Francisco lamenta sector reaccionario en Iglesia EE.UU.

10:00 a.m. | 2 set 23 (LN/NCR).- El Papa criticó a lo que describió como “una actitud reaccionaria muy fuerte y organizada” en sectores de la Iglesia de EE.UU. durante el encuentro que tuvo con los jesuitas durante su visita a Portugal. Precisó que el “retraimiento es inútil” y más bien es necesario reconocer “la justa evolución en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral”. Además, insistió en la visión de una Iglesia abierta a todos y lamentó que con los gays “esté puesta la lupa en el pecado de la carne“. Se refirió al peligro de la mundanidad -más aún en la vida consagrada- y luego compartió su alegría por la preparación al Sínodo.

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“He comprobado que en los Estados Unidos la cosa no es fácil: hay una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada, que estructura una pertenencia incluso afectiva”, lamentó el Papa durante una charla que tuvo con compañeros jesuitas el 5 de agosto pasado en Lisboa, cuando viajó para la Jornada Mundial de la Juventud, pero que se conoció esta semana tras ser publicada en la revista jesuita La Civiltá Cattolica. Ya es tradición que en todos sus viajes al exterior Francisco, de 86 años -y que el jueves partió hacia Mongolia, país de Asia Central jamás pisado por un pontífice- se junte con sus colegas jesuitas para responder a sus inquietudes.

En una reunión de este tipo que tuvo en Lisboa a principios de mes, ante una pregunta sobre las arduas críticas a su liderazgo que suele haber en la Iglesia católica de Estados Unidos, incluso de parte de obispos, Francisco fue muy directo. Habló de una “actitud reaccionaria muy fuerte”, que vinculó con un “inútil regreso” o “indietrismo” –neologismo italiano que alude al que mira hacia atrás– y a la falta de comprensión de que existe una justa evolución en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral.

Para ello, el Papa explicó tres criterios que se deben seguir: “La doctrina también progresa, se consolida con el tiempo, se expande y se hace más firme, pero siempre progresando. El cambio se desarrolla desde la raíz hacia arriba”, evocó. En este marco, destacó concretamente que “hoy es pecado tener bombas atómicas; la pena de muerte es pecado, no se puede practicar, y antes no era así; en cuanto a la esclavitud, algunos pontífices anteriores a mí la toleraron, pero las cosas hoy son distintas… Así que se cambia, se cambia, pero con estos criterios”.

Sin mencionar ni aludir a la enorme polarización que hay en la Iglesia de Estados Unidos en torno a temas como el de darle la comunión a políticos que respaldan el aborto o en cuanto a la apertura a los homosexuales, el Papa reconoció la existencia de un “clima de cerrazón” en algunas situaciones. “Pero entonces se pierde la verdadera tradición y se acude a las ideologías en busca de un apoyo y sostén de cualquier tipo. En otras palabras, la ideología suplanta a la fe, la pertenencia a un sector de la Iglesia sustituye a la pertenencia a la Iglesia”, afirmó.

Haciendo autocrítica, comparó esa actitud de cerrazón con la que existió en un momento en la Compañía de Jesús. “Ustedes, los más jóvenes, no han vivido esto, pero lo que dices de algunos sectores en los Estados Unidos me recuerda lo que vivimos con el Epítome, que generó una mentalidad rígida y cuadrada”, evocó. “Estos grupos estadounidenses de los que hablas, se van a aislar solos. Y en vez de vivir de doctrina, de la verdadera doctrina que siempre crece y da fruto, viven de ideologías. Entonces, cuando uno en la vida deja la doctrina para suplirla por una ideología, pierdes como en la guerra”, sentenció.

Ya es común que Francisco utilice estos encuentros con sus hermanos jesuitas para hablar con franqueza sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia en la actualidad. En 2021, aprovechó la reunión privada con jesuitas eslovacos para lanzar una crítica sutil a la cadena de televisión estadounidense Eternal Word Television Network, conocida como EWTN, que con frecuencia se muestra hostil a su papado. Desde el comienzo de este pontificado, gran parte de la resistencia al papado de Francisco ha prosperado en el mundo de habla inglesa, particularmente en EE.UU. donde muchos de sus líderes se han opuesto abiertamente a las prioridades pastorales del Papa, especialmente en lo que se refiere a la acogida de personas LGBTQ y otras minorías en la Iglesia y a la lucha contra el cambio climático.

Ante otra pregunta sobre cómo manejarse pastoralmente con los homosexuales, el papa Francisco confirmó su línea de apertura e inclusión de todos, incluso transexuales y de rechazo a “que la lupa esté puesta en el pecado de la carne”.

“Yo creo que sobre la llamada a ‘todos’ no hay discusión. Jesús en eso es muy claro: todos. No quisieron venir a la fiesta los elegidos. Entonces él insta a salir a los cruces de los caminos e invitar a todos, todos, todos. Y para que sea claro, Jesús dice ‘sanos y enfermos’, ‘justos y pecadores’, todos, todos, todos. En otras palabras, abrir la puerta a todos, todos tienen lugar en la Iglesia. ¿Cómo va a vivir eso cada uno? Ayudémoslos a vivir de modo que ese lugar sea uno de madurez para ellos, para todo tipo de personas”, dijo.

“Conozco un sacerdote en Roma que trabaja con chicos homosexuales. Evidentemente hoy día el tema de la homosexualidad está muy alto, porque según las circunstancias históricas esto cambia. Pero a mí lo que no me gusta es que esté la lupa puesta en ese ‘pecado de la carne’, como antes estaba puesta en el sexto mandamiento. Si explotabas a los obreros, o si mentías o si estafabas, eso no era importante, pero sí los pecados de debajo de la cintura, esos sí eran relevantes“, agregó.

“Así que todos están invitados. Este es el punto. Con la metodología pastoral que convenga a cada uno. Eso sí, no hay que ser ingenuos, y obligarles a veces a una pastoral para la cual todavía no están maduros, o no son capaces. Para acompañar espiritual y pastoralmente a las personas se requiere mucha sensibilidad y creatividad. Pero todos, todos, todos están llamados a vivir en la Iglesia: nunca olviden eso”.

En este contexto, también habló de los transexuales y recordó que todos los miércoles, en la tradicional audiencia general, recibe a varios. “Los miércoles, en la Audiencia General, hay una monja de Charles Foucauld, la hermana Geneviève, que tiene 80 años y es capellana del Circo de Roma con otras dos monjas. Vive en una casa rodante al lado del Circo. Un día las visité. Ahí tienen su capillita, la cocina, el lugar donde duermen, todo muy bien organizado. Y esta monja trabaja mucho con chicas transgender”.

“Un día me dijo: ‘¿las puedo llevar a Audiencia?’. ‘Por supuesto’, le dije, ‘¿Por qué no?’. Y siempre vienen grupos de chicas trans. La primera vez que vinieron, lloraban. Les pregunté por qué. Una de ellas me dijo: ‘¡no pensé que el Papa me podía recibir!’. Después de la primera sorpresa ya se acostumbraron a venir. Alguna me escribe, y yo le contesto por mail. ¡Todos están invitados! Me di cuenta de que estas personas se sienten rechazadas, y eso es realmente duro”.

 

La mundanidad, el peor mal

En la conversación el Papa amplía su mirada a la sociedad actual, que ve excesivamente “mundana”, lo que le preocupa mucho, sobre todo “cuando la mundanidad se abre paso en la vida consagrada”. Jorge Mario Bergoglio se refiere a su reciente carta a los sacerdotes de Roma en la que advierte contra el clericalismo y la mundanidad espiritual como escollos en los que hay que evitar caer. “Una cosa es disponerse a dialogar con el mundo… y otra muy distinta comprometerse con las cosas del mundo, con la mundanidad”, subraya, instando una vez más a leer las cuatro páginas finales de Meditación sobre la Iglesia, en las que de Lubac afirma que la mundanidad espiritual “es el peor mal que puede penetrar en la Iglesia, peor incluso que la época de los Papas libertinos”.

No ceder a la mundanidad, sin embargo, no significa no dialogar con el mundo: “No se puede vivir en escabeche”, recomienda el Papa. “No debes ser un religioso introvertido, que sonríe para sus adentros, que habla para sus adentros, que protege su entorno sin convocar a nadie”. Al contrario, debes “salir a este mundo”, con los valores y disvalores que tiene.

Entre ellos, el de una vida excesivamente “erotizada”. En este sentido, Francisco reitera el problema de la pornografía y su fácil acceso a través de los teléfonos móviles, invitando a los sacerdotes a pedir ayuda y hablar de estos problemas porque, a diferencia del pasado, cuando estas cuestiones no eran tan agudas e incluso se ocultaban, “hoy la puerta está abierta de par en par, y no hay razón para que los problemas permanezcan ocultos”.

 

La “alegría” por el Sínodo

No faltan en la entrevista preguntas más personales, como: “Santo Padre… ¿qué le pesa en el corazón y qué alegrías está experimentando en este período?”. Francisco responde enseguida: “La alegría que tengo más presente es la preparación del Sínodo, aunque a veces vea, en algunas partes, que hay deficiencias en la forma en que se está llevando a cabo. La alegría de ver cómo de los pequeños grupos parroquiales, de los pequeños grupos de iglesias, surgen reflexiones muy hermosas y hay un gran fermento. Es una alegría”.

“El Sínodo no es un invento mío”, dice el papa Francisco, recordando cómo fue Pablo VI, al final del Concilio, “quien se dio cuenta de que la Iglesia católica había perdido la sinodalidad“. Desde entonces se ha avanzado “lentamente” y, a veces, “de modo muy imperfecto”. Hoy, por tanto, se intenta dar un nuevo vigor a la sinodalidad que, aclara el Pontífice, “no va en busca de votos, como haría un partido político, no se trata de preferencias, de pertenecer a tal o cual partido. En un Sínodo – insiste – el protagonista es el Espíritu Santo. Él es el protagonista. Así que debemos asegurarnos de que sea el Espíritu quien guíe las cosas”.

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Fuentes

La Nación / National Catholic Reporter / Vatican News / Videos: Rome Reports / Foto: Vatican Media

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