La infidelidad en una relación amorosa, aparentemente sólida, es vivida como una traición imperdonable y dañina. Las grandes religiones la condenan como un pecado y las sociedades como una falta grave al matrimonio. Nadie quiere ser engañado, sobre todo al inicio de la relación, porque la primera traición es irreparable (Kundera, 1984).
En Perú, se usa, en forma despectiva, los términos cachudo y venado para hacer referencia a la persona engañada. Se utiliza dos palabras que derivan de los vocablos cacho y cuerno, porque en nuestra cultura los cachos y los cuernos simbolizan la falta de fidelidad conyugal. Como ejemplo de estas connotaciones, tenemos la siguiente manifestación:
¿Y este venado qué opina? Anda cuida a tu mujer. Ahora con quién estará sacandote la vuelta, cachudo. Cárdenas, Johnny. “El ‘Puma’ Carranza sobre Roberto y Gisela: “Seguro habrá un remember”.
El Comercio.pe. Comentario. 14 mayo 2010. http://bit.ly/eNp3Il Reg. 11 febrero 2011.
Como se observa, la persona engañada es tildada de venado y cachudo en el registro popular peruano. Hace unos meses, un artista de nuestro país hizo noticia por haber sido engañado por su pareja, quien le había confesado ser padre biológico de la hija. Los receptores de las noticias de espectáculo lo llamaban cachudo. Un ejemplo de uso es el siguiente, donde se presenta, a su turno, una analogía verbal de venado con venancio.
Ahora Melcochita ha quedado como un venado, es más, le van a decir por la calle Venancio. Matlab81 (seud.). “‘Melcochita’ no es el padre biológico de la hija de Monserrat Seminario”.
Perú.com. Sección Espectáculos. Comentario. Lima: 15 julio 2010. http://bit.ly/dMpwbG Reg. 11 febrero 2011.
Haber sido engañado tiene su huella en el registro popular. La lengua es el almacén de nuestros infortunios, desventuras y desgracias. Ella registra y archiva, pero también recicla.
Para algunas personas recuperarse de esta situación irreverente toma días, para otras no se concibe el engaño. Unos perdonan, otros se vengan. El adulterio, por ejemplo, ha acarreado la muerte de la pareja infiel en muchas culturas, como la nigeriana donde se lapida hasta la muerte. En la lengua, la infidelidad se paga con la designación de calificativos identificativos, vejatorios o burlescos. La lengua señala, acusa, dictamina.
En nuestro país, se usa dos vocablos usuales para designar a la persona infiel: sacavueltero y tramposo. La primera palabra está formada por un proceso morfológico de parasíntesis, la segunda por una derivación. Ambos adjetivos se emplean para hacer referencia a la persona que engaña a su pareja con otra. Sin lugar a dudas, la infidelidad tiene su huella en el lenguaje popular. Los siguientes ejemplos muestran el empleo de estos vocablos.
La excongresista fujimorista Martha Chávez calificó de ‘sacavueltero’ al director general de la Policía, Miguel Hidalgo Medina, al comentar que si le fue infiel a su esposa, también podría ‘sacarle la vuelta’ a la institución policial a la que pertenece.
“Ex congresista Martha Chávez llama ‘sacavueltero’ al general Miguel Hidalgo y pide su destitución”. Peru.com. 16 abril 2010. http://bit.ly/94Bv1z Reg. 11 febrero 2011.
Mujer se cansó de maltratos y en plena discusión lo cortó. Después lo llevó a hospital y dijo que fue atacado en la calle por desconocidos: de cuchillazo mata marido pegalón y tramposo.
Ajá. Sección Noticias. Lima: 03 marzo 2004, p. 2.
Referencia bibliográfica
Kundera, Milan (1984). La insoportable levedad del ser. República Checa.
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¿Cómo citar esta fuente?
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14 febrero, 2011 at 10:52 am
Marco:
Muy interesante tu artículo acerca de La infidelidad en la lengua, a veces no nos percatamos de ello y ponemos atención a cosas que no tienen importancia. Primera vez que entro a tu blog y me ha agradado. Jóvenes como tú son valiosos.
Magda carranza