Banco Vaticano: De opacidad a transparencia

10:00 a.m. | 24 jun 23 (VTN/TP).- Por undécimo año consecutivo, el Instituto para las Obras de Religión (IOR) -conocido también como Banco Vaticano- ha difundido su informe anual con detalle de los Estados Financieros 2022. El reporte señala que se sostiene el compromiso de cumplir “los estándares éticos y normativos internacionales más exigentes” y presenta un balance de beneficios del 2022 que representa un esperanzador repunte respecto a su informe de 2021. Moneyval, el comité internacional de expertos contra el blanqueo de dinero, la evalúa “entre las instituciones mejor clasificadas del mundo”.

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Se ha publicado el informe anual sobre las actividades del Instituto para las Obras de Religión (IOR) que, según la reciente normativa promulgada por el papa Francisco, se encarga “exclusivamente” de la función de “gestor patrimonial y depositario del patrimonio mobiliario de la Santa Sede y de sus Instituciones vinculadas”.

Se informó que el beneficio neto fue de 29,6 millones (fue de 18,1 millones el año anterior), el margen de interés neto fue de +3,7%, el margen de comisión neto fue de +20,9%, y que la calificación del comité contra el blanqueo de dinero Moneyval sitúa ahora al banco vaticano “como una de las instituciones mejor clasificadas del mundo”.

Recordamos que son cuatro los órganos que conducen la actividad del IOR, definidos en el estatuto aprobado por Francisco en el 2019:

– La Comisión Cardenalicia, designada por el mismo Papa y se encarga de supervisar la fidelidad del IOR a las normas estatutarias;

– El Consejo de Superintendencia, compuesto por 7 miembros elegidos por la Comisión Cardenalicia y tiene la responsabilidad de la administración y gestión del Instituto, así como de la supervisión y vigilancia de sus actividades en ámbito financiero, económico y operativo;

– El Prelado, nombrado también por la Comisión, sigue todas las actividades del IOR, asume una labor de secretario en las reuniones y promueve la “dimensión ética” de los administradores y empleados;

– El Director General, elegido por el Consejo con aprobación de la Comisión, es responsable de toda la actividad operativa del Instituto y responde ante el Consejo de Superintendencia.

“Por undécimo año consecutivo -se lee en el comunicado de prensa-, el IOR publica su Informe Anual que contiene los Estados Financieros de 2022 preparados en conformidad con los principios contables internacionales IAS-IFRS. Los Estados Financieros recibieron un informe sin salvedades de la empresa auditora Mazars Italia S.p.A. y, el 25 de abril de 2023, fueron aprobados por unanimidad por el Consejo de Superintendencia del IOR y, tal y como exigen los Estatutos, transmitidos a la Comisión de Cardenales para su examen. En vista de la solidez del Presupuesto 2022 y teniendo en cuenta las necesidades de capital del IOR, la Comisión de Cardenales decidió la distribución de los beneficios”.

Para garantizar que el Instituto “pueda mantener sus objetivos de desarrollo a largo plazo”, el Consejo de Superintendencia recomendó a la Comisión Cardenalicia que mantuviera una “política prudente en la distribución de dividendos como en 2022”. Un enfoque, dice el informe, que “se ha visto reforzado por las recientes crisis bancarias en EE.UU. y Europa y por la necesidad de proteger al Instituto a largo plazo, dado el peculiar contexto en el que actúa”. Por lo que respecta a los beneficios de 2022, el Consejo ha propuesto a la Comisión Cardenalicia la distribución de un dividendo de 5,2 millones de euros”. La recomendación del Consejo es distribuir el dividendo de esta manera:

* 3 millones de euros para las obras religiosas del papa Francisco;

* 2 millones de euros para las actividades caritativas de la Comisión Cardenalicia;

* 200.000 euros para las actividades caritativas coordinadas por el Prelado del Instituto.

En la introducción del reporte anual, el Cardenal Santos Abril y Castelló, Presidente de la Comisión Cardenalicia, recordó que “en 2022 concluyó también el primero de los procesos judiciales emprendidos por el IOR para pedir justicia por los abusos perpetrados contra él. En el frente judicial, el Instituto ha logrado también un importante éxito con la confiscación definitiva y la recuperación de sumas significativas, confirmando su voluntad de perseguir hasta el final a quienes, en el pasado, han dañado la imagen del Instituto. Estos procedimientos están abiertos tanto en el Vaticano como en el extranjero”. Del mencionado proceso, 17 millones de euros, sustraídos ilegalmente al Instituto antes de 2014, fueron recuperados tras un largo proceso judicial.

El prelado, monseñor Battista Ricca, señala que “se ha tomado conciencia de que el Instituto forma parte de un organismo mucho más grande e importante y que este organismo no es el mundo financiero, sino la Santa Sede. La toma de conciencia de esto ha hecho que disminuya mucho el pensar ser independientes en la actuación y de poder actuar casi como si estuviéramos por encima de cualquier norma. Además, el fantasma de auténticas catástrofes del pasado siempre está ahí para mantenernos con los ojos bien abiertos”.

En el informe de gestión, el Presidente del IOR, Jean-Baptiste de Franssu, escribe que “en 2022, la dirección del Instituto se centró en varios ámbitos: la mejora continua de la gestión de las inversiones, la ampliación de las políticas éticas, la implementación de una nueva plataforma informática, la contratación de más profesionales y la elaboración de una política de evaluación del personal y sistema de incentivos que introduce un plan de remuneración transparente y estructurado basado en resultados alcanzados. Se introdujeron y desarrollaron la mentalidad apropiada y nivel de competencia, que habían faltado en el pasado”.

En la sección del reporte dedicada a las informaciones de carácter operativo, el director general del IOR, Gian Franco Mammì, comunica que al 31 de diciembre de 2022 “los activos del estado patrimonial del IOR ascendían a 2.800 millones de euros”. A los medios vaticanos, Mammì explica que “en este periodo de incertidumbre en el sector bancario, el IOR destaca por su elevada solidez de capital y su robusta liquidez”, con parámetros “muy por encima de las exigencias reglamentarias, lo que lo convierte en una de los instituciones más sólidos del panorama bancario internacional”.

El Director General subraya a continuación que “en general, la gama de servicios bancarios y de inversión se ha ampliado para responder mejor a las necesidades de una clientela cada vez más informada y exigente. Esto también ha sido posible gracias a la utilización de plataformas y programas informáticos cada vez más innovadores por parte del banco, que sigue invirtiendo en la digitalización”. Por último, Mammì recuerda que “el IOR es la única institución financiera al servicio de la Iglesia en el mundo que basa su actividad en el principio de coherencia con la ética católica y no en el principio del mayor beneficio posible, respetando las normas y las mejores prácticas bancarias internacionales”.


Ajustes a partir de la revisión de sus clientes

El excelente año en cuanto a beneficios y resultados se produjo al mismo tiempo que el banco perdía clientes: el número de clientes se redujo de 14.519 a 12.759 con respecto al año anterior. Según el informe, parte de la caída en la base de clientes del banco se debió al cierre de cuentas por parte de “seminaristas o clérigos que regresaron a sus países (de origen)”. El hecho de que esos clientes no hayan sido sustituidos por un nuevo grupo de clérigos residentes en el Vaticano podría deberse a la política de recortes en la contratación de personal en los oficinas de la Santa Sede.

El IOR también subrayó que muchos de los otros clientes perdidos eran el resultado de “cuentas cerradas por el Instituto, como resultado de controles periódicos cada vez más frecuentes y minuciosos, por diferentes motivos como: pérdida de los requisitos (para poder operar con el IOR); incumplimiento de las normas contractuales aplicables a las cuentas; y no utilización (de las cuentas) durante largos periodos de tiempo”. Desde hace casi una década, el IOR trata de cerrar cuentas de particulares e instituciones sin un vínculo claro con la Santa Sede o la labor de la Iglesia y, dado que el Estado de la Ciudad del Vaticano no tiene impuestos personales, las cuentas del IOR han sido durante mucho tiempo un objetivo para blanqueadores de dinero o particulares que esperan utilizarlo como paraíso fiscal.

El IOR, la única institución financiera comercial del Vaticano, opera como entidad con ánimo de lucro que presta servicios bancarios y de gestión de activos a clientes privados, pero, como su nombre indica, las órdenes religiosas constituyen la mayor parte de su clientela (poseen casi la mitad de sus activos en depósito). También presta servicios bancarios a conferencias episcopales, diócesis y parroquias de partes del mundo sin acceso a servicios bancarios locales fiables. También ofrece cuentas a los dicasterios, instituciones y empleados del Vaticano, así como a los residentes en la Ciudad del Vaticano.


El encargo de la gestión del Patrimonio

El año pasado, solo unos meses después de promulgar Praedicate Evangelium, su tan esperada constitución para la curia romana, el papa Francisco emitió un rescripto que revocaba una de sus reformas financieras clave. Praedicate Evangelium había cimentado la reforma histórica del Papa que ordenaba a todos los departamentos del Vaticano e instituciones afiliadas trasladar la totalidad de sus activos e inversiones a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), “la entidad responsable de la administración y gestión de los bienes inmuebles y bienes muebles de la Santa Sede”.

Pero en 2022, Francisco cambió la ley y ordenó que todas las cuentas, fondos e inversiones del Vaticano pasaran al IOR, que las gestionaría en lugar de APSA, que se quedó sólo con la cartera inmobiliaria de la Santa Sede. Ahora, según el decreto de Francisco, “la actividad de gestor patrimonial y depositario de los bienes muebles de la Santa Sede y de las instituciones vinculadas a la Santa Sede es competencia exclusiva del Instituto para las Obras de Religión”. Ese cambio no se produjo hasta agosto del año pasado y, según el informe anual del IOR, todavía está en proceso de aplicación.


Escándalos y reforma

A lo largo de su historia el IOR ha protagonizado varios escándalos financieros, entre los que destaca el del Banco Ambrosiano en la década de 1980. Desde 2014, el IOR ha sido objeto de varios esfuerzos de reforma financiera, con el cierre de cientos de cuentas y la presentación de cargos contra antiguos funcionarios del banco. En 2021, el expresidente del IOR se convirtió en la primera persona condenada a prisión por un tribunal de la Ciudad del Vaticano por delitos financieros, tras desfalcar millones al banco utilizando su cargo para venderse a sí mismo y a cómplices parte de la cartera de propiedades del IOR.

VIDEO. Condenada la antigua cúpula del Banco Vaticano por apropiación indebida (2021)

 

Tras décadas de escándalos, el IOR es considerado hoy la institución financiera más confiable del Vaticano. Sus directivos también se han convertido en figuras clave en el esfuerzo por sanear las finanzas de la Santa Sede. El papa Francisco ha mostrado cada vez más su confianza en el IOR y en su liderazgo, actuando para concederle una mayor independencia operativa al tiempo que lo convierte en uno de los ejes de sus reformas más amplias de los asuntos financieros del Vaticano. En marzo de este año, el Papa confirmó los nuevos estatutos del banco, que habían estado en vigor ad experimentum desde 2019.

La clave entre los cambios en el banco realizados por Francisco, por primera vez en 2019 y confirmados este año, es la imposición de límites de mandato de cinco años -renovables una sola vez- para los miembros de la junta laica de superintendencia del banco y la comisión de cardenales supervisores.

El IOR es la única institución financiera vaticana sujeta actualmente a la supervisión de ASIF, el organismo de control financiero interno del Vaticano, y de Moneyval, el comité contra el blanqueo de dinero del Consejo de Europa. El grupo europeo publicó previamente un informe sobre la salud financiera del Vaticano y del IOR en junio de 2021, tras una larga inspección in situ realizada en octubre del año anterior. Ese informe concluía que, tras años de reforma de la política interna y un cambio en la dirección, el riesgo de blanqueo de capitales en el IOR era “medio-bajo”. Pero el mismo informe también advertía sobre la cultura general entre los funcionarios curiales, que, según concluía, conllevaba un riesgo real de “fraude, apropiación indebida, dar y recibir sobornos y abuso de poder”.

En 2019, De Franssu y el director del banco, Gian Franco Mammì, fueron presionados por altos dirigentes de la Secretaría de Estado para que aprobaran una solicitud de préstamo de 150 millones de euros para refinanciar una hipoteca sobre una propiedad en Londres. Los hombres rechazaron la solicitud de préstamo y la comunicaron como sospechosa a la ASIF, que se negó a investigar. De Franssu y Mammì plantearon entonces sus dudas a los fiscales vaticanos y directamente al papa Francisco, lo que desencadenó una investigación penal en el Vaticano, que desembocó en el juicio aún en curso de diez antiguos funcionarios y asesores vaticanos.

Entre los procesados se encuentran el antiguo presidente de la ASIF, René Brülhart, y su antiguo adjunto, Tomasso Di Ruzza; ambos están acusados de abuso de poder. De Franssu, ha declarado ante el tribunal vaticano que él y los miembros de la junta laica de superintendencia del IOR vieron cuestionada su competencia y fueron acusados de ser “poco razonables” por oponerse a la solicitud de préstamo del acuerdo de Londres. De Franssu también declaró ante los jueces que los dirigentes de la ASIF le dijeron que estaba siendo “obstinado” y que le “protegerían” si autorizaba el acuerdo.

El tribunal escuchó previamente cómo el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, estaba tan “indignado” por el rechazo del IOR a la solicitud de préstamo que autorizó una investigación de represalia contra el director general del banco, Gian Franco Mammì, como respuesta. Ese juicio sigue en curso.

VIDEO. Papa Francisco busca limpiar el Banco Vaticano (2018)

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Fuentes

Vatican News / The Pillar / Vatican.va / Religion News Service / Videos: Rome Reports – El Universal / Foto: IOR

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