Siria: 11 años de guerra y pobreza, en el olvido

7:00 p.m. | 7 abr 22 (AN/VTN).- En marzo se cumplieron 11 años de guerra en Siria que hasta el momento deja más de 600 mil muertos y 15 millones de civiles en necesidad de ayuda humanitaria. Para agravar la situación, la guerra en Ucrania no solo le resta a la escasa atención internacional que recibe, sino que por dependencia de suministros empeora la situación de los más afectados. En medio de esa precariedad, un importante encuentro de la Congregación para las Iglesias Orientales en Damasco -que reunió obispos, sacerdotes y laicos- no solo ha buscado reponer la atención en el sufrimiento del pueblo sirio, sino también reforzar el apoyo desde organizaciones católicas, compartir propuestas y experiencias, y reanudar proyectos enfocados en la familia, la juventud y la reconstrucción del país.

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Un evento “muy importante” porque “abarca a toda la Iglesia en Siria: patriarcas, obispos, sacerdotes y laicos” presentes, que se reúnen “por primera vez” desde que estalló el conflicto en la primavera de 2011. En diálogo con AsiaNews, es lo que subraya monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Alepo y secretario del encuentro “Iglesia, Casa de la Caridad – Sinodalidad y Coordinación”, al comentar los tres días de eventos a mediados de marzo en Damasco. Una iniciativa organizada por la Congregación para las Iglesias Orientales que, después de una década, ha devuelto a Siria al centro de la vida cristiana y eclesiástica de Oriente Medio. Durante esos días, añadió el prelado, “tuvimos realmente la impresión de vivir un Pentecostés” para “redescubrir toda la riqueza eclesial, pastoral y social” que “nos distingue”.

La nunciatura apostólica y la asamblea de obispos y patriarcas de la Iglesia local colaboraron en su preparación, con el fin de coordinar las actividades caritativas y sociales ante la grave emergencia humanitaria provocada por la guerra. “Hoy vivimos y recogemos el fruto de 10 años de trabajo, paciencia y fe que nos han permitido avanzar y dar valor a los esfuerzos y sacrificios realizados”, señala mons. Audo. Durante este tiempo, ha sido fundamental la contribución recibida de ROACO (Reunión de las Obras de Ayuda de las Iglesias Orientales). “Uno de los objetivos de la conferencia fue definir las prioridades para avanzar y optimizar el compromiso [de la Iglesia] para los próximos años”, continúa el secretario. “Nuestra intención es prestar mucha atención a los jóvenes y al futuro de Siria, que es también el futuro de las nuevas generaciones. Queremos entender cómo ayudarles a redescubrir la confianza en la Iglesia y en el país” tras años de violencia, migraciones y ante la pérdida de toda perspectiva”.

El evento, que duró tres días, contó con discursos de las más importantes personalidades eclesiásticas, entre ellas el Nuncio Apostólico card. Mario Zenari, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales card. Leonardo Sandri y delegados de las iglesias melquita y siria católica. Incluso el papa Francisco se hizo presente a través de una carta enviada a los participantes del encuentro. Estuvieron presentes representantes de las distintas agencias humanitarias que operan en la zona, desde Caritas Internacional hasta el Servicio Jesuita a Refugiados. Y también AVSO, que participa en el proyecto “Hospitales abiertos”, apoyado por el card. Zenari, que ha brindado atención médica a cristianos y musulmanes sin hacer distinciones. Además, se celebraron seminarios, grupos de trabajo e intercambio de experiencias a los que asistieron delegaciones del extranjero, entre ellas una amplia representación de la Iglesia iraquí, con más de 250 personas.

“La presencia de la Iglesia -subrayó mons. Audo- ha sido importante durante todos estos años, porque ha podido dar un testimonio extraordinario e incluso ha cambiado la mirada de los musulmanes hacia los cristianos y la Iglesia. Queremos mantener y reforzar nuestra dimensión comunitaria, organizar nuestra casa y reanudar proyectos importantes y significativos para las familias y los jóvenes”. El congreso es una oportunidad para escuchar experiencias, compartir problemas y reanimar a las comunidades cristianas y a todo el país. Es el momento de vivir la dimensión del camino sinodal involucrando a los fieles, sacerdotes, obispos y laicos, hombres y mujeres.

Por último, en el pensamiento estuvo presente Ucrania, con escenas similares a las vividas por los sirios en estos años de guerra. “Hemos rezado e invocado la paz”, concluyó el obispo, “porque ya no queremos oír hablar de la guerra. Nosotros también estamos cansados después de 11 años, pero al igual que Ucrania, Siria es un problema, y un asunto, que trasciende el ámbito local y debe ser abordado por la comunidad internacional“.

“A muchos cristianos les queda poca esperanza, y solo la ayuda de la Iglesia”

Regina Lynch, directora de proyectos de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), conversó con Vatican News sobre la situación actual de los cristianos en Siria. Lynch también participó en el encuentro “Iglesia, Casa de la Caridad – Sinodalidad y Coordinación”.

-Este mes se han cumplido once años de guerra en Siria, pero el aniversario no ha tenido mucha repercusión en los medios de comunicación…

Así es, actualmente es la guerra en Ucrania la que domina los titulares, nuestros colaboradores de proyectos en Siria también han expresado su preocupación por las víctimas y rezan por la paz. No obstante, también es cierto que el conflicto en Siria, que ahora se adentra en su duodécimo año, corre peligro de ser olvidado por los medios de comunicación. Afortunadamente, el Papa sigue expresando su cercanía a la comunidad cristiana de ese país. Así, para la inauguración del encuentro en Damasco, Francisco envió un mensaje a los cristianos: “No los hemos olvidado, la Iglesia sigue especialmente preocupada por vuestro bienestar, porque sois los protagonistas de la misión de Jesús en esa tierra”.

-¿Tienen los líderes cristianos locales la esperanza de que la situación mejore algún día?

Como cristianos, debemos tener esperanza, y es nuestra fe la que nos la da. Es la fe la que impulsa la ayuda caritativa tan necesaria en una situación que no deja de empeorar. Especialmente, durante los meses más fríos del año, porque en muchas partes del país, las temperaturas caen bajo cero por la noche y al menos el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que significa que no tienen dinero para comprar combustible para la calefacción o para pagar la electricidad. Yo creo que la asistencia de una delegación vaticana y muchas organizaciones caritativas no sirias a este encuentro a pesar de todas las dificultades, incluidas carreteras bloqueadas por la nieve y la COVID, infunde esperanza en los cristianos en general. Sin embargo, la desesperación está muy extendida entre los cristianos sirios. Por eso nos alegra poder apoyar iniciativas dirigidas específicamente a dar acompañamiento a la gente en situaciones desesperadas. Por ejemplo, a través del Christian Hope Center (Centro Cristiano de Esperanza), en Damasco y Homs, financiamos proyectos para ayudar a la gente a reconstruir sus vidas tras la guerra. Muchos cristianos tienen poca esperanza, pero la que aún albergan proviene de las iniciativas de la Iglesia.

-¿Cómo ha afectado la guerra a la fe de los cristianos en Siria?

Muchos cristianos sirios han sufrido terribles traumas en los últimos once años. Creo que la fe es el motivo por el que muchos han resistido. Para muchos cristianos, la guerra ha tenido un efecto positivo en su fe y ha brindado a la Iglesia la oportunidad de -a pesar de las desgracias- poner en práctica sus enseñanzas sobre la caridad y el perdón. Es cierto que hay más jóvenes implicados en las actividades de la Iglesia que nunca. Dada la pobreza y los retos de la vida ordinaria, reunirse con otros jóvenes en la iglesia se ha convertido en algo más habitual que antes. Al mismo tiempo, estos se plantean preguntas difíciles sobre la fe y su futuro. Después de tantos años de violencia, ¿dónde está Dios? ¿Por qué esta guerra ha provocado la muerte de algunos de sus amigos, mientras la mayoría de los demás viven aparentemente satisfechos en Occidente? ¿Deben quedarse o deben irse? Estas pueden ser preguntas atormentadoras, por lo que queremos asegurarnos de que la Iglesia esté ahí para apoyar a los cristianos que lidian con ellas.

Los 11 años de guerra en Siria deja más de 610.000 muertos, entre ellos 160.000 civiles

Los once años de guerra en Siria han dejado hasta la fecha más de 610.000 muertos, entre ellos 160.000 civiles, según ha informado este martes el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que ha asegurado que ha logrado verificar los nombres de cerca de medio millón de víctimas mortales por el conflicto. El organismo, con sede en Londres e informantes en el país árabe, ha indicado que hasta la fecha han muerto 160.681 civiles, entre ellos 25.286 niños. Además, Siria cuenta 14 millones de civiles que necesitan ayuda humanitaria y 12 millones de desplazados, de los cuales, más de seis millones fuera del país, según Naciones Unidas. Peor, ¿cómo es hoy la situación de los sirios que siguen en el país, aquellos que no pudieron escapar? Están viviendo una situación de dificultad extrema a la que hay que agregar la sequía, los malos servicios públicos, la caída de la producción, entre otros.

“Siria es un país devastado. Cerca de la mitad de las infraestructuras han sido golpeadas o dañadas durante la guerra. Se ha vivido un éxodo terrible. Muchos sirios se han convertido en refugiados en los países del entorno o en Europa, sobre todo en los países nórdicos y principalmente en Alemania. Otros tantos se han convertido en desplazados internos. La crisis económica y el impacto de la pandemia también han tenido un efecto directo. La pobreza ha crecido de manera exponencial hasta afectar a cerca del 90% de la población”, explicó Ignacio Álvarez Osorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid.

Información adicional
Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes

AsiaNews / Vatican News / EuropaPress / RFI / Foto: Ismael Martínez – ACN

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