Francisco impone revisores externos al Banco del Vaticano

9:00 a m| 16 ago 19 (AM/TL).- El papa Francisco aprobó un estatuto renovado para el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el denominado “Banco del Vaticano”, con el que impuso la obligatoriedad de revisores externos para las cuentas de la institución, función que hasta ahora era realizada por tres auditores internos. Con un quirógrafo (decreto papal) de 32 artículos, el pontífice estableció nuevas directivas sobre el funcionamiento, estructura y competencias del IOR, con una apuesta por la transparencia y la independencia de su organigrama.

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Reporte de Gerard O’Connell (vaticanista de America Magazine)

El papa Francisco renovó los estatutos para el Instituto de Obras Religiosas (IOR), el también llamado “Banco del Vaticano”, para asegurar que no solo cumple con los más altos estándares internacionales en el campo financiero, sino que es fiel a su misión original y funciona únicamente para “las obras de religión y de caridad”.

El IOR fue motivo de gran preocupación para los cardenales cuando se reunieron en marzo del 2013 para elegir al nuevo Papa; querían poner fin a los escándalos relacionados con el “Banco del Vaticano” y que el nuevo pontífice se asegurara de que funcionara solo para los fines para los que fue creado.

Poco después de su elección, el papa Francisco puso en marcha un proceso para esclarecer las finanzas del Vaticano, incluyendo el IOR. Luego, después de una considerable reflexión sobre si abolir el IOR, Francisco decidió no solo mantenerlo sino también reformarlo radicalmente junto con todas las operaciones financieras del Vaticano.

Intervino con determinación y éxito considerable para limpiar toda la operación del IOR, lo que implicó, la aprobación de nueva legislación en el Estado de la Ciudad del Vaticano de acuerdo con las normas internacionales, el cierre de muchas cuentas bancarias y el enjuiciamiento de algunos altos directivos del IOR.

La publicación de estos estatutos renovados es otro paso importante en el camino de la reforma del IOR. El Vaticano las publicó en un quirógrafo del papa en el que recuerda la historia del IOR y explica el significado de los nuevos estatutos. En el quirógrafo, Francisco recuerda que su predecesor, Pío XII, estableció el IOR el 27 de enero de 1942, y absorbió en él la preexistente “Administración de las Obras de Religión”, cuyos orígenes se remontan a otra entidad creada por León XIII en 1887. Recuerda también que Pío XII nombró una comisión de cardenales para supervisar el instituto.

Francisco explica que ha renovado los estatutos del IOR, que Juan Pablo II había reformulado en 1990, “con el fin de seguir adaptando cada vez mejor las estructuras y las actividades del Instituto a las necesidades de los tiempos, recurriendo específicamente a la colaboración y responsabilidad de laicos católicos competentes”.

Indicó que quiere seguir de cerca la evolución de esta renovación, por lo que estos nuevos estatutos estarán “a modo de prueba por dos años”.

Declara que la finalidad del IOR “es asegurar la custodia y la administración de los bienes muebles e inmuebles transferidos o confiados al mismo Instituto por personas físicas o jurídicas y destinados a obras de religión o caridad”. Explica que es una persona jurídica pública de derecho canónico y que está situada en el Estado de la Ciudad del Vaticano y regulada por sus leyes.

Bajo los nuevos estatutos, el IOR tiene cuatro “órganos” de control, cuyos miembros tienen límites de mandato. En primer lugar, hay una comisión de cinco cardenales, cuya tarea es asegurar que el instituto sea “fiel” a las normas de los estatutos.

El segundo órgano es el Prelado, un clérigo nombrado por la comisión de cardenales cuya tarea es seguir las actividades del IOR, actuar como secretario de la comisión de cardenales y asistir a las reuniones del consejo supervisor, que es el tercer órgano de control. Debe asegurar “la dimensión ética” del I.O.R.

El Consejo de Superintendencia, compuesto por siete miembros nombrados por la comisión de cardenales, “es responsable de la administración y gestión del Instituto, así como de la vigilancia y supervisión de sus actividades en los ámbitos financiero, económico y operativo”.

El cuarto órgano de control es la dirección, o Consejo de Administración, que incluye un director general y un diputado. La comisión de cardenales aprueba su nombramiento.

Francisco establece que el IOR tendrá un “auditor externo”, que puede ser un individuo o una empresa. Por lo tanto, los órganos del Instituto ya no incluyen a los tres auditores internos, cuyos cargos eran siempre renovables.

El auditor externo es nombrado por la Comisión de Cardenales a propuesta de la Consejo de Superintendencia y desempeña sus funciones por un período de tres ejercicios económicos consecutivos, renovable una sola vez. Es responsable de la auditoría legal de las cuentas: expresa “su opinión sobre los estados financieros del Instituto en un informe especial”, “examina todos los libros y documentos contables”, “recibe del Instituto y a este puede pedirle cualquier información que pueda ser útil para sus actividades de auditoría”.

La importancia de los estatutos renovados se subraya en un artículo de Andrea Tornielli, director editorial de los medios vaticanos, titulado “Un IOR más fiel a su misión originaria”. Explica que los nuevos estatutos buscan asegurar “los mejores estándares internacionales” en el campo financiero.

Describe la introducción del papel del prelado como “una de las novedades más significativas”. Explica que el prelado es “figura clave para mantener contactos con cada uno de los componentes del Instituto y garantizar así la circulación de las informaciones y el cuidado de las relaciones”. El prelado “mantiene intercambios constantes con los administradores y empleados” y promueve “la dimensión ética de su trabajo”. También conservará el archivo de la comisión de cardenales.

El Sr. Tornielli señala que las operaciones del IOR no sólo están sujetas al derecho canónico, sino también a la legislación introducida tanto por Benedicto XVI como por el papa Francisco que rige las transacciones financieras, la transparencia y el lavado de dinero. También llama la atención sobre el hecho de que los empleados del IOR deben respetar el Código Ético aprobado por el Consejo de Superintendencia y deben ser empleados “exclusivamente” del IOR, sin consultorías ni otros trabajos vinculados al instituto.

Los nuevos estatutos entran en vigor inmediatamente después de su publicación en L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano.

ENLACE. Un IOR más fiel a su misión originaria (Tornielli)

 

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Antecedentes en Buena Voz:

 

Fuentes:

America Magazine / Télam / Vatican News

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