‘Habemus Papam’

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4.00 p m| LONDRES 26 ene. 12 (BV/THINKINGFAITH).- “Habemus Papam” o “Un Papa en Apuros” es la última película del italiano Nanni Moretti, en donde al morir el Papa se realiza un conclave para elegir al sucesor, y este al ser elegido sufre dudas y miedos al saber que será el responsable de la conducción de mil millones de católicos en todo el mundo, cuestionamientos que nunca se tocaron en un film y que se pueden ver de una forma muy humana.

El cardenal Melville, un hombre tranquilo, modesto, sensible, es el escogido y se le pregunta oficialmente si está dispuesto a aceptar convertirse en Sumo Pontífice. Después de algunas dudas y con temor obvio, acepta a regañadientes. Pero en el anuncio desde el balcón de San Pedro entra en pánico cuando se da cuenta de las responsabilidades que está asumiendo. Esto, en realidad, es el corazón de la película.

En el centro de la película, está el propio hombre, interpretado con la calidez y la humanidad de Michel Piccoli: un hombre con dudas y miedos, miedo del peso que tiene la oficina papal que ahora está sobre sus hombros, inminente responsabilidad en la conducción de mil millones de católicos en todo el mundo y que es un punto de referencia para las grandes cuestiones de la vida.
¿Quién, en su sano juicio, podría aceptar un trabajo de tal magnitud de buena gana y sin temores, a menos que se crea que es la voluntad de Dios y que Dios le dará la fuerza para llevar a cabo este puesto de enormes proporciones?

El nuevo Papa (que nunca asume un nombre) necesita tiempo y espacio para adaptarse. Él desaparece y supuestamente se encuentra en su apartamento privado para la oración y la contemplación antes de aparecer junto a San Pedro antes de mostrarse ante la masa de gente en la plaza de abajo, pero en realidad, se escapa por las calles de Roma, convirtiéndose en un personaje anónimo con dudas y remordimientos. El suyo es un viaje de preguntas y búsqueda, ayudado de alguna manera por su psicoanalista, pero en última instancia por su exploración personal y profundizando en su pasado y en su alma.

En términos de credibilidad, Habemus Papam es una película de dos partes. Por un lado, Piccoli fue totalmente razonable y creíble. Uno puede identificarse totalmente con él y hasta nos podríamos llegar a preguntar ¿Fue un “verdadero” Papa?

Se puede ver algo de Angelo Roncalli (Papa Juan XXIII) en él, y ciertamente también de Juan Pablo I.

El largo período de sufrimiento antes de la muerte de Juan Pablo II se escuchaban también a las referencias, ya sea explícita o implícita, que si este hecho podría suceder. ¿Qué pasa si un cardenal, elegido en un cónclave, de pronto se asustó y preguntó si era digno o suficientemente fuerte como para aceptar el cargo de Sumo Pontífice, tal como se decidió mediante votación por sus compañeros de Cardenales?

Habemus Papam es una película muy amable, una película muy interesante. Y la representación de Michel Piccoli, de un hombre atormentado por las dudas y los temores es muy buena.

Visite la página oficial de esta película que ya se encuentra en nuestra cartelera.

Imagen: Web oficial.

Puntuación: 4.00 / Votos: 1

Buena Voz

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