El siguiente articulo pertenece al Dr. Daniel Eskibel Especialista en Psicologia Politica,quien gentilmente nos ha autorizado a reproducir algunos de sus trabajos y nos ha hecho llegar una felicitación a este Blog¿
Gianna
A QUIÉN LE HABLA EL DERROTADO?
Noviembre 2009. Uruguay. El veterano ex guerrillero de izquierdas
José Mujica gana las elecciones presidenciales. El gobernante
Frente Amplio es reelegido luego del gobierno de Tabaré Vázquez. Y
el opositor Partido Nacional vuelve a ser derrotado, como casi
siempre a lo largo de su historia (durante un siglo entero a manos
del Partido Colorado, ahora a manos del Frente Amplio).
La balada del derrotado
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En cada elección hay un solo triunfador. Los demás candidatos (a
Alcalde, a Gobernador, a Presidente) son derrotados. Pierden. Eso
lo sabemos. La mayoría pierde.
Pocas veces el perdedor analiza las causas de su derrota.
Es más frecuente que el perdedor distribuya las culpas. El culpable
es el otro partido, el que ganó. El culpable es la otra fracción
del mismo partido perdedor. El culpable es el conjunto de medios de
comunicación. O los politólogos, los encuestadores, los publicistas
o vaya a saber quién. Pero alguien tiene que llevarse esa maleta
pesada cargada de culpas.
Y cuanto menos analiza su derrota, más se enfila el partido hacia
la próxima derrota. La balada del derrotado es una canción triste,
monótona y reiterativa.
El ABC del resultado electoral
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¿Por qué se gana y por qué se pierde? En términos generales lo he
escrito en todas partes: porque se comprende mejor o peor la
psicología política del votante. Y punto.
Allí está la roca dura del resultado electoral. La clave. El ABC.
En la psicología del votante. Y en cómo ganadores y perdedores
trabajaron ese terreno.
Es obvio pero se olvida. En todo resultado electoral hay méritos
del triunfador. Aciertos, nos guste o no. Virtudes. Siempre. Y
también hay errores del derrotado. Siempre. Pensar lo contrario es
hacerse trampas al solitario.
Cambian los tiempos, las elecciones, los derrotados y los
triunfadores. Pero hay un error de comunicación política que
insiste en reiterarse en todas partes. Un error que aparece con
dura frecuencia en campañas electorales en todas partes del planeta.
Me refiero a cuando los candidatos le hablan a las minorías. Y solo
a ellas.
El profesor despistado
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Con cierta frecuencia me invitan desde diversas instituciones a
brindar clases, conferencias y seminarios. Eventos muy
disfrutables, claro está. Donde uno puede aportar a otros algo de
lo poco-mucho aprendido a lo largo de más de un cuarto de siglo en
el mundo de la psicología.
Me ayuda, también, la experiencia docente. Años que no fueron en
vano enseñando a nivel secundario, terciario, universitario y de
formación de docentes. Y me ayuda, también, la formación específica
en el área de la psicología de la comunicación. Que de eso se trata
cualquier clase, conferencia o seminario: de un acto de
comunicación.
Como la política, claro.
Pero comencemos por lo básico en la comunicación docente. ¿Qué es
casi lo primero que hacemos en un salón de clase o en una sala de
conferencias? Asegurarnos que le estamos hablando al público
adecuado. No a los que circulan por los pasillos, ni a los que
asisten a clase en otro salón ni a quienes viven en casas cercanas.
Sino a quienes asisten a nuestra clase o conferencia.
Simple.
Que la amplificación funcione adecuadamente. Que nuestro volumen de
voz sea adecuado. Que allá en el fondo del salón también nos
escuchen. Que nuestra letra en el pizarrón sea descifrable. Que
desde todos los ángulos puedan ver las diapositivas que presentamos.
Hablo en plural porque es la rutina que seguimos todos los docentes.
Pero imaginemos a un hipotético Profesor Despistado. Tiene un
auditorio de 40 personas pero desde el principio anuncia que
hablará solo para 2. A esos 2 es a los únicos que mira, a los
únicos que escucha y a los únicos que habla.
Despistado. Muy despistado el pobre profesor. Más despistado aún
cuando al finalizar la clase o conferencia se queja del
comportamiento de la mayoría de los asistentes. Que nadie aprende
nada, hombre. Que los muchachos de ahora no estudian, no leen y bla
bla bla.
Despistado.
Todo mensaje político tiene su destinatario
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Si se analiza la comunicación política de un candidato se descubre
a quién le está hablando. Porque los gestos políticos y el mensaje
construyen la imagen del destinatario, de aquel a quien está
destinada la comunicación.
Volvamos al caso de las elecciones presidenciales 2009 en Uruguay.
Analizando la comunicación política del Partido Nacional desde hace
ya unos cuantos años, y estudiando su campaña electoral reciente,
es relativamente fácil construir el perfil del destinatario de su
mensaje.
Se trata de un uruguayo que básicamente es de clase media y media
alta, heterosexual, casado, católico, conservador, formal,
respetuoso de la autoridad y de las jerarquías.
¿Sabes qué? Es la minoría del país. Relee el párrafo anterior,
relee el perfil: es la minoría del país.
Es cierto que en una campaña electoral no se le puede hablar a la
totalidad del electorado (sería como el profesor que habla también
para las clases vecinas y hasta para el vecindario). Pero una cosa
es segmentar y otra muy distinta es hablarle a una estricta minoría.
Hablarle a la minoría dejando que el adversario le hable a la
mayoría es lisa y llanamente un suicidio político.
¿El resultado electoral uruguayo? Lógica pura. Porque un error tan
grande se paga caro