El Papa y la necesidad de una ONU más eficaz

10:00 a.m. | 13 abr 22 (SI/VTN).- Gestos, mensajes, compromiso -con insistencia- así se muestra Francisco en su lucha contra la guerra, sosteniendo la posibilidad de mediar por la vía diplomática. Entre las últimas informaciones se hizo pública la gestión vaticana para reunir pronto al Papa con el patriarca ortodoxo Cirilo, quien justifica la invasión rusa. El encuentro no le haría mucho favor a Francisco, pero es un riesgo que está dispuesto a tomar para avanzar el camino del diálogo. Mientras tanto, el Papa ha insistido en una reforma de la ONU, con la idea de potenciar la noción de familia de naciones y el multilateralismo. A eso sumamos la reciente publicación de su libro “Contra la guerra. La valentía de construir la paz” y la invitación a una familia rusa y una de Ucrania a participar en el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo. Por su parte, iglesias locales en Europa insisten día a día con el llamado a la paz.

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ONU impotente en la guerra de Ucrania, prevalece lógica de los poderosos

“En la actual guerra en Ucrania, estamos siendo testigos de la impotencia de la Organización de las Naciones Unidas”. Las palabras del Papa en la audiencia general tuvieron un amplio eco. Sin embargo, no son menos importantes las palabras que preceden inmediatamente a esta declaración. De hecho, son la premisa de la amarga afirmación: “Después de la Segunda Guerra Mundial se intentó sentar las bases de una nueva historia de paz, pero desgraciadamente –no aprendimos– la vieja historia de las grandes potencias en competencia continuó”. Francisco cree firmemente en el papel de las Naciones Unidas y en el valor del multilateralismo. Una convicción que hoy es aún más fuerte en ese “cambio de época” que estamos viviendo en la ardua búsqueda de un nuevo horizonte de convivencia para la humanidad. Francisco ha multiplicado los gestos y las palabras de apoyo a las Naciones Unidas, alentando un proceso de reforma que piden en particular los países, los pueblos, que más sufren las consecuencias de esa impotencia a la que se refería el Papa.

Al intervenir el 25 de septiembre de 2015 en la Asamblea General de la ONU, el Pontífice ya afirmó que “la reforma y la adaptación a los tiempos son siempre necesarias, avanzando hacia el objetivo final de conceder a todos los países, sin excepción, una participación e influencia real e igualitaria en la toma de decisiones”. Por ello, desde los primeros años de su pontificado insistió en el tema de “la necesidad de una mayor equidad”, especialmente “para los organismos con capacidad ejecutiva efectiva, como el Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos creados específicamente para tratar las crisis económicas”. Y concluyó su discurso en la sede de la ONU reiterando la necesidad de fortalecer la ONU. “La loable construcción jurídica internacional de la Organización de las Naciones Unidas”, observó, “puede ser prenda de un futuro seguro y feliz para las generaciones futuras. Será así si los representantes de los Estados saben dejar de lado los intereses e ideologías sectoriales y buscan sinceramente el servicio del bien común”. Estos conceptos fueron reiterados en noviembre del mismo año durante su visita a la sede de las Naciones Unidas en Nairobi.

Sobre el compromiso del cuidado de la Casa Común, la resolución pacífica de las disputas internacionales o un desarrollo económico centrado en las personas y los pueblos, el Papa y la Santa Sede consideran que la Organización de las Naciones Unidas es el foro internacional más adecuado para encontrar un punto de convergencia entre diferentes instancias e intereses. En diciembre de 2019, en un videomensaje conjunto, el Papa y el secretario general de la ONU, António Guterres, reiteraron que “la confianza en el diálogo entre los pueblos y entre las naciones, en el multilateralismo, en el papel de las organizaciones internacionales, en la diplomacia como instrumento de entendimiento y de acuerdo, es indispensable para construir un mundo en paz”.

Unos meses más tarde, estalló la pandemia del COVID-19, lo que hace, si cabe, más imprescindible apostar por el multilateralismo, sabiendo que todos estamos en el mismo barco de la humanidad. La pandemia, observó en un mensaje de vídeo con motivo de la 75ª fundación de la ONU, el 25 de septiembre de 2020, “nos ha demostrado que no podemos vivir unos sin otros, o peor aún, unos contra otros”. Las Naciones Unidas se crearon para unir a las naciones, para acercarlas, como un puente entre los pueblos”. Y en palabras que enlazan bien con lo que dijo ayer, añadió que “nuestro conflictivo mundo necesita que la ONU se convierta en un laboratorio de paz cada vez más eficaz, lo que requiere que los miembros del Consejo de Seguridad, especialmente los Miembros Permanentes, actúen con mayor unidad y determinación”.

Significativamente, la reforma de las Naciones Unidas también encuentra espacio en la Encíclica Fratelli tutti. Francisco dedica un párrafo entero al tema, 173. (Juan XXIII había dedicado el párrafo 75 de la Pacem in Terris a la ONU). Para el Papa, esta reforma es necesaria “para que el concepto de familia de naciones tenga un contenido real”. Por lo tanto, las Naciones Unidas no existen, parece sugerirnos el Papa, si las naciones no están unidas, unidas en la búsqueda valiente del camino del acuerdo. Ya sea el fin de una guerra, las patentes de las vacunas o la lucha contra el calentamiento global, cada uno debe estar dispuesto a “perder” un poco para que todos podamos ganar juntos. Está en juego el reto más importante: el futuro de la humanidad.

Posible encuentro del Papa y Cirilo en Jerusalén será su viaje más difícil

Mientras que la diplomacia vaticana y el patriarcado ortodoxo ruso trabajan para cerrar una reunión del papa Francisco y el patriarca Cirilo (Kirill), que sigue justificando la invasión de Rusia en Ucrania, para mediados de junio supuestamente en Jerusalén, algunos se preguntan los verdaderos motivos de esta reunión o incluso si es oportuna. El encuentro entre el jefe de la Iglesia católica y el de la Iglesia Ortodoxa rusa, nuevamente en “terreno neutral”, sería el segundo tras el histórico en Cuba el 12 de febrero de 2016, y tras dos conversaciones telefónicas una sobre Siria y la última hace pocos días sobre la guerra en Ucrania.

Pero las distancias entre ambos son ahora casi insalvables con Francisco que condena la agresión rusa y Cirilo inexorablemente al lado del presidente Vladimir Putin y justificando la guerra. Con Francisco que en la misa del Domingo de Ramos pedía una tregua de Pascua para acabar con el “derramamiento de sangre” y Cirilo que el mismo día llamaba a la población a “abrazar el poder” para “demostrar solidaridad y rechazar a los enemigos externos e internos”. Entonces, ¿Qué sentido tiene este encuentro? Mientras que para el sito web especializado en información vaticana “El Sismografo”, “que el Papa Francisco se reúna con Cirilo no es una continuación del hecho histórico de La Habana. Todo ha cambiado radicalmente (…) Por eso muchos piensan que en la reunión de Jerusalén es Cirilo quien busca obtener alguna ventaja, al menos en términos de imagen”.

“Por una parte, el Papa tiene que encontrar a Cirilo para no detener ese camino del ecumenismo, y es un precio que tiene que pagar. Pero será un abrazo asimétrico, muy peligroso porque para el imaginario colectivo Cirilo es quien apoya la guerra, es el capellán de los agresores”, argumenta Piero Schiavazzi, profesor de Geopolítica vaticana. Pero también, añade este profesor universitario, es un encuentro necesario si quiere ir a Kiev. “Es indispensable. El Papa tiene que ir a Kiev, es algo a lo que ya no puede echarse atrás, pero necesita un gesto que pese lo mismo respecto a Rusia si quiere seguir proponiéndose para ser un mediador en este conflicto”, explica Schiavazzi. El profesor asegura que Francisco irá a Kiev porque la opinión pública ve como ya han visitado la capital muchas autoridades y es algo “factible” y el Papa tiene que estar “en el lugar del martirio, como él mismo lo ha definido”. Por ello, “el encuentro con Cirilo equilibrará esta visita a Kiev” y tendrán que ser dos viajes cercanos para que “se mantenga el mismo poder mediático”.

El Papa: “¡La guerra es un sacrilegio, dejemos de alimentarla!”

A partir del 14 de abril se pondrá a la venta, junto con el diario italiano “Corriere della Sera” y en las librerías, “Contra la guerra. La valentía de construir la paz”: un libro del papa Francisco que presenta el diálogo como un arte de la política, la construcción artesanal de la paz y el desarme como una opción estratégica. Vatican News difundió la introducción:

Hace un año, en mi peregrinaje al martirizado Irak, pude ver de primera mano el desastre causado por la guerra, la violencia fratricida y el terrorismo, vi los escombros de las casas y las heridas de los corazones, pero también semillas de esperanza para renacer. Nunca hubiera imaginado entonces que un año después estallaría un conflicto en Europa. Desde el principio de mi servicio como obispo de Roma hablé de la Tercera Guerra Mundial, diciendo que ya la estamos viviendo, aunque todavía “por partes”. Estas partes se han hecho cada vez más grandes, soldándose entre ellas… En este momento, hay tantas guerras en acto en el mundo que causan un inmenso dolor, víctimas inocentes, especialmente niños. Guerras que provocan la huida de millones de personas forzadas a dejar su tierra, sus casas, sus ciudades destruidas para salvar sus vidas. Son las muchas guerras olvidadas que, de vez en cuando, reaparecen ante nuestros ojos desatentos.

Si tuviéramos memoria, sabríamos que la guerra, antes de llegar al frente, debe ser detenida en los corazones. El odio, antes de que sea demasiado tarde, debe ser extirpado de los corazones. Y para hacerlo, es necesario el diálogo, la negociación, la escucha, la habilidad y creatividad diplomática, una política con visión de futuro capaz de construir un nuevo sistema de convivencia que ya no se base en las armas, en el poder de las armas, en la disuasión (click aquí para leer la introducción completa).

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Fuentes

SwissInfo / Vatican News / Foto: Associated Press

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