América Latina: No minimizar el “peligro actual” de los abusos
9:00 p.m. | 23 mar 23 (LN/CEP).- Consciente de que en varias diócesis latinoamericanas aún no han puesto en marcha procedimientos y estructuras para combatir los abusos sexuales del clero y exigir responsabilidades, Francisco advirtió que esa mala gestión “deshonra a los que han sufrido y engaña a quienes dicen servir”. El mensaje del Papa fue con motivo del II Congreso latinoamericano sobre la prevención del abuso, que puso la lupa en la labor pendiente en la región. Y llegó casi de la mano con la confirmación de Vos estis lux mundi, normativa oficial de la Santa Sede para prevenir y enfrentar los abusos sexuales, que estuvo 4 años en experimentación.
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“Me encuentro entre ustedes, porque el primer paso de esta peregrinación penitencial, es el de renovar mi pedido de perdón y decirles de todo corazón que estoy profundamente dolido. Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal, de todo el daño producido por muchos sacerdotes. Por los abusos sexuales de los niños, y frente a este mal que indigna la Iglesia, se arrodilla ante Dios y le implora perdón por los pecados de sus hijos. La Iglesia es consciente de este daño y no vamos a dar un paso atrás. Ustedes se llaman Apóstoles de la Prevención. Prevenir es un acto de amor”.
Con la lectura de este mensaje del Papa, a todos los miembros del Centro de Protección de Menores de Latinoamérica, y compartido con los más de 400 participantes de más de 20 países de América Latina y Europa, finalizó el II Congreso de este organismo internacional: “Atender, informar y comunicar: claves por un gestión eficaz en los casos de abuso sexual”. El evento se realizó del 14 al 16 de marzo en Asunción, Paraguay.
Para la inauguración del evento, Francisco también se hizo presente con un discurso en el que reconoció los pasos adelante dados por la Iglesia en la lucha contra los abusos, pero fue más enfático en señalar las limitaciones de los avances y la labor pendiente. “El trabajo de establecer procedimientos claros para la protección de las personas vulnerables en la Iglesia debe convertirse en una prioridad en cada iglesia local”, dijo Francisco, que anunció que le pidió a la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores (PCPM) que supervise la aplicación adecuada del documento Vos estis lux mundi, “para que las personas víctimas de abusos tengan vías claras y accesibles para buscar justicia”, otorgándole una tarea bien precisa.
El Papa promulgó a mediados de 2019 Vos estis lux mundi (Ustedes son la luz del mundo), un conjunto de normas para ponerle fin a la cultura del silencio y el encubrimiento que reinó durante décadas en la Iglesia católica. Este motu proprio también dispuso que todas las diócesis del mundo elaboraran en un año un sistema fácilmente accesible al público para recibir informes de abusos, acosos o sospechas de los mismos. Algo que, en muchas diócesis latinoamericanas, no se ha hecho, en algunos casos, por falta de recursos, como subrayó el Papa en su mensaje.
“Aquellas partes de la Iglesia donde los esfuerzos para promover medidas de prevención adecuadas aún se encuentran en las primeras etapas debido a la falta de recursos necesitan una atención especial. ¡No se debe permitir que las crueles desigualdades que afectan a nuestras sociedades afecten a nuestra Iglesia”, dijo. “Cualquiera que disminuya el impacto de esta historia o minimice el peligro actual, deshonra a aquellos que han sufrido tanto y engaña a aquellos a quienes dicen servir”, siguió. “El abuso sexual por parte de cualquier persona en la Iglesia, siempre que haya ocurrido, es un peligro claro y presente para el bienestar del pueblo de Dios y su mal manejo continuará degradando el Evangelio del Señor a los ojos de todos”, advirtió.
“Sí, los líderes de la Iglesia han hecho mucho para enfrentar este mal y evitar que se repita”, reconoció asimismo, al subrayar luego que la realización misma del congreso en curso era una expresión más del deseo de cambio en la Iglesia. Y alentó a que se hagan más eventos de este tipo. “¡Adelante! Pero debemos ser más capaces de ver los resultados de que los menores estén más seguros en nuestra Iglesia”, agregó, al anunciar, por otro lado, que le pidió a la PCPM que supervise y verifique la idoneidad de las políticas y prácticas sólidas en toda la Iglesia y que compile un informe que señale dónde aún se necesitan mejoras, dándole, así, otro nuevo encargo.
Sobre el Congreso: una herida indeleble en la Iglesia
Durante este encuentro, los diversos especialistas en diferentes materias analizaron, reflexionaron y debatieron sobre el rol de la Iglesia ante los abusos de la niñez en sus instituciones. La importancia de una pastoral del cuidado. También del deber de informar, de la transparencia en comunicar. Y en especial de atender, acoger a las víctimas, a los supervivientes de abusos, porque ninguno es justificable, y sí son prevenibles. De allí el nombre de “Apóstoles de la Prevención”.
Uno de ellos fue el cardenal Seán Patrick O’Malley, Arzobispo de Boston, EE.UU. y asesor del Papa, quien expresó que en la Iglesia hay signos de profundo pecado, crimen y culpa, de enfermedades que amenazan la vida y de evidente fracaso humano e institucional y, al mismo tiempo, hay personas que reconocen la culpa y que trabajan por cambios fundamentales. Para él, la prevención en la Iglesia es más que la implementación de un Código de Conducta, de un Protocolo de Prevención o de una ruta de acción que fije su atención en las conductas sexuales. La prevención del abuso se encuentra alojada en la más amplia cultura del cuidado y del buen trato, la cual debe cuestionar nuestro modo de relacionarnos, de hacer comunidad y de vivir, verdaderamente, la sinodalidad.
LEER. Reflexión del cardenal Sean O’Malley en el Congreso
Por su parte el presbítero Daniel Portillo Trevizo, director del CEPROME (Centro de investigación y formación interdisciplinar para la protección del menor), llamó a tener un espíritu sinodal y colaborativo, sin quedarse en esfuerzos parciales. Desde ahí afirmó que “la criminalidad de los abusos, es una deuda histórica” viendo el congreso como oportunidad para asumir el “Atender, informar y comunicar”, abandonando las “acciones cosméticas”, que no se involucran con las víctimas.
El jesuita Hans Zollner, señaló que para comprender mejor “necesitamos la voz de aquellos que han sido heridos en su dignidad y que no experimentan la atención y misericordia que con razón esperan de la Iglesia”. El profesor de la Universidad Gregoriana hizo ver, a partir de experiencias concretas, que “las víctimas de abuso quieren ver una actitud de empatía, cercanía, estar abiertos con los corazones y no solo con los ojos y las orejas, esa es la Iglesia que tendríamos que ser”. El sacerdote Andrew Small, secretario de la Pontificia Comisión para la protección de los menores compartió la experiencia de este organismo que es trabajar directamente con víctimas de abusos, promover la formación en prevención de abusos a los líderes de la Iglesia Católica, y el desarrollo de políticas y líneas guía en materia de prevención de abusos.
LEER. Reflexión de Hans Zollner en el Congreso
Por su parte, la doctora Patricia Espinosa, Teóloga, Miembro del Consejo Latinoamericano del CEPROME y del Consejo Nacional de Protección de Menores de la Conferencia del Episcopado Mexicano, explicó el Programa Memorare de la Pontificia Comisión. Y el nombre de Memorare porque con ello quieren incluir y abrazar a todos los que acuden como lo hace la Virgen María. El documento explica que la misión de la Pontificia Comisión es proteger a niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables dentro y fuera de la Iglesia, con enfoque en Iglesia local, formar permanentemente en protección a personas menores y vulnerables, desarrollar códigos de conducta y responder adecuada y oportunamente a denuncias de abuso.
Esta es la segunda conferencia latinoamericana sobre salvaguarda de niños y adultos vulnerables; la primera se celebró en México en noviembre de 2019. El próximo Congreso del CEPROME Latinoamérica del 2024, se desarrollará en Panamá.
De una ley provisional a una ley definitiva para el combate de los abusos sexuales
El Vaticano anunció la nueva versión del motu proprio Vos estis lux mundi. Tras casi cuatro años de experimentación, se ha publicado una versión actualizada de las normas para prevenir y combatir los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables.
“Era una ley provisional y ahora se ha hecho una ley definitiva, teniendo en cuenta la experiencia práctica de la aplicación de aquella ley provisional, con muy pocos retoques”. Son las palabras con que Monseñor Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos, explica el aspecto esencial de las modificaciones al motu proprio Vos estis lux mundi, publicadas el 25 de marzo.
Arrieta explica que esta nueva ley sustituye a la que en forma provisional el Papa promulgó el 1º de junio de 2019. A su vez, puntualiza que, “en este tiempo, se ha publicado, en el Código de Derecho Canónico, el nuevo libro sexto, la nueva parte de derecho penal, con lo cual hay toda una serie de conceptos penales, también referidos a los temas que interesan a esta ley, que han quedado más acuñados en la nueva ley”. Este es, pues, el contexto, como bien remarca Arrieta, quien insiste que la ley es exactamente la misma, tiene algunas pequeñas novedades.
Las cuatro claves para entender el documento
Primera clave: entre los cambios, hay una nueva aclaración sobre las víctimas de abusos: antes se hablaba de menores y personas vulnerables, ahora se habla de adultos vulnerables y “personas que habitualmente tienen un uso imperfecto de la razón”. Al respecto, el obispo español puntualiza que esta terminología busca homologar y dar claridad con el resto de las leyes que existen en la Iglesia.
El prelado acota que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe es competente para los abusos contra menores y personas que habitualmente carecen de uso de razón, mientras que el concepto de vulnerables todavía está en estudio. Es más amplio y no está concretamente como tal recogido en el centro de esa ley específica de la Doctrina de la Fe, pero efectivamente está recogido de otras maneras en el Código. Se trata simplemente de ajustar la terminología a lo que ya está presente en la Iglesia, son cuestiones técnicas, pero no suponen cambios sustanciales.
Segunda clave: las normas se aplican ahora no solo a clérigos y religiosos, sino también a “laicos que sean o hayan sido moderadores de asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica”. Arrieta subraya que la idea de la ley era “no solamente permitir la denuncia de los abusos y obligar a todos los clérigos y religiosos a denunciar si conocían de estas cosas en fuero externo, sino también encauzar, poder enjuiciar eventualmente, a obispos o a quienes estuvieran al frente de organizaciones internacionales: los superiores religiosos, entre otros”.
En la legislación anterior, escapaban otro tipo de jefes superiores de organismos internacionales como son las asociaciones de fieles erigidas por la Santa Sede, pero que tienen ámbito internacional y que, por tanto, están bajo la jurisdicción del Papa.
Tercera clave: se establece que las diócesis y eparquías deben estar dotadas de “organismos u oficinas” -antes denominados genéricamente “sistemas estables”- de fácil acceso al público para la recepción de denuncias de casos de abusos. Arrieta comenta que “esto es simplemente recoger lo que ya se veía en la anterior ley”. En ella, se indicaba que en el plazo de un año cada diócesis tenía que organizarse para establecer ese tipo de oficinas o lugares para presentar las denuncias. Ahora, en cambio, “tiene que haberse ya ejecutado y las diócesis han tenido que adoptarlo”.
Cuarta clave: el texto manda que “corresponde al Ordinario del lugar donde presuntamente se produjeron los hechos proceder conforme a la ley prevista para el caso concreto”.
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Fuentes
Conferencia Episcopal Paraguay / La Nación / Vatican News / Videos: ABC TV Paraguay / Foto: Zenit