“La dimensión ética igualitaria del movimiento de Jesús inspira la teología feminista”

5:00 p m| 14 jul 17 (RD/BV).- Ivone Gebara es una de las principales referentes de la teología feminista de las últimas décadas, en el ámbito brasileño y también a nivel mundial. Ella misma se define como teóloga feminista de la liberación y es consciente que esta forma de posicionarse condiciona su forma de entender el cristianismo.

En esta entrevista, muestra su pensamiento en relación al mundo femenino dentro de la Iglesia católica, a la que acusa de dejarse influenciar más por modelos culturales que por el propio mensaje de Jesucristo, dando a entender que las tentativas de cambios que ha querido llevar a cabo el Papa en referencia a las mujeres son actitudes que, en su opinión, no van a provocar por ahora ninguna novedad importante.

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Su actitud crítica ha provocado rechazo en muchos ámbitos eclesiales, muchas veces venidos de personas que no indagan en los presupuestos que están en la base de la reflexión teológica de la religiosa brasileña, quien siempre ha dejado claro de que lado se sitúa, el de los colectivos marginados dentro de la sociedad y de la propia Iglesia.

-¿Por qué es tan difícil asumir en la Iglesia Católica una visión de la teología desde lo femenino?

La Iglesia no tiene dificultad para asumir lo femenino a partir de su modelo, o sea, a partir de su visión de las relaciones humanas y del lugar que determinó que ocupase lo femenino. En esa visión existe una prioridad casi ontológica de los hombres en relación a las mujeres, dado que son ellos la primera imagen de Dios, aquella que puede representar a Cristo.

Esta teología es todavía la teología vigente y no fue creada necesariamente por la Iglesia, sino por la cultura greco-romana que marcó la formación de la teología cristiana. Los procesos culturales son muy lentos y envuelven una complejidad de comportamientos y mociones que no siempre son sumisas a nuestras racionalizaciones.

Creo que va a tardar todavía mucho tiempo para que se lleve a cabo un cambio antropológico igualitario en el mundo y en la Iglesia.

-Desde su punto de vista, ¿cuáles fueron las causas de la tentativa de someter a la mujer dentro del cristianismo y después del catolicismo a lo largo de la historia?

Creo que copiamos los modelos de otras culturas e hicimos de esos modelos la voluntad de Dios y de Jesucristo. E infelizmente la mayoría de la enseñanza de la teología todavía ministradas en los Institutos y Facultades de Teología, y también en las parroquias, se hace a partir de una visión jerárquica del ser humano, no sólo del género, sino también de las razas y clases sociales.

La Iglesia no cambia independiente del mundo. La Iglesia como institución difícilmente asumiría una postura de justicia e igualdad de género diferente a la del mundo. Hasta va a combatir al mundo creyendo que obedece a la voluntad divina. No se pregunta si de hecho hay una voluntad divina tan desigual e injusta, si de hecho esa visión no supone mantener un modelo de poder ya ultra pasado con rasgos totalitarios muy marcados.

-¿Someter a la mujer no es una actitud contraria a la novedad que Jesús quiso instaurar?

Jesús no fue feminista. El feminismo es un movimiento contemporáneo. Pero en la tradición de Jesús, en el Movimiento de Jesús, encontramos una dimensión ética igualitaria en la línea de los derechos de las personas que es inspiradora de las teologías feministas de nuestro tiempo. Pero es necesario tener los ojos y los oídos abiertos para percibir eso en los Evangelios.

-La llegada del Papa Francisco trajo una nueva política eclesiástica en referencia a las mujeres. ¿Piensa que es suficiente con esas nuevas actitudes o es necesario ser más radical? ¿Qué opina de la propuesta de ordenar diaconisas?

No creo que el Papa Francisco haya traído una nueva política eclesiástica en relación a las mujeres. Ha traído muchas cosas importantes, pero no en relación a las mujeres. El proyecto del diaconado femenino todavía está al “baño María”, y no creo que tenga oportunidad de salir del papel y de las reuniones en las que se discuten eternamente las mismas cosas.

El Papa rechaza la palabra feminismo, la expresión “relaciones de género”, la expresión “hermenéutica feminista” de la Biblia, patriarcalismo y otras mediaciones importantes para la teología feminista de la liberación.

Él cree que se debe hacer una teología para las mujeres, lo que es una enorme ingenuidad en relación a lo que ya hicimos en medio siglo de actividad en diferentes partes del mundo. Creo que los cambios tienen que darse en las comunidades, en los barrios, en la vida cotidiana de las personas antes de aparecer como decretos del Papa o de algún obispo.

-¿Una Iglesia donde las mujeres no están en un plano de igualdad con los hombres, puede entrar en diálogo con la sociedad actual?

Creo que hay una enorme dificultad para entrar en diálogo con los problemas del mundo actual. Y esto en parte porque la Iglesia jerárquica, aquella que detenta la autoridad sobre las comunidades católicas, piensa que el mensaje del Evangelio es un paquete cerrado que ellos tienen la función de entregar a los fieles.

No abren las puertas para pensar en la herencia de Jesús para el mundo de hoy a partir de una ética plural, pero al mismo tiempo centrada en el amor y el respeto a las personas. El éxito de la Iglesia, salvo raras excepciones, todavía está en el devocionismo de masas, en los milagros, en los santuarios, o sea, en aquello que se expresa como una religiosidad que se entrega para el consumo de la gente.

No creo que esto sea muy educativo, sobre todo en los tiempos actuales. Acompaña apenas las necesidades de un pueblo huérfano de líderes y de cuidado de unos para con los otros. Un pueblo donde el hambre de paz y de salud, lleva casi necesariamente a esperar de las fuerzas sobrehumanas lo que las fuerzas de la tierra podrían ofrecer.

Infelizmente el Papa continúa creando beatos, santos y santas, tal vez hasta medio forzado por las fuerzas conservadoras que le rodean. Pero no me parece un buen camino para el crecimiento de la responsabilidad colectiva en un mundo cruel como el nuestro.

-Últimamente, usted ha abordado temas relacionados con la ecoteología. ¿El cristianismo debe enfrentar esa dimensión como un aspecto fundamental de reflexión?

He trabajado algunas cuestiones de ecoteología, pero en una línea filosófica ecofeminista, a partir de la cual insisto en la interdependencia de todas las cosas. Esto exige sin duda una lectura interesante de la Biblia y un hacer teológico diferente.

Pienso que la teología actual de nuestras Iglesias apenas arregla las cosas. En otras palabras, incluye un tema de moda en una estructura teológica del pasado como si la necesaria revisión de los conceptos no fuese una necesidad.

-¿La Encíclica Laudato Si ha ayudado en esta visión teológica? ¿A partir de ella hay mas conciencia sobre la importancia de la reflexión sobre esos aspectos?

La Encíclica Laudato Si me parece un documento con informaciones importantes sobre las cuestiones relativas a la ecología y especialmente a las cuestiones climáticas, pero su teología es inadecuada.

En otros términos, su teología no recoge los apelos que la propia Encíclica afirma que son realizados por el mundo actual. Hay un desnivel y un choque de discursos en el interior del propio texto. Tenemos mucho camino a recorrer y cada día es necesario dar los pasos posibles.

Fuente:

Religión Digital

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