesitamos un plan mundial para poder llevar fuentes de energía renovables a esas regiones”. En cuanto al “punto de ruptura” al que, según el Papa, nos acercamos inexorablemente, el profesor señala el “conflicto armado con Rusia, y el económico con China”. El concepto que subraya el Nobel es que “una humanidad solidaria es difícil si hay guerras”.


Petrini: La gestión internacional ha sido ineficaz hasta ahora

El gastrónomo Carlo Petrini, también desde la distancia, alaba que el texto haga hincapié en el dramatismo del momento histórico que atravesamos. Y añade que en los ocho años transcurridos desde Laudato si’, “la sensibilidad política internacional y la gobernanza se han mostrado totalmente ineficaces e ineficientes y han creado las condiciones para que una parte significativa del sistema medioambiental esté ahora irreversiblemente comprometida”.

El otro elemento que, según él, es significativo en el texto del Papa es que revela hasta qué punto el Pontífice es plenamente consciente de la entrada en escena de un nuevo sujeto: las asociaciones y los movimientos, incluso radicales, y la sociedad civil. Sin estas energías “desde abajo”, concluye Petrini, no tendremos éxito. “Nadie puede permanecer indiferente, todos deben convertirse en sujetos activos”.


Arthus-Bertrand Yann: La conversión vendrá desde lo espiritual

La ronda de testimonios terminó con una intervención en vídeo del fotógrafo Arthus-Bertrand Yann, especializado en documentales televisivos de temática medioambiental y autor de una versión de Laudato si’ con sus impactantes y evocadoras fotos. “Soy un simple testigo de la belleza del mundo, no la fabrico, está delante de mí”, afirma, revelando cómo la vida debe protegerse simplemente porque es bella. “Una belleza que trasciende la realidad”, afirma. Recuerda algunos datos, como el hecho, por ejemplo, de que el 80% de los insectos ya no existen en los campos europeos, “un fenómeno que pasa desapercibido pero que son la base de la vida”. Y recuerda los 27 millones de personas obligadas a abandonar sus países también por el cambio climático. Y concluye: la conversión ecológica no vendrá del mundo económico-político, la conversión será espiritual.

LEER. Reseña completa del encuentro

VIDEO. Premio Nobel y activistas se reúnen para dialogar sobre Laudate deum

Información adicional
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Fuentes

AsiaNews / Revista Vida Nueva / Vatican News / Videos: Movimiento Laudato si’ – Vatican News – Rome Reports / Foto: Remo Casilli (Reuters) / Infografía: Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

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