Cardenal Marx defiende cambio de enseñanza sobre homosexualidad

6:00 p.m. | 8 abr 22 (TT/RD).- “Las personas LGBTI son parte de la creación y amadas por Dios, y estamos llamados a tomar una posición contra la discriminación. Yo creo que Dios busca la comunión con ellos como la quiere con todas las personas”, así se expresó el cardenal Reinhard Marx (Arzobispo de Múnich) en una entrevista en la que defendió un cambio en la enseñanza de la Iglesia respecto a las identidades sexuales. “Cualquiera que amenace a los homosexuales con el infierno no ha entendido nada”, remarcó el cardenal, quien apunta, incluso, a cambios en el Catecismo: “no está grabado en piedra”.

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“La homosexualidad no es un pecado. Es lo que corresponde a una actitud cristiana cuando dos personas, independientemente de su sexo, se cuidan mutuamente, en la alegría y en el dolor. Quien amenace a los homosexuales y a cualquier otra persona con el infierno no ha entendido nada”, dijo el cardenal Marx al semanario alemán Stern en una entrevista publicada el 31 de marzo. “El catecismo no está grabado en piedra. También se puede cuestionar lo que dice”, recalca, recordando que el propio catecismo no señala a los homosexuales, sino a los actos homosexuales, y reitera que todos deben ser tratados “con respeto y compasión”.

El tema ya se había discutido en el Sínodo sobre la Familia en Roma en 2018, recordó, “pero hubo una reticencia a poner algo por escrito”. Ya en aquel momento señaló que las parejas homosexuales “viven una relación amorosa íntima que también tiene una forma de expresión sexual” y planteó la pregunta retórica: “¿Y queremos decir que eso no vale nada?”.

Admitió que había católicos que querían limitar la sexualidad a la reproducción “pero ¿qué les dicen a las parejas que no pueden tener hijos?”, se preguntó el cardenal. Marx reconoció que “hace unos años” había bendecido a una pareja homosexual en Los Ángeles que se le había acercado después de la misa. Pero no se trataba de un matrimonio, señaló. “No podemos ofrecer el sacramento del matrimonio”, subrayó. No será fácil encontrar un consenso sobre la cuestión de la homosexualidad en la Iglesia universal, dijo. “África y las Iglesias ortodoxas tienen en parte una visión muy diferente. No se consigue nada si esta cuestión lleva a una ruptura, pero al mismo tiempo no debemos quedarnos de brazos cruzados”.

Anteriormente, en marzo, en una misa para celebrar el 20º aniversario de los “servicios queer” en Múnich (leer más debajo), el cardenal se disculpó por la discriminación de la Iglesia contra los homosexuales. En su sermón, el cardenal promovió una “Iglesia inclusiva”. Marx es consciente de que incomoda a los círculos conservadores de la Iglesia católica, pero comentó que ahora se siente más libre de decir lo que piensa. Su objetivo es “llevar la enseñanza de la Iglesia más allá”.

“Las personas LGBTI forman parte de la creación y son amadas por Dios, y tenemos el desafío de oponernos a la discriminación. Yo creo que Dios busca la comunión con ellos, como la quiere con todos los hombres. Para mí, lo que es pecaminoso es querer expulsar o discriminar a otros de la Iglesia”. Como primer paso, anunció que se hará lo necesario para adaptar la legislación laboral católica en este sentido: “Por supuesto, aún debe establecerse de forma fehaciente que no se puede despedir a alguien por su orientación sexual o por haberse vuelto a casar. No puede ser que esto dependa de la buena voluntad del obispo o del vicario general”.

“Soy una persona sexual como todos los demás”

En la misma entrevista Marx también habló de forma inusualmente abierta sobre sus sentimientos personales y su vida con el celibato: “Por supuesto que soy -como todo el mundo- una persona sexual. También tengo una sexualidad, aunque no tenga una relación”, dijo Marx. Como joven candidato a sacerdote, dijo, “sin duda también existía la atracción de descubrir la vida amorosa, pero la otra era más fuerte para mí”. Al preguntarle si nunca se había enamorado en todos esos años, Marx dijo: “Al menos no de tal manera que hubiera dicho que lo tiraría todo por la borda por esa persona. Pero, por supuesto, también encuentro a la gente atractiva, sería poco sincero negarlo. El celibato no significa vivir sin relaciones humanas, uno sería entonces muy pobre”. En principio, podría imaginar la apertura de la Iglesia también a los sacerdotes casados: “No se derrumbará todo si hay sacerdotes célibes y casados”. Una mirada a otras iglesias lo demuestra.

“Hay que revisar el concepto de obediencia”

Marx recordó también que se encargó a una comisión independiente la investigación de la mala conducta de su diócesis en los casos de abusos, que había incriminado con mayor severidad a algunos de sus predecesores, y que también daba fe de errores cometidos por él mismo. “El sistema en su conjunto, todo el entorno tiene que cambiar”, dijo en respuesta. “Estos sistemas cerrados y el posible abuso de poder clerical son un peligro. Ciertamente, el celibato no es automáticamente una causa de abuso, pero hay que reconocer que se prioriza el ocultar y el interés por proteger en primer lugar la institución y su reputación, y sólo después ver a las víctimas -que desgraciadamente se sigue dando hoy en día-. La Iglesia debe ser más transparente, debe una participación más diversa en el poder, oportunidades para actuar. Hay que revisar el concepto de obediencia, que es erróneo en algunas partes. Ya no debe haber una jerarquía en la que la gente sólo escuche lo que los superiores tienen que decir”.

El cardenal Marx celebra misa para la comunidad queer y pide perdón a los católicos homosexuales

En el mismo mes de marzo, días antes, el mismo Marx, había pedido perdón por la discriminación de la Iglesia contra los homosexuales en una misa celebrada con motivo del 20º aniversario de los servicios para los católicos de la comunidad LGBT, identificada como “queer”, en la iglesia de San Pablo de Múnich. Tras la misa del domingo 13 de marzo, Marx agradeció a los asistentes “su paciencia”. Admitió que en sus primeros años como arzobispo, a partir de 2007, los servicios para los católicos LGBT “eran meramente tolerados más que oficialmente apreciados”. “Eso se acabó”, aseguró. Los servicios fueron iniciados por un grupo de voluntarios y un asistente pastoral en 2002. Ahora la Iglesia debe convertirse “paso a paso” en una institución inclusiva en lugar de exclusiva, dijo Marx.

Marx confesó estar “sorprendido” porque, en pleno siglo XXI, persista la discriminación por cuestión de sexo en la Iglesia católica. Junto al altar, en los escalones, una bandera arco iris, símbolo de la lucha de este colectivo que, admitió el cardenal, “ha sufrido mucho daño” por parte de la institución. Al comienzo de la celebración, varios miembros de la comunidad queer agradecieron a Marx su presencia, entre ellos una mujer trans que había nacido hombre y había vivido durante años como monje en un monasterio.

“Debates encarnizados” por la igualdad

Sobre las discusiones acerca del papel de los homosexuales en el Camino Sinodal alemán, Marx auguró “debates encarnizados” que, predijo, se darían en toda la Igelsia universal. Pese a ello, el cardenal aseguró que las resoluciones adoptadas por los sinodales, incluidas las ceremonias de bendición, se aplicarán en Múnich. Thomas Pöschl, portavoz del grupo de trabajo Homosexuales e Iglesia (Huk), señaló en el diario alemán Die Welt que hay unas diez parroquias queer en Alemania, “con el conocimiento y la tolerancia” de sus respectivos obispos. Pöschl revela que ya ha habido visitas y servicios conjuntos, en su mayoría a petición de los obispos, pero “en un círculo confidencial”, a puerta cerrada. “Por miedo a las autoridades y al ‘escándalo'”, dice Pöschl. “El cardenal Marx se muestra ahora en público por primera vez”.

Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes

The Tablet / Religión Digital / Stern / Foto: Tobias Hase – DPA

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